Stiglitz: soy menos optimista que el FMI sobre que 2016 será mejor
Durante la reunión anual del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), el premio Nobel de la Economía 2001, Joseph Stiglitz, descartó una crisis global pero al mismo tiempo dijo ser menos optimista que el Fondo Monetario Internacional (FMI), que afirmó que este año será ligeramente mejor que el pasado.
"Veo una gran cantidad de países en dificultades y a China desacelerándose. Los mercados financieros se concentran en la volatilidad y yo en las incertidumbres".
A su juicio, tanto China como los precios del petróleo influyen en la "nueva realidad" que se siente más en los países menos desarrollados".
Explicó que China está en proceso de transición de una economía basada en manufacturas y exportaciones a una de servicios, lo que llevará a una disminución de la demanda de bienes primarios.
"Los países que antes le vendían productos básicos tienen que entender que, así China crezca más rápido, su apetito es diferente ahora y que eso no se va a traducir en más compras de mineral de hierro, para dar un ejemplo concreto".
Sobre la caída del precio del petróleo dijo en entrevista con El Comercio: "Lo que hemos comenzado a ver es una respuesta asimétrica, pues los que pierden tienen que recortar inversiones o gastos, mientras que los que ganan no creen que la variación sea permanente y se contienen. Debido a ello, el efecto neto es negativo sobre la demanda global. Y como ese es el elemento que mueve a la economía mundial, por eso no veo las cosas mejorando".
A su juicio, romper ese "círculo vicioso" es "fácil" desde el punto de vista económico, pero no desde el político. "Europa y Estados Unidos tienen muchas necesidades por atender: infraestructura, adaptación al cambio climático, tecnología, investigación y desarrollo, entre otras. Con tasas de interés negativas sería muy fácil endeudarse e invertir en áreas que darían una muy buena rentabilidad. Un impulso a la demanda acabaría con eso que yo llamo el gran malestar".
Stiglitz, aseguró que a largo plazo la convergencia entre países ricos y pobres va a continuar. "La brecha se va a cerrar y que el impacto creciente de los emergentes en el producto interno bruto mundial –que ya asciende a más de la mitad– va a seguir. Basta con mirar las matemáticas: si los ricos crecen al 3 % anual cuando les va bien y los demás lo hacen al 5 %, la conclusión es obvia. Hay una recomposición en marcha".
Con respecto a América Latina, el Nobel de la Economía de 2001 dijo que "no hay discusión en el sentido de que los cambios que han tenido lugar son reales, comenzando por la movilidad social y la educación. La de ahora no es la misma Latinoamérica de 40 años atrás. Esa visión es equivocada".
Y auguró una visión positiva a largo plazo para la región. "Tiene que ver con la gente, sobre todo. Hay mucha energía, algo que pude constatar en Argentina, donde estuve en diciembre. Puede ser que la sociedad esté polarizada, pero la calidad del debate económico es muy alta, así esté más de acuerdo con unos que con otros".