El diario plural del Zulia

Disertación de la Dra. Gloria Cuenca en la Academia de la Lengua de Venezuela

Los papeles del CREM

Espacio de libertad

Los papeles del CREM, aspiran ser un reflejo del pensamiento político, económico de la Venezuela actual y de  la Venezuela del futuro

Sr. Presidente de la Academia de la Lengua de Venezuela, Dr. Horacio Biord, Sra. Vice Presidenta de la Academia de la Lengua de Venezuela Dra, Iraida Sánchez de Ramirez, Sra. Secretaria de la Academia de la Lengua Dra. Rosalina García de Jiménez, Sr. Bibliotecario de la Academia de la Lengua de Venezuela, Dr. Ángel Rivas Dugarte, Srs. Miembros de esta institución, familiares, amigos, colegas. Señores y señoras.

Buenos días: Me invita, nuevamente, esta honorable academia a disertar. Ahora , sobre mi padre,el Dr. Humberto Cuenca Bohórquez. Lo acepto con gusto y placer. Espero que ustedes, comprendan que el amor, el respeto, la admiración que siempre sentí por mi padre, de alguna manera aflora en estas palabras, escritas desde lo más profundo de mi corazón, de mi alma, de mi mente. No pretendo, tampoco quiero ser objetiva. Es inútil, se trata de la persona de mi más grande afecto, junto a mi madre: mis creadores. Sólo Dios está por encima de ese inmenso amor y gratitud por mi venida a este mundo. ¿Cómo ser objetiva en estas circunstancias? Imposible. Hay sí un derroche de ternura, de admiración,  satisfacción y agradecimiento por que se me ha concedido esta oportunidad. Agradezco al Dr. Horacio Biord su amable y cordial invitación; y a este exclusivo recinto del saber, por permitirme expresar estas ideas. A mi sobrino, Profesor y Magister Gabriel Herrera Cuenca por su amable cooperación para que esta sesión se llevara a cabo. Muy agradecida a todos.

Decidí separar cada uno de los aspectos que trataré. Absolutamente, convencida de la integralidad de Humberto Cuenca, sin embargo, he dividido, para mejor determinar sus pasos en este ciclo vital, diferentes momentos de cada espacio.

Lo primero: una pequeña biografía.

El hombre, el padre.

El Jurista.

El Pedagogo.

El literato: ensayista, poeta, crítico literario.

El Ciudadano.

Historiador y Político.

Epílogo.

Pequeña Biografía esencial y recuerdos de infancia.

Humberto Cuenca nació en Maracaibo, el 9 de julio de 1911. Su padre fue el ilustre Ingeniero y pedagogo Dr. Raúl Cuenca León. Su madre, Doña Ángela Bohórquez Molero. Su primer protector: Eusebio, un pescador.

Su infancia transcurre, en un comienzo, a orillas del Lago de Maracaibo. Aprende muy pronto a nadar y disfruta la maravilla de ese lago, en el amanecer y en el atardecer. Tendrá experiencias imborrables para toda la vida: aprende a nadar, como se hacía; lo lanzan desde la orilla y, aprende o, se ahoga. Aprende, por supuesto. En oportunidad, nadando en su lago, (él lo sentía suyo) una manta raya se acerca, intenta evitarla, en vano. Lo pica en el píe, dejándole huella para toda la vida. Esto, para sorpresa y admiración de nosotros, sus hijos, cuando en sus píes morenos veíamos la cicatriz de la aventura. También, impacta en nosotros, cuando lo vemos dormido. Se tapa con una mano, la boca. Con curiosidad, pregunto, ¿Por qué te tapas la boca? Viene la anécdota: “dormía en una hamaca de pequeño, en Maracaibo, me quedo con la boca abierta y una cucaracha voladora se me mete por la boca”. Se despierta horrorizado y hasta su muerte, se tapará la boca con la mano, para dormir tranquilo.

Su padre, el Dr. Raúl Cuenca L. cuando   tiene 6 años, lo busca en casa de Eusebio, el maravilloso pescador que le ha dado refugio en la casa a orillas del Lago desde que nació, y lo lleva a vivir a la casa de su familia. El cambio es sorprendente. Sin embargo, el amor intenso de su padre, la acogida tierna de esa familia lo hacen comprender que es afortunado: será amado y protegido. No como ha hecho Eusebio, el amable y paternal pescador que lo mantuvo desde muy pequeñito en su casa, a orillas del Lago, sino, a partir de entonces dentro de una familia que lo acoge con afecto. Pronto, su padre se da cuenta de su inteligencia, de su talento sorprendente, de su afán por aprender y comprender. Su madrastra, Doña Lucrecia Carruyo de Cuenca, lo acepta con todo el amor posible. No es una madrasta, es una madre sustituta. Así como sus hermanos, todos mayores que él: Heberto, Hernando, Héctor, Hunaldo, y también, sus dos hermanas Celia e Hilda Cuenca Carruyo; le demuestran durante el tiempo que dura su permanencia en la casa paterna, fraternidad y afecto. Es el menor, se le considera un hermano más. Tendrá una especial empatía con su hermano Héctor. A lo largo de la vida, hasta la muerte del Dr. Héctor Cuenca C, los unirá una estrecha e importante amistad de hermanos, con solidaridad absoluta, que se prolongará en el tiempo.

