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“Volver no es una opción”: Trump acrecienta angustia de venezolanos con más redadas y deportaciones

La anulación del parole humanitario en EE. UU. golpea a más de medio millón de migrantes, mientras Venezuela se hunde en una nueva crisis económica. Entre la amenaza de deportación y el colapso nacional. Los retornos forzosos se tornan impensables

La reciente cancelación del parole humanitario por parte de la Administración de Donald Trump ha dejado a más de 530.000 personas venezolanos, cubanos, haitianos y nicaragüenses en situación irregular.

Pero para los venezolanos, la angustia se multiplica: el país al que podrían ser devueltos atraviesa una nueva tormenta económica que parece no tener fondo.

De acuerdo con el diario español El País, Elizabeth, de 39 años, llegó a Miami en octubre de 2023 gracias al programa ahora anulado. Pide resguardar su identidad por temor a represalias y por no entorpecer su solicitud de asilo, la última esperanza para quedarse legalmente en EE. UU.

Es un mal momento para ser venezolano en Estados Unidos… y también para ser venezolano en Venezuela”, resume.

Si no recibe respuesta del Departamento de Seguridad Nacional en las próximas dos semanas, deberá abandonar el país. Pero tiene claro que no regresará a Venezuela: “Todo está peor allá”.

El fin del parole fue oficializado el 12 de junio, con el argumento de contener la criminalidad. El programa, que permitía residir y trabajar legalmente con el respaldo de un patrocinador, había sido aprovechado por más de 117.000 venezolanos. Ahora, la presión de las nuevas políticas migratorias de Trump choca con la realidad de una Venezuela en deterioro acelerado.

En Venezuela, la situación económica sigue agravándose. La inflación regresa con fuerza, el bolívar se devalúa sin freno más de 64% en el último año y el consumo interno se contrae. El Banco Central no publica cifras de inflación desde octubre de 2024, una práctica que recuerda a los años más oscuros de la hiperinflación.

Mientras tanto, el Ejecutivo anuncia un crecimiento del 9,32% en el primer trimestre de 2025, una cifra sin respaldo de datos verificables y que contrasta con la experiencia cotidiana de millones de venezolanos.

Un futuro sin destino claro

Muchos venezolanos en Estados Unidos, históricamente más afines a posturas conservadoras, se sienten ahora traicionados. “Nos usan políticamente, pero luego nos abandonan”, dice otro migrante, residente en Texas.

La sensación generalizada es de orfandad: sin estatus legal en el extranjero y sin país al cual regresar, miles de personas quedan atrapadas en un limbo existencial. El miedo no es solo a la deportación, sino a lo que les espera al otro lado de la frontera.

No obstante, el grupo privado Observatorio Venezolano de Finanzas calculó un alza de precios del 229% interanual hasta mayo, una cifra que permite proyectar que Venezuela cerrará el año con una inflación de tres dígitos, una de las más altas del mundo, ante una mala combinación de factores internos y externos. También prevé una contracción económica del 3,5% este ejercicio.

Las sanciones desde Estados Unidos, que precipitaron el fin de las operaciones de las petroleras extranjeras incluido el gigante Chevron, han reducido las fuentes de ingresos de la economía, que demanda correcciones de política monetaria y fiscal que el poder central no ha ejecutado. Solo la petrolera estadounidense era responsable de un 25% de la producción de crudo del país.

“Venezuela se veía mucho mejor a principio de año, con un desempeño macroeconómico mucho mejor al que se ve en este momento ”, explica José Manuel Puentes, economista y profesor titular del Iesa en Caracas y asociado de la escuela de negocios IE en Madrid. “Chevron técnicamente se fue en un 100%. Queda con algunos derechos para dar mantenimiento a sus equipos y campos, pero ya no va a poder exportar petróleo a los mercados que exportaba y eso agrava la situación de Venezuela. Se han dado todos los factores para una tormenta perfecta”.

Penalización a los migrantes

El Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) reporta que ha expulsado a unos 4.600 venezolanos en lo que va de 2025.

En el mundo hay 7,7 millones de migrantes y refugiados venezolanos, según cifras de la Organización Mundial para las Migraciones, dependiente de Naciones Unidas. De ellos, 6,6 millones residen en Latinoamérica y el Caribe, donde, como muchas otras poblaciones migrantes, también han sufrido penalizaciones a la hora de integrarse al campo laboral y social.

Por ejemplo, un estudio científico publicado recientemente en el Journal of Public Economics comprobó a través de un experimento con reclutadores de recursos humanos en Ecuador que los migrantes venezolanos percibían menores ofertas laborales y salariales cuando competían con candidatos locales, a pesar de compartir características culturales, lingüísticas y poseer niveles educativos mayores. El sesgo quedó en mayor evidencia en posiciones donde se requería mayor conocimiento local o interacciones con el público.

Uno de los autores de este estudio también condujo un experimento en el mercado hipotecario colombiano, donde se calcula que viven 2,9 millones de venezolanos, es decir, la mayor comunidad fuera de su país. Ahí también encontraron evidencia de que los agentes estaban menos inclinados a alquilar propiedades a los venezolanos sobre otras nacionalidades.

Elizabeth está evaluando autodeportarse a Bogotá si sus planes en Florida finalmente no cristalizan, un escenario bastante probable en este momento, porque sabe que al haber pasado menos de dos años en Estados Unidos puede ser objeto de una deportación expedita, un proceso que permite a las autoridades expulsar a extranjeros sin una audiencia completa frente a un juez. Dice que lo importante es evitar un proceso violento y desordenado, que la vulnere a ella y a su esposo, quien también había logrado integrarse al mercado laboral.

“La petición de asilo te protege de deportaciones, pero la verdad es que somos anónimos, a menos que haya un precedente o un proceso legal, pero no podemos usar los pocos ahorros que tenemos en abogados. Es una gran incertidumbre: es el terror como política de Estado”, zanja Elizabeth. Prefiero retirarme con las fichas de póker que me quedan. Somos venezolanos: el tiempo para llorar es poquito”.

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