El diario plural del Zulia

Ángel Montiel | Tres adjetivos para Petro

Escribir sobre Gustavo Petro es bien sencillo por que tres palabras lo definen. Son tres adjetivos totalmente negativos que describen la personalidad del actual presidente de Colombia provocador, incompetente y suinoso.

Quienes lo conocen lo califican además de mentiroso, ególatra y que rinde culto al odio.

Recientemente propuso a las cámaras legislativas colombianas una reforma para “mejorar las condiciones laborales de los trabajadores de acuerdo a las realidades sociales y económicas del país”. La astucia de Petro como un vulgar populista politiquero  propuso al senado adelantar las elecciones de 2026 y fue rechazada con una votación de 49 a 47 de los votos siguiendo los trámites de la ley.

Petro actuando como cualquier tirano tercermundista con una retórica populista decidió desconocer la derrota en el senado y convocar él a otra consulta violando la constitución que tiene la obligación de respetar, confirmando su visión autoritaria en el ejercicio del poder.

La constitución no ofrece dudas sobre esa  consulta que tiene que aprobarla el senado.

Hay quienes creen que porque Petro ganó la presidencia de Colombia y ser representante del “pueblo” puede violar la constitución  sistemáticamente, que equivocados están.

Seguir insistiendo desde el palacio de Nariño en firmar un decreto para convocar una consulta popular cuando hay una votación desfavorable por la mayoría del senado es alimentar la violencia.

Gustavo Petro ha puesto a prueba la paciencia de millones de colombianos que ven con asombro como una sola persona, apoyado por los más oscuros e inimaginables personajes, entrega al país a mafias y grupos irregulares que han tomado un fuerte impulso en lo que lleva de mandato.

La mal llamada Ley de Paz Total es un rotundo fracaso, los carteles de la droga, guerrilleros y para militares controlan gran parte del país donde no hay presencia del Estado colombiano, en una guerra cruel y dolorosa en la que el mismo  presidente de la república toma partido por un bando.

Ahora en un acto político en Bogotá atentan en contra del precandidato presidencial del partido opositor Centro Democrático Miguel Uribe,  quien recibió de un joven adolescente de 15 años y presunto sicario, tres impactos de bala dos en la cabeza y uno en la pierna izquierda y que lo mantiene entre la vida y la muerte, evidenciando como los grupos terroristas y las mafia de la droga se apoderan de toda Colombia.

El reclutar jóvenes es una práctica extendida en todo el país,  por grupos armados y criminales para matar.

Es pueril el argumento que dan algunos que “como se ha matado a muchos que más da uno más”.

Es importante recordar que Colombia logró superar la peor guerra vivida en su historia.

Entre 1989 y 1990, Colombia lideraba los países más peligrosos del mundo. En tiempos de elecciones fueron asesinados tres candidatos presidenciales Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro.

Hoy 35 años después se vuelve a ver a Colombia como un país sumido en la violencia.

Qué equivocado estaba cuando pensaba que Gustavo Petro era un líder de izquierda democrático que buscaba un cambio en paz y que enarbolaba las banderas de la justicia en ese convulsionado y sufrido país, hundido por la violencia política y de mafias de la droga que han dominado la historia de Colombia.

Pareciera que el actual presidente de Colombia estuviera empeñado en destruir a su país con la complicidad de muchos políticos, aunque afortunadamente, algunos de los que lo acompañaron, hoy son sus férreos opositores.

Son muchos los colombianos que tienen la obligación de impedir que Petro lleno de odio y  mentiras y termine de destruir a Colombia.

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