Al terminar la primaria, su padre se da cuenta: tiene dotes de pedagogo. Su lenguaje, su verbo, su manera de hablar, llamó desde siempre la atención. De inmediato, lo pone en el Colegio “Instituto Maracaibo”, de su propiedad, para que enseñe a los más pequeños a leer y a escribir. Comienza a trabajar muy joven y cursa en ese mismo instituto estudios secundarios: el bachillerato. Termina en el tiempo justo: 4 años, como correspondía en esa época. Tiene 16 años. Una pasión intensa por descubrir, estudiar y aprender de la que se desprende la inmensa cantidad de sensaciones que muy rápido, en tres años más, volverá poesía en ese libro delicioso: Geografía Espiritual que se mantendrá inédito por décadas.

Esos poemas, plenos de una emoción juvenil, sin embargo, demuestran el recio carácter del autor. Están llenos de amores, de pasiones, también descubrimientos, contradicciones, dudas, interrogantes, respuestas, alabanzas, dolores, rabias, revelaciones, sorpresas, incógnitas y demás. Transmiten y hacen sentir al lector/a las inquietudes que van conformando al adulto que pronto será.

Al leer los poemas, no puedo olvidar, cuando después del abrumador trabajo de litigante en los Tribunales, o de sus amadas clases: de Historia Universal y de Venezuela, tomaba de su enorme biblioteca un libro y nos decía: “Vengan a oír.  Voy a leer tal poema”. Muy pequeños, mi hermano y yo, en la vieja casa, junto al patio interior, donde teníamos unas sillitas, nos sentábamos a escucharlo. A veces, no entendíamos nada. Otras veces, impactaba el nombre del poema y lo solíamos recordar: “Mi padre, el inmigrante” de Vicente Gerbasi, por ejemplo. ¿Qué es inmigrante, que significa?, ¿Quién lo diría? ¿¡No sabíamos lo que era!? ¡Parece imposible! Muchas veces, no preguntábamos. A veces por pena; otras, porque nos daba risa, y podía pensar que nos estábamos burlando. Seguíamos escuchando: “Margarita” de Rubén Darío, había otro poeta, cuyo nombre nos sorprendía: Amado Nervo. Con seriedad, nos preguntábamos: ¿Cómo alguien se puede llamar así? La pregunta era para nosotros dos, los hermanos; disimulando la risa. No nos atrevíamos a hacerla frente a él. En muchas oportunidades, leía los “Veinte poemas de amor y la Canción desesperada”, de Pablo Neruda, dirigidos a mi madre. Ella se ponía alegre y ¿tal vez sonrojada? Hacía énfasis en el poema 15: “Me gustas cuando callas, porque estás como ausente, me oyes desde lejos y mi voz no te toca, parece que un beso te cerrara la boca”. Luego, las miradas entre los dos, se hacían intensas. Demostraban, sin duda, como dice el poema de Andrés Eloy Blanco: “No me mires, mira que miran que nos miramos y en el mirar, comprenden que nos amamos”. Mi hermano y yo lo entendíamos; sentíamos el amor y la pasión allí contenida. Entonces, nos despedíamos con un beso, e íbamos a dormir.

Debo acotar, a causa de los terribles prejuicios sociales de la época, es a sus 14 años, cuando se encuentra con su madre adorada, Doña Ángela Bohórquez M. Al entrar en contacto con ella, se muda a su casa. Allí, su madre y otra hermana, ésta por parte de madre, la inolvidable tía Ayita, inicia la convivencia familiar. Siendo él, muy joven y al poco tiempo de terminar el bachillerato, el sostén de la familia. Da clases. Se emplea en la industria petrolera, por poco tiempo. Se horroriza del trato y las circunstancias que observa. No quiere continuar allí. Consigue más horas de clases.  Finalmente, toma la decisión de venirse a Caracas a empezar sus estudios de Derecho, en la Universidad Central de Venezuela. Inicia su carrera universitaria con 20 años. Se graduará a los 26, como corresponde a sus estudios. Este hombre, extraordinario, como padre, fue también un excelente esposo, mientras el amor que sentía por mi madre, se mantuvo. Sin embargo, cuando se le acabó el amor, decidió cambiar la vida y la pareja, siendo para siempre un buen padre. Fue coherente y lo demostrará con sus actos a lo largo de la vida. No más el buen y amante esposo que fue y que se conservó en el recuerdo de esa primera esposa, la Dra. Gisela Valladares V, quien nunca lo sustituyó, ni lo pudo olvidar. Puedo afirmarlo: un padre inolvidable, insustituible, valioso y único. También esposo incomparable. Somos, 4 hijos de esa relación Raúl, fallecido; sí la enfermedad y la muerte, no lo hubieran detenido, segura estoy tendríamos a un filósofo-poeta entre nosotros. Ángela, apasionada de los reactivos, los polímeros y de las fórmulas químicas, en su laboratorio, por allá en la bruma de la Simón Bolívar, Gisela, amante de la naturaleza, bióloga-ecóloga y mi persona, periodista hasta el final, curiosa, amante de la relación y las comunicaciones. Se volvió a casar dos veces más, con la Profesora Rosa Méndez, con quien tuvo una hija la Lic. Rosa Cuenca, Químico también. Ahora, dictando clases de literatura  hispano-americana, en París y con Rebeca Moreno, abogada (su viuda) con quien tuvo una hija, hoy antropóloga, metida entre libros, la Lic. Rebeca Cuenca Moreno. Antes de casarse tuvo una hija, Gladys Cuenca C, lamentablemente, también fallecida.

