Diálogo transparente y eficaz, por César Ramos Parra

No desearía encontrarme en los zapatos de quienes están representando al sector opositor, con quienes me identifico, en la mesa de diálogo que se ha establecido, para buscar una salida a la crisis política del país. Las críticas a sus ejecutorias, algunas convertidas en ofensas tildándolos de cobardes, entreguistas y toda clase de epítetos que siembran dudas sobre su conducta, no constituyen el voto de confianza que merecen recibir, para buscar a través del diálogo y la negociación con el Gobierno, mediada por el Vaticano, Unasur y otros actores internacionales, una salida en paz a nuestro delicado conflicto.
Cuando se acude a una negociación, evidentemente se tiene que tener claro que habrá que transigir entre las partes en pugna. Lo importante será elaborar una agenda de prioridades para jerarquizar en orden de importancia lo que se aspira alcanzar y lógicamente, tener presente que los valores y principios que sustentan una lucha, jamás podrán entrar en juego en ese proceso de negociación.
Desde hace 17 años Gobierno y oposición no dialogan en nuestro país. El hecho de que esta conducta que debe ser rutinaria en cualquier país democrático se esté desarrollando ahora, significa de entrada, que el Gobierno y el PSUV reconocen a la oposición como un actor de poder, equiparable a ellos, que ya no se le puede ningunear como lo hicieron en el pasado. Expresa de igual modo, que el desempeño de la MUD en la Asamblea Nacional, ha permitido nuclear las fuerzas opositoras consolidando la mayoría de la población, cuya confianza se afianzará con su transparente actuación de cara al país.
La presencia de una institución tan respetable como el Vaticano, facilitando este proceso de diálogo, debe darnos confianza a todos quienes aspiramos una salida pacífica y constitucional a nuestra crisis, puesto que una institución como la Iglesia Católica, es neutral y no puede alinearse con ninguno de los dos factores, ya que su desempeño se corresponderá con los principios y valores que preconiza el humanismo cristiano. Lo que aquí se está evitando es que estas serias dificultades que estamos padeciendo los venezolanos desencadenen en una lucha fratricida entre nosotros, de impredecibles consecuencias. Ello no impedirá que mantengamos la protesta, que redoblemos nuestras exigencias al Gobierno para demandar el respeto a la Constitución y al Estado de Derecho, en lo político-electoral, lo económico o los DD. HH., cuyas acciones deberán retomarse y enmarcarse dentro de una estrategia global planificada, dirigida en nuestro caso, por los factores democráticos congregados en la MUD, la cual establecerá la oportunidad más conveniente para efectuar dichas acciones.
El diálogo para impulsar la negociación transparente no puede considerarse una posición entreguista. Resultan lógicas las reservas de quienes piensan que podrían tratarse de tácticas dilatorias del régimen para ganar tiempo, liquidar el RR u otra alternativa que dé por concluido este gobierno o evadir acciones, determinados por la inconformidad y efervescencia popular, que se pueden tornar incontrolables. Tenemos que apostar a su éxito pero exigir resultados perentorios que satisfagan las expectativas libertarias del pueblo. El tiempo que transcurra hasta el 11 no será perdido. Es un tránsito necesario para concretar salidas o para que concluya el reloj de arena, que opera más en contra del régimen, determinando que la comunidad democrática nacional e internacional, esta última imprescindible para nosotros, se alíen sólidamente e impulsen las acciones unitarias y definitivas para restaurar nuestra democracia. ¡Paciencia Pueblo!