Premio Nobel de Economía para tres investigadores que estudiaron la formación de instituciones y la prosperidad

Daron Acemoglu, Simon Johnson y James A. Robinson fueron galardonados este lunes con el premio Nobel de Economía, por sus investigaciones sobre “cómo se forman las instituciones y afectan a la prosperidad”. Su trabajo trata sobre el papel que juegan las instituciones económicas y sociales en el crecimiento y la desigualdad entre naciones.
Acemoglu (57 años), de origen turco y ligado al Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, en inglés), era siempre un habitual en las quinielas para el premio. Johnson (61, MIT) y Robinson (64, Universidad de Chicago) son británicos, reseña La Vanguardia.
Sus enfoques y avances han contribuido a explicar por qué algunos países son pobres y otros ricos, por qué unos triunfan y otros fracasan, o por qué las diferencias se eternizan, lo que ayuda a entender las desigualdades económicas.
Reducir las enormes diferencias de renta entre países es uno de los mayores retos de nuestro tiempo. Los galardonados han demostrado la importancia de las instituciones sociales para lograrlo”, expone la Real Academia Sueca de Ciencias.
En sus estudios, Acemoglu, Johnson y Robinson han visto que en los países de ingresos bajos suele haber un patrón común: unas instituciones o Estado de derecho débiles. Estos suelen contar con lo que se denominan instituciones extractivas -autocracias, organismos propensos a la expropiación- que arruinan a la población y conducen a la pobreza.
En el lado contrario, las instituciones inclusivas -democracias, defensa de la propiedad privada- son buenas para el crecimiento y prosperidad a largo plazo. Acemoglu y Robinson lo plasmaron en Por qué fracasan los países (2012).
Un ejemplo ayuda a entenderlo mejor. Nogales, ciudad dividida EE. UU. y México, queda partida por la valla fronteriza. Pese a que a uno y otro lado sus habitantes comparten clima, antepasados, cultura y comen los mismos platos o escuchan la misma música, los del norte, en EE. UU., tienen una mayor prosperidad. ¿Qué diferencia existe, pues? Las instituciones.
Al norte se consiguen mejores oportunidades en la educación y el trabajo, así como más representación política y un mayor respeto a la propiedad privada. Al sur, los políticos corruptos son difíciles de cambiar, el potencial de influenciar en la legislación es limitado, campea el crimen organizado y se hace arriesgado montar allí un negocio, explicaron en uno de sus estudios.