El padre.

Han transcurrido 58 años de su muerte prematura, el 16 de julio de 1965. Día de la Virgen del Carmen. No hay día que deje de pensar en él. Que lo olvide. Menos, al mirar el entorno y ver el desastre que se nos volvió la muy amada Venezuela.

Fue un padre amoroso, estricto, riguroso, generoso. A mi me enseñó, además de su pasión por la cultura y el saber, como se ama a los hijos. ¿Cómo y qué trascendencia tiene la Patria en nuestra vida? Insistía en eso, los viajes por Venezuela eran un curso de historia y geografía, en vivo. La honestidad, el comportarse con ética, el ser coherente en la vida era preocupación constante.  A pesar, de que se divorció de nuestra madre después de 15 años de casados, nunca olvidó su responsabilidad. Nos mantuvo afectiva y económicamente hasta su muerte. No hubo semana que no nos buscara. Siempre presente en nuestras vidas, preocupado por nosotros, especialmente, por la salud y la enfermedad incurable de mi hermano mayor, Raúl. Como un manto maravilloso de protección, nos arropó y cuidó por más tiempo del que la vida le otorgó. Al decir:  “Humberto Cuenca fue mi padre”, alumnos, clientes, familiares, amigos, abrieron sus brazos para recibirnos siempre, con amor,  afecto, agradecimiento y amistad. ¡Es la más grande herencia que hemos podido recibir! Su amor, sus enseñanzas, su pasión por Venezuela, su lealtad y solidaridad como amigo y padre. Inolvidable, esa paternidad ejercida siempre con afecto y amor o, con rigor y disciplina, cuando era necesario. No olvido jamás, la frase suya que me permitió salir de la confusión que sufría, al ser comunista: “Glorita, me dijo, mientras caminábamos por una calle en Roma, lo que quiero es que, seas una mujer de tu tiempo y de tu época”. Ante mis dudas y conflictos, esa frase era una inspiración constante: “ser de tu tiempo y de tu época”. Espero haber cumplido, y ser de mi tiempo y de mi época.

El Jurista.

¿En qué momento ese brillante abogado y mejor litigante se transforma en jurista? Ocurre, pienso yo, con la mezcla de sus diferentes intereses: ama la docencia, imparte clases de Derecho Procesal en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la UCV. Es un activo litigante, ejerciendo su verbo y conocimiento siempre en favor de quien tiene la razón, para hacer justicia. Profundiza cada vez más en la ciencia jurídica e inevitablemente, hace cada vez más intensa la investigación sobre las fuentes del derecho. Aquí interviene un hecho fortuito, en su vida personal. Su primera esposa, mi madre, sufre de artritis reumatoidea. Enfermedad, poco conocida en aquellos años aquí, viaja a los Estados Unidos para el tratamiento de ella. Va a Washington donde se maravilla con la famosa Biblioteca del Congreso, y allí, profundiza su conocimiento sobre el Derecho Procesal Romano. Mientras ella está hospitalizada, él se sumerge en esos estudios; investiga a fondo y se da cuenta de algo que expresará en numerosos momentos. Afirma que, nuestra “legislación es mestiza”, tal como el país. La raíz está en Roma, sin embargo, toma mucho del Derecho Francés y del Código Napoleónico.  Después de reflexionar e investigar, se da cuenta de qué, en la Ciencia Jurídica, en el Derecho, la forma, tiene que ir unida a la materia, al contenido. La forma en el derecho en general, es fundamental; no obstante, en el derecho procesal resulta imprescindible. Ética y Forma tienen una importancia decisiva. Humberto Cuenca afirma sin ambages, “el derecho procesal es una ciencia formal”. No puedo sino detenerme en este aspecto, por cuanto se ha expandido una creencia equivocada, relativa a la “poca” trascendencia de la forma. Existe, una corriente que auspicia y cree que la forma es superficial y anacrónica. Pretenden invalidar a Enmanuel Kant, el gran filósofo, que da a la forma el mayor peso a la hora de actuar con ética. Conservar la forma, llega a ser conservar el “ethos” como manera de ser y antecedente directo de la ética. En oportunidades, en nuestros días, sin ser abogada, horroriza ver a unos aprendices de leguleyos destrozar la forma jurídica. No se dan cuenta, ponen en evidencia, su ignorancia, al anular frecuentemente, sus alegatos por fallas de procedimiento. En alguna ocasión lo oí hablar sobre la trascendencia de cumplir los lapsos del proceso, de seguir rigurosamente, las fechas, el momento, para ejecutar acciones. Preocupado por esto, estudiando a fondo todo lo relativo a la ciencia jurídica, escribe varias monografías: “La Acción”; “La cita de Saneamiento y de Garantía”, “La Actividad Procesal”, “La citación en el Proceso Civil”, “El Derecho Procesal en Venezuela” “El Derecho en la Colonia”. También en la tesis doctoral se nota un indicador de lo que será su pensamiento: “La cosa Juzgada en el Derecho civil venezolano”. Así se llamó. Investigador innato, al revisar las maravillas que encuentra en esa biblioteca del Congreso, en Washington, se siente impulsado a investigar cada vez más. Progresivamente, profundiza en las fuentes del Derecho Romano y da forma a su gran libro: “Proceso Civil Romano”. Recibirá el Premio “Luis Sanojo” por este libro trascendental. Luego escribe 2 volúmenes sobre la Casación. Allí se nota su espíritu contestatario y hace la afirmación, que será constante en toda su bibliografía: “La Casación en Venezuela es mestiza”. ¿Afirmación certera, audaz, exagerada? Dejo a los estudiosos de la ciencia jurídica la interpretación. Es un jurista, un creador de doctrina, inspirado en los grandes del derecho italiano: Piero Calamandrei y Elias Carnelutti. Dejará inconclusa su obra:” Derecho procesal Civil"; alcanza a escribir dos tomos.  Deja en borradores incompletos los dos tomos finales. Los cambios en el Código de Procedimiento Civil, según dicen los abogados litigantes, no invalidan la parte doctrinaria de sus libros de derecho publicados.

