Nueva política económica de Trump: Enfrentamientos y guerras arancelarias

Ante las recientes amenazas del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, diversos gobiernos mostraron incertidumbre respecto al futuro de sus relaciones comerciales y económicas con la nación norteamericana. Está en discusión la voluntad de Trump de implementar políticas comerciales unilaterales, que podrían significar un drástico cambio en la economía global.
Entre las tácticas propuestas por Trump figuran guerras comerciales sustentadas en aumentos de aranceles de importación, considerados ilegales por muchos especialistas, los estímulos fiscales y subsidios para inversores que favorezcan la economía tecnológica cerrada a la competencia. Estos planteamientos contravienen el principal principio de las relaciones económicas internacionales: el de la Nación más Favorecida.
El epicentro de la controversia es la intención de Trump de imponer aranceles de hasta 200% a las naciones que, entre otras cosas, no contribuyan a frenar la inmigración a Estados Unidos, no asistan en la lucha contra el tráfico de drogas, participen en el debilitamiento del dólar estadounidense como moneda principal en transacciones internacionales, y apoyen la expansión comercial de China y tecnologías chinas en el mercado global.
Esta agenda ha generado malestar entre los aliados comerciales de Estados Unidos. Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, mostró su disposición a cooperar con las propuestas de Trump, mientras que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, insinuó que la imposición del 25% en las importaciones del nuevo NAFTA (o T-MEC) no es viable.
Esta nueva directiva económica podría implicar un retroceso en los avances logrados tras setenta años de liberalización del comercio y puede conducir a países a cuestionar la eficacia del sistema multilateral GATT-OMC. En efecto, algunos especialistas advierten sobre posibles semejanzas entre la propuesta de Trump y la Crisis de 1930.
También existe preocupación ante la posibilidad de un segundo retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático, planteamiento que también formaría parte de la nueva política económica de Trump. Sin embargo, pese al malestar generalizado, el poder económico de Estados Unidos sitúa a la mayoría de las naciones en una posición de sometimiento a sus propuestas.