Diálogo necesario por Rubia Luzardo
Los tiempos complejos que vive cada venezolano, exige la búsqueda del encuentro y ello requiere poner en práctica elementos concretos para la construcción del diálogo permitiendo discernir acuerdos que aclaren las incomprensiones y anule los odios existentes entre hermanos nacionales y connacionales, con el fin de mejorar las relaciones en nuestra sociedad y sembrar las bases de la convivencia de paz.
En este camino son diversos los actores convocados a sembrar estas bases sociales, y no sólo recae la responsabilidad en el Estado, las instituciones educativas, la familia, organizaciones sociales, políticas y culturales, también está a nivel del ciudadano común o del profesional que muchas veces influye en la consciencia social del otro, asumiendo que cada persona tiene su corresponsabilidad de cumplir con lo establecido en el ordenamiento jurídico nacional en relación a la promoción de los valores fundamentales como la paz, fraternidad y convivencia armónica.
Siendo lógico atribuir a la convivencia, la base del cumplimiento en la legítima reclamación de derechos individuales y colectivos por parte de personas o grupos, en los cuales se requiere la aceptación del derecho del otro en la búsqueda del consenso y no conflicto para la relación permanente y de paz.
En este caso el diálogo estará presente en la convergencia de los distintos pensamientos, cuando se reconoce la existencia del “otro” que piensa y tiene ideas diferentes, indudablemente es el camino a seguir en este gran país. En consecuencia, los venezolanos estamos llamado a establecer relaciones de diálogo, respeto que nos permita convivir societariamente en paz, sin discriminaciones de ningún tipo, y sembrando el amor de una sola familia como es la venezolana.
Ese es el clamor de la ciudadanía que días atrás se manifestó a través de la validación de la firma para convocar el Referéndum Revocatorio del Presidente de la República, con la esperanza puesta en los cambios necesarios que deben darse en el país, es una lectura obligatoria para los sectores de Gobierno. De igual manera, aplaudimos la buena voluntad que expone la disposición del diálogo nacional, no obstante, si no se comprende el clamor popular de una gran mayoría, no observamos una posibilidad de éxito en las iniciativas propuestas.
Por cuanto, el diálogo no se decreta, contrariamente es un proceso continuo en el cual se van cediendo espacios de reconocimiento del otro para el posible encuentro y edificación de unas bases sólidas en los acuerdos alcanzados.