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Reserva Federal recorta tasa de interés en EE.UU. sin esperar instrucciones de Trump

Pese a que el mercado financiero y empresarial emite mensajes de confianza a través de los indicadores tras los resultados electorales del martes, Jerome Powell, anunció la medida en función de la realidad económica. El recorte reactiva las diferencias de visión entre el líder republicano y los representantes del Banco Central que esperan una nula injerencia en sus decisiones

El demoledor triunfo electoral de Donald Trump confirma que, para garantizar la economía de una nación y más en el caso de la principal potencia económica del planeta, se necesita confianza y el mensaje del mundo empresarial y financiero de los Estados Unidos se sintió positivamente tras cuatro años de gestión de Joe Biden con las finanzas en el congelador. 

Pese a ello, un día después de los resultados, la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED) emite una decisión sobre las tasas de interés en función de la realidad económica que la nación vive sin esperar la injerencia del presidente electo con una nueva baja en la tasa tras ratificar la proyección decreciente de la inflación. El recorte se ubicó en los 0,25 porcentuales y fijó la nueva tasa en 4,5 -4,75 por ciento.

Se trata de la segunda rebaja consecutiva, luego de un recorte de medio punto en septiembre, y se da en un contexto de alta expectativa. Los mercados ya descuentan una posible rebaja adicional en diciembre.

La acción, aunque anunciada en la víspera de las presidenciales, supone una muestra del carácter autónomo de la institución.

Reserva Federal de los Estados Unidos

Y es prudente recordar que Trump ha sido un crítico feroz de la política de la FED con el recorte de tasas y que, fiel a sus formas, su triunfo pretende influir en su futura política con un marcado enfoque pro-empresa que incluye recortes de impuestos y medidas arancelarias más estrictas.

Esto aumentaría la presión sobre los precios y las tasas de interés a largo plazo y reduciría la capacidad de la FED para continuar recortando tasas.

Cero injerencias

Sin mencionar su nombre, Jerome Powell, presidente de la FED, en el cargo gracias al nombramiento hecho por el propio Trump en 2018 y luego duramente criticado por éste debido a la subida de los tipos de interés por la inflación, justificó el voto unánime a favor de la reducción, con base en la distención de las condiciones del mercado laboral.

“A corto plazo, las elecciones no tendrán ningún efecto sobre nuestras decisiones políticas”, apuntó Powell, fuertemente cuestionado en su momento por Trump, quien ha puesto sobre la mesa la necesidad de incorporar a la Casa Blanca en las decisiones políticas de la Reserva Federal.

Trump nombró a Powell presidente de la FED en 2018

La economía enturbia el panorama al emitir señales contradictorias, con un crecimiento sólido, pero un debilitamiento de la contratación.

Este año experimentó un crecimiento del 2,8% de su PIB en el tercer trimestre frente al 3% del anterior trimestre. Se crearon 12.000 empleos no agrícolas durante el pasado mes de octubre, muy por debajo de los 254.000 de septiembre debido al impacto de los huracanes en el sur del país, aunque el paro se mantuvo en el 4,1%.

Así, EE.UU. encadenó 46 meses seguidos creando puestos de trabajo.

Con este panorama y viejos antecedentes se prevé confrontación. Trump proclamó en su anterior gestión que, como presidente, debería tener voz en las decisiones del Banco Central sobre los tipos de interés.

“Hice mucho dinero, tuve mucho éxito”, exclamó, con su platinada arrogancia cuando se le preguntó si sentía que el Jefe de Estado debería tener una opinión directa en las decisiones políticas de la Reserva Federal. “Tengo un mejor instinto que, en muchos casos, la gente que estaría en la Reserva Federal o en el presidente”.

Solidez institucional

Y es que Trump no puede simplemente tomar el control de la política de la Reserva Federal. La mayoría de los gobernadores de la monolítica institución norteamericana son seleccionados por los Bancos de Reserva regionales, por lo que están más allá de su influencia.

Un escenario con este tenor se produjo durante la presidencia de Richard Nixon. Arthur Burns, presidente de la FED, no aguantó la presión para mantener las tasas de interés bajas en medio de la alta inflación del período.

Esto permitió a la administración de Nixon tener grandes déficits fiscales, ya que la Reserva Federal “monetizó” las deudas del gobierno imprimiendo efectivamente dinero nuevo para cubrir los déficits. Pero la adición de una nueva oferta monetaria a la economía empeoró la inflación.

Ahora, realmente, Powell no es como Burns.

Ya expresó que no renunciará a su cargo si es que el presidente electo se lo pide. “No está permitido por la ley” que el presidente de la nación despida al principal responsable de la FED o a cualquier otro gobernador con un cargo directivo.

Parece estar plantado para una férrea defensa sobre el papel del Banco Central como institución independiente, capaz de tomar decisiones difíciles sobre los tipos de interés sin interferencias políticas.

Sin nombrar a Trump, Powell argumentó que a largo plazo resulta “bastante difícil pronosticar la economía”, y enfatizó que no se puede saber “cuáles serán los efectos” de las políticas de una nueva administración.

Sugirió que la Reserva Federal está reduciendo su tipo de interés oficial en parte para reforzar el mercado laboral, pero si el crecimiento económico continúa a buen ritmo y la inflación vuelve a subir, el Banco Central se verá cada vez más presionado para ralentizar o detener sus recortes de tipos.

Comenzó una interesante pulseada.

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