El pedagogo.

Enseñar y aprender; aprender y enseñar, es una constante en su vida y una   manera particular de asumirla. Ser capaz de transmitir conocimientos, que se entiendan, se comprendan, y que luego se quiera profundizar, saber más; que se sienta la necesidad de compartir. Preguntar y repreguntar, es decir, además de pedagogo hay que ser buen comunicador. En ese momento, el conocimiento se vuelve circular y entramos en la relación comunicacional, donde el emisor pasa a ser receptor, y viceversa, de acuerdo a la ley de bivalencia, de Antonio Pasquali. El pedagogo y el comunicador aparecen al mismo tiempo, cuando se oyen sus clases.

Quienes tuvimos el privilegio de ser alumnos de Humberto Cuenca, podemos expresar este proceso sin confusión, ¡Ah! Sus clases, ¡Qué maravilla! Presentaba esquemas y los escribía en el pizarrón; progresivamente, explicaba mientras iba desarrollando, incentivando las preguntas de los alumnos, las reflexiones y cualquier aporte de parte de los estudiantes, o de él mismo. Caminaba a lo ancho de la sala de clase, hablaba con voz fuerte, emocionada, motivadora. Contagiaba amor por lo que enseñaba. “¿Ustedes se imaginan, dijo una vez, en las clases de Historia del Periodismo Venezolano, la emoción de Don Andrés Bello cuando salió el primer número de la Gaceta de Caracas?” Era su alumna, nunca pude olvidar ese momento.

También, cuando entusiasmado nos dijo: “¿Qué les parece? ¡Los alumnos descubrieron un diario, anterior al Diario de Avisos de 1837, en la Goleta el “Leander”, el barco de la expedición de Miranda! (Primer periódico diario de Venezuela) Se encontró que se imprimió un diario en esa circunstancia”.  La pasión al enseñar era contagiosa. De alguna manera conectaba con nuestras emociones, sentíamos su intensidad al transmitir sus enseñanzas, sus aprendizajes. Se enorgullecía de haber sido maestro de primaria, profesor de secundaria y también en la Universidad Central de Venezuela. A la que tanto quiso y, a la que legó su extraordinaria biblioteca.

Consideraba un privilegio, el haber pasado por todos los niveles del proceso de enseñanza-aprendizaje. Esta circunstancia le dio una perspectiva docente inigualable. Estudió también en el Instituto Pedagógico de Caracas, Mención Historia y Geografía, algunos alumnos, al salir de sus maravillosas clases, decían: “¡Qué profesor! ¡Qué bien maneja la didáctica y el lenguaje! ¡Qué profundidad sencilla la que demuestra y cómo se explica!” Cuando me dediqué a la docencia, tuve siempre presente sus clases: de cada una de ellas, siempre había algo trascendental que recordar. Fue inspirador para mí, a lo largo de mi carrera como docente universitaria.

Crítico literario, ensayista, poesía.

El libro de poemas, Geografía Espiritual, encontrado entre manuscritos perdidos, ha sido muy importante para entender su carácter, sus emociones y sus pasiones. Con emoción de descubridora, lo he leído varias veces. No me canso de hacerlo. Encuentro versos que me parece, rebelan, a su muy temprana edad, 19 años, lo que será en el futuro.

En el primero de los poemas, “El viaje interior” dice: “Yo he emprendido un viaje en mi mismo, he caminado mi ser por mil rutas íntimas y con la mente encendida de extraños panoramas y el espíritu afilado de nuevas sensaciones ¡he latido en versos la emoción de mis caminos!”

Sin duda, lo considero una manera poética y realista al mismo tiempo para describir sus emociones.   Se expresa sobre el proceso de introspección, al que tan temprano se somete, de manera espontánea, con metáforas. Nos muestra lo que ha hecho. Para finalmente aceptar, que ha vuelto versos sus emociones. Después de esto escribe “Biología del Paisaje”, para escribir posteriormente, “Biografía del Paisaje”. ¿Cómo fue posible esa pasión por lo nuestro, por nuestros paisajes, por nuestra naturaleza? Indudablemente, la respuesta para mí, está en su vida muy temprana en el marco de la naturaleza: haber pasado los primeros 6 años de su vida en la orilla del Lago de Maracaibo. Su Lago. Esta pasión desencadenada por la maravilla de la naturaleza venezolana aparece en forma de ciencia, en su hija la Dra. Gisela Cuenca, quien no se conforma con ver el paisaje, la naturaleza, el bosque nublado, sino que va al interior de la tierra y se apasiona con las micorrizas, encontrando un subsuelo, como ha dicho “tan bello como la superficie”. ¿Resulto apasionada al describir esto? Tal vez. Me conmociona, más que emocionarme. ¡Qué maravilla, de poemario y de poemas! ¡Qué encuentro más pleno con nuestra amada patria que esos poemas, dedicados al Índio y al Llanero! ¡Qué forma de amar tan completa! Esa se nota en el poema la “Estatua del Futuro”: “¡Mujer, tu vas a ser mi estatua del futuro, te esculpirán mis manos, con celos de hombre y afán de artista!” ¿Cómo no sentirse orgullosa y plena? Por mi parte, recibo, un maravilloso reconocimiento, a los pocos meses de nacida: “Gloria, Canto de Luz en la hondura de mi espíritu, bruma de ensueño en la mañana adolescente, sin ti el mundo sería pozo sin luz, incierto manantial sonámbulo” ¿Qué puedo decir? Ningún intento descalificador me puede dañar después de estas palabras.

