Panamá, Colombia y Estados Unidos discuten estrategias para enfrentar la crisis migratoria

Los cancilleres de Colombia y Panamá, Luis Gilberto Murillo y Javier Martínez-Acha, así como el secretario del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, Alejandro Mayorkas, se reunieron este lunes en Cartagena de Indias para discutir la crisis migratoria que afecta a los tres países.
En el encuentro, los funcionarios abordaron temas de cooperación para el desarrollo, vías regulares y protección en términos de migración y tripartitos, reseñó El Nacional.
Los funcionarios se comprometieron a mejorar el intercambio de información, teniendo en cuenta que los flujos migratorios irregulares que transitan por la frontera entre Colombia y Panamá son de alcance global e involucran a poblaciones de más de 90 nacionalidades.
Aseguraron que implementarán un plan de trabajo con medidas concretas y realistas que fortalezcan la presencia estatal de Colombia y Panamá en su frontera común, así como mejorar los mecanismos de control y regularización, detalló Murillo.
El gobierno estadounidense dijo que desea seguir ampliando la colaboración entre los tres países para poner en práctica y aplicar estrictamente una estrategia que permita hacer frente a los flujos migratorios históricos, indicó Mayorkas.
Adelantó que en las próximas semanas se darán a conocer nuevos acuerdos que asegura, contribuirán a la seguridad de las tres naciones.
Martínez-Acha abogó por una política compartida que respete la humanidad de los migrantes y pidió que lo discutido no se quede en palabras: “Que nuestras decisiones busquen reflejar las esperanzas de los migrantes y reducir sus miedos”.
Esta reunión se dio un día después de que Murillo y Martínez-Acha visitaran la zona fronteriza entre ambos países y la puerta de entrada al Darién, la peligrosa selva que atraviesan miles de migrantes rumbo a Estados Unidos.
De acuerdo con datos de Panamá, 231 mil personas, la mayoría venezolanos, han atravesado el Darién este año y en 2023 fueron más de 520 mil, una cifra inédita, por lo que el país ha cercado casi 5 kilómetros de perímetro con vallas de alambre con púas para desincentivar el paso por esta inhóspita selva.