Diálogo: ¿oportunidad o pérdida de tiempo?, por Vladimir Villegas

Son absolutamente comprensibles las aprehensiones que existen con respecto al diálogo como mecanismo que permita resolver en paz las diferencias entre los venezolanos y abrir caminos a la solución de los graves problemas que padecemos en Venezuela. No es para menos.
Las experiencias que hemos tenido han sido cuando menos frustrantes. En lo personal, participé junto a Henri Falcón, Hiram Gaviria, Pedro Pablo Fernández y otros venezolanos no identificados con el actual gobierno en la iniciativa promovida por el presidente Nicolás Maduro denominada Conferencia de Paz, a la cual, por razones absolutamente respetables, no quiso sumarse la Mesa de la Unidad Democrática.
Esa iniciativa no dio resultados, a excepción de que de alguna manera sirvió de antesala a la recordada reunión gobierno-oposición en Miraflores, en la cual voceros de ambos sectores se dijeron de todo, pero no se escucharon. Les con eso que luego de haber participado de una iniciativa que naufragó básicamente por la falta de interés real de la partes por un diálogo franco y realmente productivo, también tengo mis reservas, mi buena dosis de escepticismo con respecto a lo que puedan lograr los ex presidentes José Luis Rodríguez Zapatero, Leonel Fernández y Martín Torrijos, y con respecto a que podamos, mediante el diálogo, encontrar vías para acuerdos mínimos.
Ese escepticismo aumenta cuando de lado y lado, cada quien con su argumento, se escuchan voces contrarias al diálogo, y cuando el Vaticano anuncia que la visita del canciller a Venezuela se suspendió o canceló por razones ajenas a la máxima representación de la Iglesia. ¿La negativa del gobierno venezolano a recibir al canciller del Estado Vaticano es la respuesta a la Carta que le enviara el Papa? ¿Se rechaza de plano la posibilidad de que Su Santidad Francisco apoye activamente un eventual proceso de diálogo en Venezuela? La respuesta es muy importante, porque permitiría valorar la real disposición del Presidente a sentarse con la oposición.
El pasado viernes participé, junto a Eduardo Fernández, Hiram Gaviria, Luis Fuenmayor Toro, Giuseppe Gianetto, Manuel Torres, Segundo Meléndez y Armando Gaviria, en una reunión con el expresidente Leonel Fernández, y allí cada quien expuso sus puntos de vista sobre este tema del diálogo. En lo particular le manifesté mi temor de que una vez más se pretenda utilizar el diálogo como una treta para ganar tiempo, lo cual a mi juicio sería una peligrosa manera de perder el tiempo.
Los expresidentes Rodríguez Zapatero, Fernández y Torrijos están al tanto de la gravedad de la crisis en el país. El diálogo, así lo veo yo, es una puerta a la paz y a la justicia, categorías que no pueden marchar por separado, y que en el caso de nuestro país están asociadas también al respeto a la voluntad popular y al sagrado contenido de la Carta Magna. Si dejamos que se cierre esa puerta corremos el riesgo de que siga escalando el conflicto en nuestro país. Y las cosas en Venezuela no están para juegos. Ojalá que, por el bien de la nación, tengan éxito.