Estos poemas, poco conocidos, reflejan- según mi opinión- que fue muy consciente de que, sus pasiones lo arropan, lo obligan de cierta manera a ser un huracán: en el amor, en el trabajo, como jurista y defensor de la ley, como patriota. Debo verlo también como humano. Sentía especial debilidad por las mujeres. Sin embargo, su pasión por las féminas, jamás lo hizo un machista, siempre quiso compartir con mujeres cultas, de alto nivel intelectual. Le horrorizaba la ignorancia. Admiraba la belleza de la mujer, siempre. Y, con la misma pasión se rendía ante la inteligencia, la preparación y la cultura de una mujer. Fui, junto a mis hermanas, beneficiarias de esta convicción.  Decía constantemente: “La mujer se debe preparar. Tener estudios y educarse, para tener una sólida formación”. “Las mujeres deben estudiar y formarse”. Era una prédica constante. Mis padres, abogados los dos, cada uno con temperamento, diferente. Sin embargo, ninguno de nosotros, sus hijos, quiso enfrentarse a una posible e inevitable competencia. Era demasiado fuerte y riesgoso ser abogado/a frente a semejante Titán del derecho. En la 3ra generación, mi brillante nieta, Carolina Gisela del Valle, ha aceptado ese desafío. Se gradúa de abogado y de internacionalista; su deseo dedicarse a la lucha por la aplicación de los sagrados Derechos Humanos. Confiemos en ella y en Dios para que logre sus sueños.  Con extraordinario verbo, gran inteligencia y mucha preparación y valentía, será digna descendiente del bisabuelo Humberto Cuenca B.

Hubo en él, una pasión por la literatura, que lo lleva a hacer una mezcla fantástica en ese libro maravilloso:” Imagen Literaria del Periodismo”. Como periodista-comunicóloga no puedo sino agradecerle al profesor, al pedagogo, al investigador y al ensayista por sus aportes, novedosos en la conformación del periodismo. Primero, señala con absoluta certeza, “el estilo del periodismo es existencial”. No es el momento para insistir en esto, pero es así. El fundamento filosófico del periodismo es la filosofía existencial. Luego, en páginas que se han olvidado en estos tiempos señala con asertividad: “El periódico es la memoria integral del hombre”. ¿Qué habría dicho ante la desaparición de sus periódicos dilectos? Odiaba la censura y destaca en páginas de ese libro citado el horror vivido tanto, durante la dictadura de Gómez, como en la de Pérez Jiménez. Poniendo fotografías que nos dan a conocer todo tipo de periódicos: los del gobierno y los de la oposición. En esa década de los 25 a los 35 años, es de gran fecundidad literaria. Se gradúa de abogado y escribe dos libros de crítica literaria: José Ramón Yépez, biografía y Jesús Semprún, también de crítica literaria. Son ensayos, que permiten reconocer al escritor que se está forjando en medio de su apasionada labor docente y el ejercicio de lo que será su profesión: la de abogado litigante, para ser después jurista.

5.El ciudadano.

Sin duda fue un ciudadano ejemplar. Seguía la Ley, tal como la enseñaba. Cumplía las normas. Le horrorizaba el contrabando y toda forma de especulación contra el Estado. Tenía muy claro el concepto de Estado y el del Gobierno,separación casi inexistente en nuestros días. “No confundir a Venezuela, el Estado, su gente, con el régimen”, solía decir en los tiempos complejos de la Dictadura de Pérez Jiménez.

Como ciudadano ejemplar, cumplía la ley y nos enseñaba a nosotros a cumplirla. Insistentemente decía: “aceptar las normas, cumplirlas, produce una gran satisfacción”. Otras veces nos decía: “Hacer lo correcto, para sentirse bien, es fundamental”. Sin embargo, lo más pedagógico, era verlo cumplir a diario con las normas de vida y convivencia, además de las normas ciudadanas. Respetar las luces, cumplir con las normas de tránsito, ir a misa todos los domingos. Sí, era un católico practicante. Cuestión qué a él, no le produjo conflicto con su militancia de izquierda revolucionaria: “Creo en Dios y la otra vida, decía siempre”. Fue además un precursor de la vida sana. Hacia mucho ejercicio, caminaba y subía a la montaña “El Ávila” desde siempre, antes de que se volviera moda. Jugaba al tenis todas las semanas, nadaba. Aprendió a pescar para calmar su tensión, lo que hacia constantemente, yendo a la playa. Caminaba en el Parque del Este, para estar activo y no engordar. No le gustaban los gordos, menos estar gordo. Jamás lo fue. No bebía, ni fumaba. Cuidaba de la salud y a pesar de eso murió joven. No lo ayudaba su carácter, irascible, violento, apasionado.

