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Rebeldes toman sur de Siria y Bashar Al-Asad se encuentra entre la espada y la pared

Las recientes victorias de las facciones opositoras y el colapso de posiciones gubernamentales en áreas clave subrayan la creciente fragilidad del gobierno en medio de un conflicto que persiste tras más de 13 años de guerra civil.  En el sur, grupos locales tomaron el control de la capital de la provincia de Deraa. Desde el norte, el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante, aliado con facciones proturcas, capturó ciudades clave como Alepo y Hama

El régimen sirio, liderado por Bashar al Asad, se encuentra bajo una intensa presión tras una serie de ofensivas insurgentes que debilitaron su control en el sur del país y en regiones estratégicas del norte.

Las recientes victorias de las facciones opositoras y el colapso de posiciones gubernamentales en áreas clave subrayan la creciente fragilidad del gobierno en medio de un conflicto que persiste tras más de 13 años de guerra civil.

En el sur, grupos locales tomaron el control de la capital de la provincia de Deraa, la cuna de las revueltas de la Primavera Árabe en 2011. Simultáneamente, facciones drusas lograron hacerse con la ciudad de Al Sueida, una región habitada por una importante minoría drusa que había permanecido relativamente al margen del conflicto.

Ambos avances fueron liderados por el recién creado Mando de Operaciones del Sur, una coalición de fuerzas locales que intensificó sus acciones contra el régimen.

Mientras las fuerzas insurgentes avanzan en el sur, desde el norte el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante, aliado con facciones proturcas, capturó ciudades clave como Alepo y Hama, y ahora se encuentra a las puertas de Homs, a poco más de 160 kilómetros de la capital, Damasco.

Estos movimientos generan una doble presión sobre el Ejército sirio, que intenta contener las ofensivas en frentes opuestos.

El Ejército confirmó su repliegue de Deraa y Al Sueida, justificándolo como una estrategia para establecer un "cordón de seguridad". Sin embargo, activistas locales y el Observatorio Sirio de Derechos Humanos informaron de un colapso de las posiciones gubernamentales en Al Sueida, donde enfrentamientos recientes dejaron al menos cuatro muertos y más de 20 heridos.

En lo que se describió como un "viernes excepcional", cientos de residentes se levantaron contra las fuerzas del régimen, lo que forzó la huida del gobernador de la provincia y de altos mandos militares hacia Damasco. 

En medio de esta escalada, el presidente Al Asad mantiene un notable silencio, sin pronunciarse públicamente desde el pasado 2 de diciembre. Este vacío de liderazgo alimenta la incertidumbre sobre la capacidad del régimen para enfrentar la creciente resistencia, especialmente cuando las fuerzas insurgentes en el sur declaran abiertamente su intención de avanzar hacia Damasco para "liberar Siria".

Mientras tanto, el impacto de los levantamientos en Deraa y Al Sueida resuena con fuerza en la población local, que protestó repetidamente en los últimos años contra la crisis económica y la represión gubernamental.

En Al Sueida, las manifestaciones contra la carestía de vida y la corrupción escalaron hacia un levantamiento armado que podría redefinir el equilibrio de poder en la región. 

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