Su excelencia, la sociedad por Ender Arenas Barrios
“Su excelencia el pueblo, su excelencia el ciudadano de Brasil”, así saludó Carmen Lucía en su discurso con el que inauguraba su presidencia del TSJ brasileño. Nada de jaculatorias, nada de ¡uh, aaah!, ni de “así, así es que se gobierna”. Con ello colocaba en evidencia la calidad y la naturaleza del verdadero soberano: el pueblo y más que el pueblo, el ciudadano.
Por eso, cuando uno escucha, bien sea, a Carmen Gutiérrez (presidente del TSJ), a la señora Luisa Ortega Díaz y especialmente a las cuatro señoras del CNE, y de manera singular a su presidenta la Sra. Tibisay Lucena, uno descubre que con ellas se inauguran rasgos que hasta ahora no había desarrollado la mujer venezolana cuando transitaba por el poder, esto es el de ser aduladoras, chupamedias, sicofantas, sobonas, cobistas o, como dice mi vecino, simplemente come m... o como dice un amigo, muy dado a las “malas palabras”: lame c...
En realidad lo que se le olvidó, por ejemplo, a las cuatro integrantes del CNE es que precisamente el manoseado y sobado pueblo, cuya voz es la voz de Dios –Chávez lo decía, obviamente cuando vivía y cuando bien vivía– es sobre quien recae la soberanía y de quien emana el poder.
Más allá de si el referendo se realiza o no se realiza nunca, las decisiones del aparato de gobierno, con voz de mujer que es como se transmuta la verdadera voz mandante: la del ejercito que una vez fue libertador (Maduro solo asume la teatralidad del poder) nos han instalado en la inseguridad vital convirtiéndola en el estado de ánimo dominante y ha hecho de la incertidumbre la norma. Ese es el objetivo del gobierno en esta hora, solo que han sido tan chapuceros para hacerlo que se evidencia lo que siempre hemos dicho: la presencia de una dictadura que ahora se ha instalado de manera desnuda.
¿Qué hacer? Se me ocurre la movilización de la gente. La convocatoria del ciudadano, como sujeto que emerge frente al colapso administrativista del socialismo del siglo XXI y la chamboneria chavista. Regresar a la construcción de un nuevo pacto social donde se explique la existencia del pueblo no a través de manosearlo sino del ciudadano, como sujeto autónomo y racional. Recuperar la democracia. En boca de la Sra. Carmen Lucía, la presidente del TSJ brasileño, convocar a “su excelencia, la sociedad”.