Trump sumó 72 millones de votos: “Se debe escuchar a la gente tanto como a Taylor Swift”

Demoledor. El triunfo de Donald Trump en la carrera por la presidencia de Estados Unidos superó los pronósticos más optimistas para los responsables de los sondeos en el seno republicano.
Resultó tan, pero tan contundente, que se impuso en el voto popular, con más de 72 millones de papeletas contra los 67 millones de votos de Kamala Harris, algo que según los expertos no es imprescindible para lograr el triunfo en el peculiar sistema electoral estadounidense de Colegio Electoral, pero que es simbólicamente importante.
Y aún más si se tiene en cuenta que no lo conseguía un candidato republicano desde George W. Bush hace dos décadas, de acuerdo con lo que recoge la prensa estadounidense.
Una de las aristas que resaltan en las mesas de debate internacional, guarda relación con los visos autoritarios de quien fuera el regente de la Casa Blanca entre 2017 y 2021.
Walter Molina, politólogo venezolano radicado en Argentina, asegura que si bien sobran argumentos para rechazar la figura del polémico líder, lo que no se puede o debe hacerse, en nombre de la democracia, es despreciar lo que democráticamente ha elegido una mayoría clara.

“Si ante lo ocurrido su primera reacción es insultar o menospreciar a quienes se expresaron en las urnas, no aprendió nada. Si para usted más de 70 millones de personas son ‘fascistas’, ‘brutos’ o ‘inconscientes’, no aprendió nada. Tal vez es momento de escuchar a la gente tanto como se escucha a Taylor Swift”, advierte el académico, refiriéndose al impacto de la cantante e ícono mundial que respaldó la candidatura demócrata.
Molina, con más de diez años de experiencia en ámbitos de liderazgo social y gerencia de la Administración Pública con enfoques en Campañas Electorales, Control y Seguimiento de Gestión, Logística, Red de Distribución y Planeación Estratégica, la preocupación por la deriva autoritaria global es, sin duda, justificada.
El politólogo apela al Índice de Democracia de The Economist que destaca que el planeta se encuentra en el peor momento para la democracia desde que se comenzó a medir en 2006, con un ascenso incesante de gobiernos autoritarios.
En este contexto, refiere Molina, las alarmas ante el segundo mandato de Trump pueden comprenderse, especialmente para quienes valoran la estabilidad de las instituciones democráticas.
“Sin embargo, llama la atención que muchos de los que hoy dicen estar ‘preocupados’ por el avance autoritario, callan o incluso apoyan tiranías y dictaduras consolidadas. Son cómplices activos o pasivos de regímenes como los de Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Miguel Díaz-Canel, el MAS en Bolivia, Vladímir Putin, y de otros países en transición hacia un autoritarismo profundo, como México. Para ellos, la preocupación por la democracia parece instrumental, dirigida exclusivamente contra aquellos que identifican como sus adversarios ideológicos”, agrega en la red social X.
Preocupación por la democracia
Para Jorge Lazo Cividanes el triunfo de Donald Trump es preocupante.
“Por el bien de los EEUU y la democracia en el mundo, espero sinceramente que quienes celebran hoy la victoria del presidente Trump se sientan igualmente entusiastas dentro de cuatro años. La democracia no es solo elegir, es también, y sobre todo, el respecto de la ley y del adversario”. sentencia el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ottawa, en Canadá.
El politólogo cuestiona a sectores venezolanos que alaban con actitud mesiánica a Trump solo porque representa a la derecha.
“Celebran que tiene ‘todo el poder’, Presidencia, dos cámaras y Corte Suprema, pero lamentaron que a Hugo Chávez le dieran ‘todo el poder’. No es un asunto de principios democráticos, sino de personas y posición ideológica. Y se ven a sí mismos como luchadores por la democracia”.
En su opinión, este tipo de partidarios de Trump exhiben la misma actitud grosera y desafiante con la que chavistas en el pasado celebraban los triunfos electorales de Hugo Chávez. Por ello, asegura que recibir descalificaciones entonces y ahora es para é un signo de coherencia y apego a las convicciones democráticas.
Lo perdonaron
En un video en Tik Tok, Ricardo Sucre Heredia, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y director-gerente de la consultora Smart Thinkers, ofreció un análisis en caliente -a la espera de uno más profundo con los datos en mano- sobre la victoria de Trump.
Lo primero que hizo el politólogo es declararse pro Kamala y confesar su sesgo en favor del Partido Demócrata. Advirtió que el análisis de la política dura, sin embatgo, no deslegitima, demoniza o prejuzga un resultado. “Para hablar claro: ‘Soy de la escuela de que el pueblo no se equivoca”.
Sucre Heredia nombró cuatro variables para validar la victoria arrolladora de Trump. A la primera la calificó como el “driver” o el elemento más determinante.
“Tengo la impresión de que no hubo voto castigo y que lo que más primó fue la insatisfacción general con el estado de las cosas”, argumenta y hace énfasis en la materia geopolítica por encima aún de la economía o la inseguridad, también entre los indicadores.
Desde su percepción, el estadounidense se agotó del estancamiento de conflictos internacionales como el de Rusia y Ucrania con más de tres años de desarrollo o la crisis en el Medio Oriente con más de uno.
La gente mide eso y eso produce una insatisfacción que para muchos Trump puede abordar mejor porque como sabemos que se vende muy bien como alguien que arregla cosas, que tiene capacidad para eso”.
Y sobre los visos autoritarios o antidemocráticos de Trump es enfático: “La gente le perdonó a Trump su gobierno nepotico, su primer gobierno. Le perdonó su desconocimiento de resultados y un intento de auto golpe, de golpe de Estado. Eso no pesó a la hora del voto. Pienso en que el elector dijo: “Vamos a probar con este señor a ver si puede”.

Los otros factores, en su opinión, tiene que ver con los cambios demográficos y nuevos clivajes formados, en los que considera que además del voto latino o de sectores afrodescendientes, el voto urbano le ayudó a inclinar la balanza. También considera que los votantes republicanos estuvieron más cohesionados y se movilizaron mucho más.
Para Sucre Heredia, Kamala no fue mala candidata y que hizo lo que pudo como “bateadora designada” pero el elector ponderó mucho más a Trump porque pensó que se necesita un revulsivo, otra cosa y, por último, fue enfático al expresar que la estrategia de demonizar ya no funciona. “Creo que los votantes dijeron sobre los demócratas: ‘Yo pienso que ya estos no pueden. Vamos a intentarlo con Trump”.