Gehard Cartay | El diálogo, otro cuento chino

Vuelven algunos sectores a replantear la necesidad de dialogar para intentar una salida a la gravísima e inmensa crisis que sufre el país bajo el Madurato.
Esta vez la propuesta surgió de la embajada de Suiza en Caracas invitando a un encuentro para analizar el anuncio del régimen sobre otra supuesta Constituyente, cuyo objetivo real se ignora y que puede resultar un nuevo zarpazo para profundizar el modelo antidemocrático y autoritario del régimen. Ciertos personajes fueron invitados a discutir algo que se presume desconocen los auspiciadores suizos (?) y también los convocados, quienes se supone actuaron en nombre propio.
Advirtamos de inicio que ante iniciativas como esa nadie en su sano juicio podría negar la necesidad de dialogar y negociar una salida a un conflicto de vida o muerte como el actual. El problema es que casi nadie cree que puedan arrojar resultados positivos para salir de la colosal crisis que nos acogota, tal como lo han demostrado varios intentos de diálogo durante los últimos 25 años. La gran mayoría lo duda en razón de que el régimen nunca ha sido confiable en esta materia.
Todavía se recuerda cómo en 2004 su extinto jefe único se burló de los acuerdos del “diálogo” promovido por la OEA y el Centro Carter. O después, en 2014, cuando se sentaron a “dialogar” Maduro y su cúpula con representantes de la MUD, convirtiendo aquello en otra burla más. Lo mismo ocurrió en 2017, al intentarse otra ronda de conversaciones en alguna isla caribeña. Luego vinieron los fulanos diálogos en México. Todos fracasaron por la falta de palabra del Madurato.
De modo que dudar que estas iniciativas de diálogo pudieran producir resultados positivos no es pesimismo, sino realismo. Tampoco es una posición extremista. Simplemente, resulta algo lógico en virtud de las experiencias vividas hasta ahora y frente a las cuales nadie puede llamarse a engaño.
Ahora que algunos vuelven a replantear el tema del diálogo y las negociaciones entre el régimen y la oposición democrática no hay que olvidar los precedentes en esta materia, como tampoco la táctica del primero que siempre consiste en ganar tiempo y luego desconocer los acuerdos que puedan alcanzarse.
El asunto es que el régimen nunca ha creído en diálogos y ha optado por desconocer y perseguir a la oposición democrática desde sus inicios. Este martes 28 de enero quien funge como presidente de la Asamblea Nacional del Madurato anunció que no van a dialogar con la oposición verdadera porque dizque son terroristas y no han reconocido a Maduro.
La urgencia de una salida a nuestra colosal crisis comienza, como resulta obvio, en el plano político y electoral y debe conducir a la sustitución del actual estado de cosas. Y eso significa, ni más ni menos, respetar la voluntad nacional de cambio expresada contundentemente el 28 de julio de 2024.
Porque pensar que la actual ruina económica del país, la destrucción del aparato productivo nacional -tanto público como privado-, el alto costo de la vida, la hiperinflación, la diáspora, la especulación y la carestía, entre otras calamidades, junto al creciente autoritarismo y la destrucción de la democracia, se van a resolver en una fulana “mesa de diálogo” es una mentira descomunal. Aquí los pañitos de agua tibia no sirven.
Porque también es menester insistir que estamos ante un régimen que viola sistemáticamente la Constitución y las leyes, persiguiendo y judicializando a sus adversarios, todo lo cual significa que niega un principio democrático fundamental, como lo es el respeto a la opinión de quienes no piensan como ellos.
Mientras el régimen no demuestre sincero interés en dialogar y facilitar una salida a la inmensa crisis que padecemos los venezolanos, cualquier iniciativa al respecto continuará siendo inviable e imposible.
Gehard Cartay, el autor de este trabajo fue gobernador del estado Barinas en el gobierno democratico presidido por Luis Herrera Campins.
Editado por los Papeles del CREM, el 1 de febrero del año 2025. Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca. [email protected]