6.Historiador y Político.

Toca ahora, hablar sobre la parte más polémica de su vida. ¿por qué la combino con la historia? Por cuanto siempre fue un apasionado de la Historia universal, la regional y la de Venezuela y ese es el aspecto que encadena con la última parte de su vida al hacerse un político militante. Como profesor de historia, egresado del Instituto Pedagógico de Caracas, como he narrado, la historia era para él, como dice Cicerón: “Magistra Vita”; es decir, “Maestra de la Vida”. Consideraba que si no se estudiaba historia ocurría una especie de “amputación intelectual”. Al punto que entre sus papeles hay numerosos escritos históricos, y había anunciado en la primera etapa de su vida, que estaba preparando un libro: “Lecciones de Historia Universal”. Por lo corto de su vida, lo dejó en borradores. No menor era su interés y pasión por la Historia de Venezuela. Pasión que despertó, también en nosotros, con ese verbo extraordinario y arrollador al hacer las narraciones de los grandes eventos de la historia Patria. De ese conocimiento, por los procesos que atravesó nuestro país, decía que: “el político en Venezuela, tenía segura la cárcel.

Era un espacio del que no se salvarían”. Uno de los grandes periodistas, escritor y humanista, además de político de la causa conservadora, en el Siglo XIX, Juan Vicente González se refería a la prisión “como mi solitario apartamento”. Entraba y salía de la cárcel con frecuencia de acuerdo a los juicios de imprenta a los que constantemente, era sometido. Con esta idea en la mente, cuando nos anunció que había aceptado encabezar las planchas de Acción Democrática en Caracas, como Senador, en la primera elección en democracia, en la República Civil, de inmediato nos rebotaron las palabras, de la posibilidad de meterse en la política, y la probabilidad certera de ir a la cárcel. Le recordé esas palabras, me dijo convencido: “Es posible, pero recuerda, si termino en la cárcel, será con dignidad”.

Fue factor determinante en la preparación y divulgación del interesante “Manifiesto de los Intelectuales”, que sale a la luz pública entre diciembre de 1957 y el comienzo de enero de 1958, encabezado por la prestigiosa presencia de Don Mariano Picón Salas. Asume el compromiso de organizar el “Comité de Defensa de la Revolución Cubana” y logra: “Un millón de bs. para la Sierra”. Por supuesto, para entregarlo a los rebeldes de la Sierra Maestra. El 1 de enero del 1959, cae el Gobierno de Batista, y 22 días después Fidel Castro es recibido como héroe en nuestro país. Humberto Cuenca estará en primera fila al lado de la Revolución Cubana, y como todos los románticos de América Latina y el mundo, empieza a soñar con importar a Venezuela, un proceso parecido. Se descalifica, en ese momento, el importante logro que se realizaba aquí, en nuestra Venezuela, con un gran proceso democrático y democratizador.

Hago una breve reflexión: no entendíamos los venezolanos, en aquellos momentos, pienso yo, que la democracia no es perfecta, si perfectible, como decía el Dr. Luis Herrera C. Esa consciencia es fundamental para lograr la ruta adecuada a la necesidad democratizadora. Por otra parte, la democracia es lenta. (Expresión, tampoco mía.  La dijo el historiador Dr. Manuel Caballero, (QEPD) unos años antes de morir.) Claro, se trata de “poner de acuerdo” a diferentes partes, pensamientos diversos, ideologías que se complementan y otras, que son contradictorias, también. ¿Cómo no pensar el tiempo que se requiere para lograr acuerdos y lo mejor, consensos? Los apurados, quisimos tomar una trocha o pica para acortar camino: ¡grave error! La ruta democrática es lenta, frente a la atropelladora prisa, apresurada, sin límites de la Revolución, en apariencia.

En aquellos años, la Revolución Cubana, se constituyó en una suerte de espejo para nuestra joven democracia. Al menos así lo creímos. Invitan a Humberto Cuenca a la celebración del triunfo de los 10 años de la Revolución China, ha transcurrido una década. Diez años de la toma del poder político por Mao Tse Tung. Ha logrado ese país un importante avance: recuérdese se trata del período denominado la Nueva Democracia. No se ha decretado el comunismo. Todo eso ocurrirá con el “Gran Salto Adelante”, la colectivización del campo y la creación de las comunas; para finalmente decretar la “Revolución Cultural”.

La misión venezolana, donde participa Humberto Cuenca que visita China Popular, es en 1959. Luego ocurre la política tramposa: “Que 100 flores se abran, que compitan 100 escuelas ideológicas”. Son los primeros años de la década de los 60. Él, seguía con pasión, lo que decía y hacía el presidente Mao: “El tiempo sopla del este” famosa e inolvidable frase, la asume y la repite. Visita la Unión Soviética, encuentra muchos defectos, problemas diversos, autoritarismo, entre otros aspectos. Pasa por Praga, en la antigua Checoeslovaquia. En reuniones con los colegas universitarios sostiene conversaciones, donde le manifiestan su pesar por la falta de libertad, específicamente de la libertad de cátedra. Finalmente llega a Pekín, que como he comentado, todavía no ha entrado, completamente, el comunismo. Esta en el poder el Partido Comunista de China, en efecto; se decretó el 1 de octubre de 1959, la República Popular China. Se dio inició a la etapa de la Nueva Democracia. ¿Qué ocurre? Con un extraordinario interprete del chino al castellano, pagado por el Partido Comunista Chino, con la euforia revolucionaria y sus ilusiones, todo resulta perfecto. Han logrado, es cierto, muchas cuestiones importantes. En materia de higiene y sanidad, las grandes ciudades eran el hábitat normal de ratas, ratones y demás depredadores y contaminantes.

