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UE entra en la batalla comercial y nace frente anti-EE. UU. en G7

Brasil también ha sido afectado por los aranceles de los metales y su gobierno califica la medida de injustificada. El mayor riesgo radica en una escalada de represalias y contrarrepresalias entre Estados Unidos y los países europeos

Los europeos lanzaron el viernes en la Organización Mundial de Comercio (OMC) su primera contraofensiva contra los aranceles estadounidenses a los metales y advirtieron a Washington sobre el peligro de su proteccionismo para la economía mundial durante una reunión ministerial del Grupo de los 7 (G7) en Canadá.

Esa iniciativa fue seguida luego por Ottawa, que presentó su demanda contra Estados Unidos ante la OMC, tras haber anunciado el jueves aranceles punitivos contra su vecino.

"Franceses, británicos y alemanes se han mantenido firmes", señaló a la prensa el ministro francés de Finanzas Bruno Le Maire a la salida de las sesiones de discusión en Whistler, una estación de esquí al norte de Vancouver y donde las conversaciones se extenderán hasta el sábado.

"Cada uno ha marcado su incompresión total sobre las decisiones estadounidenses y cada uno señaló que es a los estadounidenses a quienes les toca hacer un primer gesto porque han sido ellos que han decidido imponer esos aranceles", precisó.

Poco antes, Le Maire había indicado que esta "reunión de finanzas del G7 es más la de un G6 + 1, con Estados Unidos solo contra todos".

De su lado el presidente Donald Trump desafió aún más a sus socios comerciales al sugerir sustituir el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con México y Canadá por acuerdos bilaterales con esos dos países.

"No me importaría ver el TLCAN, que tendría un nombre diferente, como un acuerdo por separado con Canadá y otro con México", dijo Trump a periodistas en la Casa Blanca.

"Estamos hablando de dos países muy diferentes", añadió sobre ese tratado trilateral vigente desde 1994 y que viene siendo renegociado por presión suya.

Durante esta reunión del G7, que incluye a Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, "las discusiones serán difíciles", admitió de su lado el ministro canadiense de Finanzas Bill Morneau.

"Vamos a expresarnos en términos duros porque pensamos que (las tarifas estadounidenses) no son buenas para la economía mundial", añadió. Más temprano, Bruselas denunció el caso ante la OMC.

"Si los actores en el mundo no cumplen con las reglas, el sistema podría colapsar. Por esto, estamos llevando a Estados Unidos (...) ante la OMC", dijo la comisaria europea de Comercio, Cecilia Malmström, anunciando otra demanda contra China por socavar la propiedad intelectual de las empresas europeas.

Una decisión "ilegal"

Las relaciones entre los aliados transatlánticos se tensaron en casi 500 días de mandato de Trump por sus decisiones de retirarse del acuerdo nuclear con Irán, de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén y salir del acuerdo de París sobre clima, así como por sus críticas a organizaciones como la OTAN o la OMC.

El instituto de análisis Oxford Economics alertó no obstante de que "el peligro real para la UE es la ausencia de una respuesta estratégica al programa 'Estados Unidos Primero'" de Trump, máxime cuando el acero y el aluminio sólo representan el 0,1% de sus exportaciones a Estados Unidos.

La UE siempre ha reiterado que su respuesta sería proporcionada y acorde con las reglas de la OMC. "Nosotros defendemos un sistema multilateral para un comercio mundial basado en reglas", dijo Malmström, para quien "Estados Unidos juega a un juego peligroso".

La ofensiva estadounidense pone a prueba la capacidad de los 28 países de la UE de hablar con una sola voz y, sobre todo, el motor franco-alemán del bloque: la primera y segunda economía de la Eurozona abogaron por estrategias diferentes en las últimas semanas.

A ello se suma la situación en la tercera y cuarta economías de la Eurozona. En Italia, un gobierno formado por dos fuerzas euroescépticas asumió el viernes el poder, mientras que en España, el socialista Pedro Sánchez se convirtió en el nuevo jefe del gobierno tras derrotar en una moción de censura al conservador Mariano Rajoy.

Temores sobre ruedas

Frente a una Francia más partidaria de una línea dura, Alemania, una potencia exportadora y con una importante industria automotriz, abogó en las últimas semanas por evitar la escalada mediante un acuerdo con Washington, un llamado al que Trump respondió con nuevas amenazas de aranceles a los automóviles.

Estados Unidos declararía realmente una guerra comercial si confirma su amenaza de gravar las importaciones de vehículos, alcanzando "el corazón del reactor de los intercambios internacionales", considera Sébastien Jean, experto de economía mundial del CEPII.

"Es de temer que este sea el comienzo de una evolución negativa de las medidas y contramedidas, al final de la cual no hay ganadores", alertó el fabricante alemán Volkswagen.

El impacto económico de los aranceles estadounidenses sobre el acero y el aluminio es relativamente limitado, pero el mayor riesgo es una escalada, con represalias y contrarrepresalias, que podrían afectar gravemente el orden comercial mundial.

Desde Brasil, uno de los países afectados por los nuevos aranceles y cuotas estadounidenses, el gobierno del presidente Michel Temer reaccionó calificando a esa medida como "injustificada" y exhortó a Washington a negociar un mejor acuerdo, según un comunicado.

"El gobierno considera que la aplicación de las restricciones sobre las exportaciones brasileñas no se justifica y sigue abierto a construir soluciones que atiendan mejor las expectativas y necesidades de los sectores del acero y aluminio en Brasil y en Estados Unidos", dice la nota.

Al mismo tiempo advirtió que Brasil "se reserva sus derechos en los ámbitos bilateral y multilateral" para buscar una salida a esta situación.

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