Valmore Muñoz, investigador laico, defiende a Francisco: “El Vaticano no tiene el poder que pinta Hollywood”

Tras el fallecimiento del Papa Francisco y el anuncio oficial realizado por el Vaticano, en Venezuela las redes sociales se inundaron de reflexiones y análisis que tratan de poner en entredicho al primer pontífice no europeo de la Iglesia católica en casi 1.300 años por su posición frente a la crisis política en Venezuela.
Y Valmore Muñoz Arteaga, licenciado en Educación y magíster en Filosofía con diplomado en Lectura y Análisis Bíblico, no las entiende.
No hay la interpretación correcta de la misión de un papa frente a los problemas políticos de los países. Le están atribuyendo a Francisco un error de mala interpretación nuestra”, asegura. “Que nosotros hayamos creído que el Papa, sea quien sea, se debió comportar de tal forma, es una cosa y otra cosa es cómo debe comportarse un Papa”.
Para poder comprender a Jorge Bergoglio y entender el signo de su pontificado, el investigador explica que hay que acercarse a su primer documento importante como Papa: El Evangelii gaudium, una exhortación apostólica, que en español sería la Alegría del Evangelio. Allí, en su opinión, se encuentra el programa que desde el primer día pensó desarrollar Francisco desde la Cátedra de San Pedro. “Allí queda todo sumamente claro y él fue desde todo punto de vista coherente con ese mensaje que está en esa carta”, detalla.
El principio del prejuicio
Muñoz Arteaga considera que lo que ha hecho confundir mucho a las personas y por lo que se relacionó al Papa Francisco como alguien vinculado con la izquierda se debe a su formación clerical, cercana a la Teología del Pueblo, que tuvo mucha fuerza en América Latina cuando él se estaba formando.
“Es un desprendimiento de aquello que se llamó Teología de la Liberación, pero la verdad es que en el Papa Francisco no hay una interpretación marxista de la realidad. La interpretación que el Papa Francisco hizo sobre la realidad estaba enmarcada en el evangelio y la doctrina social de la Iglesia. El problema es que no la conocemos”, cuestiona y se refiere a la conducta del Sumo Pontífice frente a crisis mucho más graves y gruesas que la venezolana.
¿Cuál fue la actitud del Papa Francisco frente a conflictos bélicos más gruesos que el venezolano, como los casos de Ucrania o Rusia, por ejemplo? “Lo que pasa es que mucha gente se concentra en la pasión, en la cuestión intestinal, y es que el Papa también es un jefe de gobierno y como un jefe de gobierno tiene muchas limitaciones”, argumenta.
Ni en la meca del cine
Valmore, quien ha ejercido la docencia en las áreas de Literatura, Filosofía y Religión por más de 25 años tanto a nivel universitario como a nivel de Educación Básica y Diversificada, asegura que “el vaticano no tiene ese poder que pinta Hollywood y que en algún momento tuvo”.
“Hoy el Vaticano tiene si un poder moral, un poder espiritual, pero no es un poder político, aunque pueda tener incidencia política algunas decisiones o acciones que del Vaticano salgan, pero su poder no es tan efectivo como la gente supone. Y además le atribuyen unas conductas al Papa que no puede tener. El Papa tiene muchas limitaciones en su accionar político”, añade.
Insiste en que, como máximo líder de la Iglesia católica, debe comportarse como un estadista.
Mucha gente hace comentarios y criticas sobre el Papa Francisco a nivel político que a mi me parece que son completamente injustos, en especial porque la gente ha imaginado o pensado que lo que ve en las películas de El Vaticano son una copia fiel de la realidad y la verdad es que no es así”, advierte.
Posición en la OEA y la ONU
El experto resalta que el Sumo Pontífice es tratado como cualquier otro líder político del mundo que se sujeta a las normas internacionales. De hecho, recuerda que el Vaticano tiene algunos representantes en la OEA o en la ONU, espacios de debate internacional en los que tiene voz, pero no voto.
“Eso está allí. Hay que revisar cuál fue la posición de El Vaticano en la OEA, cuál fue la posición del Papa Francisco, quien además ha dejado muchas cosas por escrito con respecto a la crisis venezolana, a la par de que su posición frente a la naturaleza de muchos gobiernos se encuentra esparcida en todos sus documentos. “El problema es que la gente no los lee”, reclama.
El investigador católico se muestra en contra de quienes lo critican por ser un impulsor del diálogo.
“¿Y a qué quieren que invite el Papa? ¿A que nos matemos a palos? ¿Qué esperaban? ¿Que saliera a invitar a no reconocernos y matarnos? Un líder religioso tiene que transitar el camino espiritual y civilizado, y el diálogo es el instrumento de toda civilización. Ahora, que los venezolanos nos volvimos salvajes, ese es otro problema, eso no es culpa del Papa”.
Y Muñoz Arteaga concluye con una reflexión potente:
“¿Cuándo dicen que esperaba más del Papa no se realmente a lo que se refieren? La pregunta que nos tendríamos que hacer es si nosotros hemos dado lo que históricamente nos corresponde dar en cada instancia de la historia de Venezuela. No mirar a otros. Y mucho menos a un Papa que nos ha recordado cosas que habíamos olvidado como humanidad y conceptos que hemos despreciado como, por ejemplo, la misericordia”.