Con campañas de educación, lo superan. Han derrotado al Japón, enemigo tradicional, con la ayuda, no expresa, de Estados Unidos, al lanzar las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Comienzan un gran sistema de educación para alfabetizar a esa gigantesca población. Presumen: cada chino tendrá un tazón de arroz y una taza de té. Estamos hablando de 1 300 millones de habitantes, en aquellos años. No hay hambrunas, que se sepa, en ese momento. Hay, todavía, una mediana libertad de pensamiento y expresión. Circulan varios periódicos: “El Remin Ribao,” “Diario del pueblo” con una modesta edición de un millón de ejemplares diarios. (Piénsese en el tamaño de la población.) Habla con total libertad con los colegas de la universidad y sale, literalmente encantado, de esa maravilla, donde se expresa con toda libertad. Regresa a Venezuela y funda la Asociación de Amistad Chino-venezolana, de la cual será presidente hasta su muerte. Cuando aparece la política “Qué cien flores se abran, que compitan cien escuelas ideológicas”, hacia 1962, la poesía implícita en la consigna lo fascina. Habla y escribe al respecto, sin sospechar la trampa que encierra. En efecto, de lo que se trata es, descubrir quién piensa distinto, quién puede ser un posible disidente, al estimular la posible competencia, se invita a qué se explicite cuál es la ideología de ese intelectual. Es a los intelectuales, a quienes está referida, específicamente, la invitación de que, “compitan”.

Ahora sabemos que, desde 1956, cuando el presidente Mao, viajó a Moscú, al XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética, se sintió molesto por las palabras ¿revisionistas? del Primer ministro, Nikita Krouchev. (Recuérdese:  José Stalin murió el 5 de marzo de 1953) Según sus amigos, dirigentes y militantes cercanos, Mao salió muy preocupado al ver como en la Unión Soviética se iniciaba, lo que se conoció como “El deshielo”. Consideró que era un movimiento reaccionario y contra revolucionario, muy peligroso. Desde ese momento, empieza a pensar, más bien a elucubrar, ¿Cómo hacer para garantizar que la revolución no se pierda? Ha visto y constatado: la Unión Soviética cambió la super estructura económica: el campo se colectivizó, surgieron las comunas, la parte de la industria, ha avanzado mucho, sin embargo, no se cumple la predicción de Marx, lo relativo a la conciencia de clase en sí y para sí; no existe. La gente no quiere el comunismo. Quieren libertad y alimentos. Propone, entonces, el presidente Mao, el gran Salto Adelante; un proceso de industrialización acelerado, donde obliga a entregar todo lo que era hierro para ese gran momento. ¿La falla es porque los obreros no son la vanguardia de la revolución, sino los campesinos? Preguntas que no tienen respuesta. La cuestión que se evidencia, es: la gente sigue inconforme, pasando penurias, y se desata la hambruna al obligar a la gente a dejar el campo; no quieren el comunismo, siguen creyendo en Dios, en Confucio y Mencio, los venerados filósofos que dan base a las creencias morales y espirituales del pueblo chino. Intelectuales, científicos, sabios asumen una posición crítica frente al estado de cosas. Muerto Stalin salen a flote todos los horrores de su persecución. Asesinatos, prisiones en las peores condiciones, toda clase de crímenes. Mao, se da cuenta, ¿o no?  que al parecer Marx se equivocó: Los cambios no son automáticos. La teoría al aplicarla a la práctica, único criterio de verdad, esto es lo que dicen ellos: no funciona. La transformación de la estructura, no afectó a la super estructura. Lo que constituía una Ley para los marxistas leninistas, no ocurrió. Nada de lo decretado y esperado, sucedió. Se decreta la Revolución Cultural (1966) y, Mao se transforma en el asesino más terrible de la historia de la humanidad, mueren mas de 60 millones de personas. Unas, por las persecuciones de los Guardias Rojos, otros, por las hambrunas que desata el desastre económico: las comunas y el “gran salto adelante” son un caos que hace olvidar toda esa primera etapa de la Nueva Democracia. Este intento de industrializar a la fuerza el país, se considera más bien un gran salto atrás.

Todo esto se sabe después de la muerte del presidente Mao, ocurrida en septiembre de 1976. Tres semanas después de su muerte, arrestan a los dirigentes seguidores de Mao, incluyendo a su viuda, la famosa Chiang Ching y a los otros 3 restantes de la “Banda de los 4”, los fusilan y les dan cadena perpetua a Madame Mao, quien se ahorca en prisión. Sube al poder el pragmático Deng Shiao Ping, rescatado de la cárcel y las persecuciones: “No importa de que color sea el gato, lo que importa es que cace ratón”. Esa es la consigna. Dando inicio a la gran recuperación de China.

La estructura económica capitalista se restablece, volviendo a imponer el derecho de propiedad. Se eliminan las comunas; se acaba la era de la industrialización obligada y, mantienen en la super estructura, la ideología totalitaria comunista. Sin decirlo, sin hacer ruido, pasan del socialismo, de regreso al capitalismo salvaje, sin importarles nada. Lo mismo harán Vietnam, Laos y Camboya. Cuba lo sabemos, con los 2 hermanos Castro, insisten en el error, con las consecuencias que conocemos.

