¿Un líder pragmático o Al Qaeda 2.0? Quién es Al-Jolani, líder de la ofensiva contra Asad

El líder militante sirio Abu Mohammed al-Jolani, quien durante los últimos 12 años intentó transformar su imagen y consolidar su influencia, se encuentra nuevamente en el ojo del mundo tras ser el líder del movimiento que derrocó al régimen de Bashar Al Assad, en Siria.
Al frente de una reciente ofensiva que llevó a su grupo, Hayat Tahrir al-Sham (HTS), a tomar el control del país y poner fin a una dinastía que se extendió por 53 años en el país árabe.
Nacido en 1982, Jolani se crió en Mazzeh, un barrio exclusivo de Damasco. Procede de una familia acomodada y era un buen estudiante. Durante la ofensiva, empezó a firmar sus declaraciones con su verdadero nombre: Ahmed al-Sharaa.
Con 42 años, Al-Jolani logró forjar su poder a través de estrategias tanto en el campo militar como en la política. Desde sus primeros días como miembro de Al-Qaeda en Irak, hasta su rol como líder del Frente al-Nusra, su ascenso se caracterizó por una mezcla de alianzas estratégicas y enfrentamientos con antiguos aliados.
A lo largo de los años, dejó de vestir el turbante que usan los yihadistas y opta a menudo por el uniforme militar.
En 2016, anunció públicamente su ruptura con Al-Qaeda y rebautizó a su grupo como Jabhat Fateh al-Sham, marcando el inicio de una nueva etapa en su carrera, una en la que intentó moderar su discurso y proyectarse como un defensor del pluralismo en un país fracturado por el sectarismo.
Sin embargo, las tácticas de Al-Jolani no han estado exentas de controversias. Bajo su liderazgo, HTS consolidó su poder en la provincia de Idlib, eliminando a facciones rivales dentro de la oposición y gobernando con mano de hierro.
Este control absoluto le permitió cambiar de enfoque, abandonando su atuendo militar por camisas y pantalones en apariciones públicas, y realizando llamados a la tolerancia religiosa, incluyendo gestos hacia comunidades como la drusa y la kurda, previamente atacadas por su grupo.
La reciente ofensiva sobre Alepo puso nuevamente a Al-Jolani bajo el foco internacional, no solo por su éxito en el campo de batalla, sino también por el impacto regional del conflicto. La coalición de HTS con el Ejército Nacional Sirio, respaldado por Turquía, genera preocupación en países vecinos como Jordania, Irak y Líbano, que temen una escalada que desborde sus fronteras.
A pesar de los intentos de Al-Jolani por presentarse como un líder reformado, las sanciones internacionales contra él permanecen vigentes. Su historia con Al-Qaeda, que incluye una recompensa de 10 millones de dólares ofrecida por el gobierno de Estados Unidos, y su rechazo inicial a la diversidad religiosa en Siria, complican los esfuerzos por legitimar su liderazgo en la escena global.
Jolani ha tratado de presentarse como un líder más moderado. Pero aún no ha logrado disipar las sospechas de analistas y gobiernos occidentales, que siguen considerando a Hayat Tahrir al-Sham (HTS) una organización terrorista.
“Es un radical pragmático”, asegura Thomas Pierret, especialista en islam político, a la AFP. El experto señala que su punto máximo de radicalismo llegó en 2014 con la guerra contra el Estado Islámico, y “desde entonces, ha moderado su retórica”.