El diario plural del Zulia

Federico Jiménez Losantos | La desarticulación de las democracias

La izquierda, dueña de los medios como nunca, abraza cualquier totalitarismo exótico, desde Maduro a Hamas, y a cualquier majadería anticapitalista 'econecia' y 'woke'

Desde el golpe de Estado de Lenin, en enero de 1918, cuando inauguró la saga de los Maduros cerrando el Parlamento recién elegido y exterminando a los demás partidos, en especial, al que había doblado en escaños a los bolcheviques, el Social Revolucionario, nunca ha habido una rebelión popular anticomunista tan extraordinaria como la de Venezuela. Tampoco menos apoyada por los regímenes democráticos. Los alzamientos de Alemania del Este, Hungría, Checoslovaquia o Polonia, ahogados en sangre por el Ejército Rojo, siempre tuvieron el apoyo de las formaciones partidarias de la democracia y de la izquierda socialdemócrata. Y si antes de la II Guerra Mundial, la izquierda -laboristas, masones franceses- apoyaron tácitamente a los comunistas, desde 1945 apoyaban, al menos de palabra, a los disidentes de Moscú. Hasta el PCE, sumiso a Stalin cuando se repartió Polonia con Hitler, condenó la invasión de Checoslovaquia en 1968, aplaudida por Castro, porque la política de reconciliación nacional debía apoyar la democracia dentro y fuera. La credibilidad del PCE en la Transición se forjó contra los tanques de Praga.

El contraste con la reacción de la UE y Estados Unidos ante el fraude y la salvaje represión de Caracas no puede ser mayor. Nunca los disidentes rusos, de Europa del Este, americanos o chinos han tenido mucho eco, la verdad, pero se daba por hecho el apoyo mediático, institucional y de las organizaciones de Derechos Humanos no colonizadas por la izquierda. Liberales, democristianos y socialdemócratas estábamos unidos frente al totalitarismo. Siempre.

Desde la caída del Muro, todo ha ido a peor. Las democracias han prescindido de cualquier factor moral para hacer negocios con las dictaduras comunistas o islamistas. Y la izquierda, dueña de los medios como nunca, abraza cualquier totalitarismo exótico, desde Maduro a Hamas, y a cualquier majadería anticapitalista econecia y woke. Del liberalismo militante de Reagan y Thatcher no queda nada. De la socialdemocracia de Schmidt, menos. Desde la implosión de la URSS en 1991, las democracias han prescindido más que nunca de la ética. Ya nadie pregunta por los derechos humanos en Pekín, Kabul o Teherán. La crueldad con que la horda podemita insulta a los venezolanos libres da la medida de esa catástrofe moral.

Y si no somos capaces de ayudar a Venezuela, ¿cómo podremos defender a España?

https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2024/09/10/66e078cce9cf4ae66a8b458a.html

 

Editado por los Papeles del CREM, 11 de septiembre del año 2024.  Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca.  [email protected]

 

 

 

 

 

 

 

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