Mientras, 10 años después, con el fin de la Unión Soviética, todos los países de la llamada órbita soviética o las democracias populares, se salen del comunismo y cada país escoge su camino.

Perdonen ustedes, este largo recuento. Necesitaba hacerlo, por cuanto, no me atrevo a corregir el pensamiento de mi padre, ni asegurar que habría hecho él ante tanta maldad, ignominia, ilegalidad, soberbia y abuso. Creo, por el conocimiento que tuve de él, por sus enseñanzas y valores que jamás habría soportado tal derroche de horrores. Hombre con alma democrática no habría estado del lado de ese terrible error histórico. Mucha gente se sorprende de que diga estas palabras. Creo que saben, vengo de Regreso de la Revolución. No me atrevo a decir que, Humberto Cuenca me habría dado la mano para regresar. Prefiero que cada quién haga su propia apreciación y saque sus conclusiones.

Toda esa pasión revolucionaria, lo llevó en tres oportunidades a la cárcel, como él decía con ”dignidad”. Lo pasó muy mal. Sin embargo, nunca pidió clemencia, ni piedad. Sin duda esos momentos terribles, cuando en la cárcel le quitaron la máquina de escribir y sus papeles, los que usaba para distraerse y seguir adelante, coadyuvan en ese infarto demoledor que lo conduce a la muerte. Como interesante anécdota de esos momentos, les cuento: siendo prisionero se sorprendió al observar la conducta de muchos de lo que ya estaban presos, o los que allí llegaban. Le preocupó mucho lo que vio. Eso lo llevó a hacer, una travesura, qué para bajar la tensión de mis palabras, les contaré. Adolfo Herrera Espinal, era el secretario, de la Federación de Centros de la Universidad, mi novio en aquellos años, mi esposo por 49 años, hasta su muerte. En un momento dado, estaban presos los dos: mi padre y mi novio. Sin embargo, papá preso en la DIGEPOL de aquellos años también, me dijo durante más de 5 días que Adolfo, no estaba preso, en ese sitio. Teníamos información de que sí estaba allí, incomunicado. Mi futura suegra y yo nos angustiamos mucho por esa contradicción. Al pasar unos días me dijo: “Glorita, Adolfo si está aquí. No te quería decir nada, lo estaba vigilando para saber si tiene ^tabaco en la vejiga^, si no se raja, ni pide perdón. Tienes mi bendición, te puedes casar con él, no ha hecho nada de lo que temía y me preocupaba. Está leyendo el “Ulises” de James Joyce, come chocolates, no se de dónde los saca. Está tranquilo. No se ha asustado”. Estaban en calabozos distintos, yo, como podía, enviaba muchos chocolates, sabía que él los compartiría. Papá llegó a sobornar a uno de los vigilantes, para que lo sacara de la celda y poder ver con sus ojos, cómo se portaba Adolfo. Volvimos a la vida, al saber que en efecto estaba allí. Cuando hablamos con Adolfo, le pregunté: “¿Y, mi papá, lo has visto?” Con calma dijo: “Si, se la pasa dando clases, explicando cuestiones de derecho, escribe en la máquina. Descansa poco”. No se dio cuenta de que estaba siendo vigilado, ¡Gracias a Dios! Él no podía dejar de escribir. En esta etapa publica un libro perseguido por la democracia representativa: “Ejército, Universidad y Revolución”. También escribe un libro sobre La Universidad Colonial, hermosa descripción de los avatares universitarios en la primera etapa de la existencia universitaria. De “Ejército, Universidad y Revolución”, se desglosa otro libro: “La Revolución Cubana.” Lleno de su pasión por esa causa.

Ese brillante pedagogo, mejor jurista y abogado, padre inolvidable y absolutamente imprescindible, murió recién cumplidos los 54 años. Este es un pequeño homenaje que rindo a su memoria, agradeciendo a esta Academia el permitirme expresar sin límites, este homenaje, para quienes lo conocieron y para quienes lo han hecho a través de su obraComo saben el nombre de Academia proviene del homenaje que el sabio Platón hizo al héroe griego Akademus. En el terreno que compró y le perteneció; fue enterrado allí. Platón, quien sabía que para los pensadores era fundamental el espacio “a salvo” para permitir la trascendencia de las reuniones de los científicos, los humanistas, literatos y los artistas, instaló allí la escuela de filosofía, en homenaje al joven griego. Aparentemente, en la actualidad, gracias a la inteligencia artificial, se ha logrado leer algunos papiros que hasta ahora eran ilegibles. En ellos, se ha encontrado donde está la Tumba de Platón. Pareciera que es en el Jardín de la Academia, para mejor ser recordado. Hermosa anécdota de recuerdo en esta privilegiada jornada de nostalgias y amorosos, intensos, contradictorios e inolvidables momentos. Como he dicho, la academia es- debe serlo- un “espacio a salvo” para la reflexión, el debate y las disquisiciones. ¡Que Dios la conserve así! Muchas gracias, agradecida, ¡Que Dios los bendiga!

Editado por los Papeles del CREM, 20 de julio del año 2024.  Responsable de la edición: Raúl Ochoa Cuenca.  [email protected]

 

 

 

 

 

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