Miriam Madrid de Castillo: "Presenté la Eunacom en julio de 2020 y la batié de jonrón"
El entusiasmo de Miriam Madrid de Castillo, ilumina los espacios de @KinegamaSalud , consultorio especializado dónde esta traumatóloga caraqueña, de 68 años, se rehace profesionalmente luego de atravesar el oscuro túnel del coronavirus.
"Estuve hospitalizada y al borde de la muerte por 9 días", explica la graduada en la UCV, quien habría llegado a Santiago para "cuidar viejitos" y nuevamente destaca por su capacidad y vocación de servicio.
Su historia es conmovedora. Se especializó en el Hospital El Llanito y resaltó por 18 años en el Hospital de Pariata. Pensaba vivir de la jubilación, sin contratiempos.
"Llegué el 16 de enero de 2018. Mi esposo y yo no queríamos migrar, pero él enfermó y nuestros hijos nos compraron el pasaje y nos alquilaron un apartamento en Ñuñoa. Vivimos año y medio de nuestros ahorros", detalla.
Madrid recuerda que estaba negada a volver a ejercer. Le decía a su hija, residente en China: '¿Y si me raspan?. Yo me voy a poner a cuidar viejitos".
Esa hija que vive en Shangai la recibió por varios meses y la convenció de presentar la prueba. Cuando regresó a Chile, su hijo la había inscrito en un curso de computación y con el Dr. Guevara para que se preparara. "Juro que me dediqué a estudiar la medicina de nuevo. Presenté en julio de 2020 y la batié de jonrón", relata y sonríe.
La pandemia llegó con ella en plena búsqueda de empleo. En el centro de salud Capredena la entrevistaron, pero tenía la visa vencida. También acudió a una entrevista en un hospital de La Ligua, pero en la víspera anunciaron la restricción de incorporaciones.
Por un tiempo se dedicó a ayudar a exresidentes en Venezuela a presentar la Eunacom. "Si Dios me mandó para acá, es por algo", se dice.
Hasta que en abril consiguió una oportunidad en Kine Nivel 1. Allí conoció a Alexander García, director de @KinegamaSalud , quien se dio cuenta de su capacidad y hoy cuenta con ella como parte fundamental de su equipo.
"Cuando desperté tras 9 días en la UCI prometí aprender a rezar el Rosario. Mis hijos están muy orgullosos. No vine a enriquecerme aquí. Vine a aportar, pero nadie me quita lo bailao".