Venezolano llevó por error un pedido de McDonald’s a Canadá y “desapareció” en manos de ICE

La historia de Ricardo Prada Vásquez llamó la atención del The New York Times, uno de los periódicos más importantes de los Estados Unidos.
A finales de enero, el migrante venezolano que trabajaba como repartidor en Detroit, recogió un pedido en un McDonald’s y se dirigía a la dirección cuando giró por equivocación hacia el puente Ambassador, que lleva a Canadá. Es un error común incluso para quien vive en la ciudad fronteriza de Míchigan. Pero para Prada, de 32 años, resultó fatídico.
Las autoridades estadounidenses lo detuvieron cuando intentó volver a ingresar al país. Lo pusieron bajo custodia y ordenaron su deportación. El 15 de marzo, le dijo a un amigo de Chicago que se encontraba entre los detenidos alojados en Texas que esperaban ser repatriados a Venezuela.
Esa noche, el gobierno de Donald Trump envió tres aviones con migrantes venezolanos desde las instalaciones en Texas hasta El Salvador, donde permanecen desde entonces, encerrados en una prisión de máxima seguridad y sin contacto con el mundo exterior.
Pero no se ha sabido nada de Prada ni se le ha visto. No figura en la lista de 238 personas que fueron deportadas a El Salvador aquel día. No aparece en las fotos y videos difundidos por las autoridades de hombres encadenados con la cabeza rapada.
Javier, un amigo de Chicago, la última persona con la que Prada tuvo contacto, dijo que simplemente “había desaparecido”. El amigo habló de Prada a condición de que se le identificara solo por su segundo nombre, por temor a que también él pudiera ser blanco de las autoridades migratorias.
El hermano de Prada, Hugo Prada, que vive en Venezuela, también ha intentado averiguar qué ocurrió, pero dijo que no saben nada.
La ausencia de Prada ha suscitado la preocupación de que se haya deportado a El Salvador a más migrantes de los que se sabía. También plantea la cuestión de si algunas personas deportadas pueden haber sido enviadas a otros países sin que haya quedado constancia de ello. Las autoridades estadounidenses han confirmado que fue expulsado de Estados Unidos. Pero ¿a dónde?.
Poca claridad
“La historia de Ricardo es en sí misma increíblemente trágica, y no sabemos cuántos Ricardos hay”, dijo Ben Levey, abogado del Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes, quien intentó localizar a Prada.
Los funcionarios del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por su sigla en inglés) confirmaron finalmente que había sido deportado, pero no revelaron su destino.
El martes, tras la publicación de este artículo, Tricia McLaughlin, portavoz del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, declaró que Prada había sido enviado a El Salvador el 15 de marzo.
El hecho de que su deportación y ubicación no estén en ningún registro de acceso público puede haber sido un simple descuido, pero la cuestión sigue creando inquietud entre los defensores de los migrantes y los académicos legales, que dicen que el caso de Prada sugiere un nuevo nivel de desorden en el sistema de inmigración, ahora que los funcionarios se enfrentan a la presión de cumplir con rapidez la promesa del presidente Trump de realizar deportaciones masivas.
Si bien cientos de miles de migrantes han sido deportados durante diversas gestiones en los últimos años, es extraordinariamente inusual que desaparezcan sin un registro legal.
“No he oído hablar de una desaparición como esta en mis más de 40 años de ejercicio y enseñanza del derecho de migración”, dijo Stephen Yale-Loehr, experto en migración de la Facultad de Derecho de Cornell. “Es inconcebible que se necesitara un artículo de The New York Times y más de un mes para que el gobierno indicara dónde y por qué fue deportado”, dijo Yale-Loehr.
El destino de las personas enviadas al tristemente célebre Centro de Confinamiento del Terrorismo, en las afueras de San Salvador, como ahora parece que es el caso de Prada, ha sido objeto de una intensa batalla legal. Un juez federal declaró ilegales las expulsiones porque a los hombres no se les concedió el debido proceso, y se ordenó su devolución a Estados Unidos. Este mandato no se ha cumplido hasta ahora.
Limbo jurídico
El sábado, la Corte Suprema prohibió temporalmente al gobierno de Trump deportar a otro grupo de venezolanos en virtud de la misma ley de tiempos de guerra que había invocado cuando trasladó a migrantes a El Salvador el mes pasado.
Sin embargo, la familia de Prada no había podido acudir a los tribunales: su nombre no figuraba en la lista de personas de los vuelos, ni aparece en ningún otro lugar del sistema de registro del gobierno estadounidense de migrantes que han sido detenidos o deportados. Las autoridades venezolanas tampoco han encontrado ninguna información sobre él, según su familia.
The New York Times revisó los registros de los tribunales de migración y rastreó la detención y el traslado de Prada a un centro de detención de Míchigan, así como su orden de expulsión. Ya no aparecía en el localizador de detenidos del ICE, y su familia y amigos buscaban urgentemente respuestas.
En los últimos tres días, funcionarios del ICE no respondieron a las solicitudes de información del Times sobre el caso de Prada. Pero el martes, después de la publicación de este artículo, McLaughlin, del Departamento de Seguridad Nacional estadounidense, agencia que supervisa al ICE, dijo que los funcionarios habían revisado sus antecedentes cuando intentó volver a entrar en Estados Unidos en Míchigan.
¿Amenaza de seguridad?
“La investigación posterior dio como resultado que Prada fuera designado una amenaza para la seguridad pública como miembro confirmado del Tren de Aragua”, una banda venezolana, “y en violación de sus condiciones de admisión”, dijo.
No explicó por qué no aparecía en la lista de deportados a El Salvador ni en ningún otro registro público.
Michelle Brané, directora ejecutiva de Together and Free, una organización sin fines de lucro que ayuda a familias de deportados y que había estado intentando localizar a Prada, dijo que las acusaciones de pertenencia a una banda nunca habían surgido durante las investigaciones de su grupo y que, de hecho, su tarjeta de Seguro Social y el permiso de trabajo expedidos por el gobierno estadounidense habían llegado por correo el lunes.
Prada formaba parte de las decenas de miles de venezolanos que migraron a Estados Unidos en los últimos años, cuando su país entró en crisis bajo el gobierno de Nicolás Maduro.
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