Oppenheimer sobre apoyo de Brasil a Irán: Intenta revivir una política exterior propia del pasado

La alineaciones de gobiernos como los de Venezuela, Cuba y Nicaragua con Irán en su conflicto con Israel no ha sorprendido a la comunidad internacional. Sin embargo, la postura adoptada por Brasil ha causado asombro e indignación entre las principales democracias occidentales.
El 13 de junio, el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva emitió un comunicado condenando el ataque israelí contra Irán, sin mencionar las amenazas reiteradas de Teherán contra Israel ni su respaldo a grupos terroristas como Hamás y Hezbolá. La omisión fue notoria, sobre todo cuando se compara con la posición del G-7, expresada en una declaración conjunta emitida el 16 de junio desde Alberta, Canadá, publicó El Nuevo Herald.
Los líderes de Estados Unidos, Canadá, Francia, Alemania, Italia, Reino Unido y Japón afirmaron con firmeza que “Israel tiene derecho a defenderse” y calificaron a Irán como “la principal fuente de inestabilidad y terrorismo regional”. Además, reiteraron que Irán “nunca podrá tener un arma nuclear”, recordando las recientes advertencias del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) sobre el enriquecimiento secreto de uranio por parte del régimen iraní, en violación de acuerdos internacionales.
Para muchos observadores, la cuestión no es únicamente el derecho de Irán a desarrollar tecnología nuclear como lo han hecho países como India o Pakistán, sino el hecho de que el régimen iraní mantiene como política oficial la eliminación de un Estado soberano, Israel, miembro de la ONU desde 1948.
Las críticas a Teherán no se limitan a sus amenazas. Irán ha sido señalado por apoyar ataques terroristas contra Israel y se le considera responsable intelectual del atentado de Hezbolá contra la AMIA en Buenos Aires en 1994, que dejó 85 muertos y más de 300 heridos, según la justicia argentina.
La reacción brasileña ha generado cuestionamientos. Elliott Abrams, exrepresentante especial de EE. UU. para Irán y Venezuela durante el gobierno de Donald Trump, calificó de “escandalosa” la postura del gobierno de Lula. Según Abrams, Brasil parecería estar intentando revivir una política exterior propia del pasado.
“Es un intento anacrónico de resucitar el Movimiento de Países No Alineados. Pero estamos en 2025, no en 1975”, ironizó. Y agregó: “Brasil no ganará nada en el mundo árabe con esta declaración. Hará feliz al Ayatolá, pero ¿de qué le sirve eso a Brasil?”, señaló Oppenheimer.