Crece tensión en Myanmar, que inicia segunda semana de protestas
Las multitudinarias protestas callejeras en Myanmar entraron en su segunda semana el sábado sin que ni los inconformes ni el gobierno militar al que quieren desbancar muestren signos de retroceder en su confrontación.
En Yangón, la mayor ciudad del país, los manifestantes volvieron a congregarse en la intersección Hleden, un cruce de carreteras clave desde el que algunos grupos marcharon a otros lugares, incluyendo las embajadas de Estados Unidos y China. Se movilizaron a pesar de la orden que prohíbe las concentraciones de cinco o más personas.
Estados Unidos, especialmente tras el anuncio del presidente Joe Biden de sanciones contra el régimen militar, es visto como un aliado en la lucha de los manifestantes contra el golpe de Estado del 1 de febrero. China, por su parte, es detestada por estar del lado de la junta y su apoyo es vital para que los militares sigan controlando el poder.
También se registraron protestas en la segunda ciudad del país, Mandalay, donde los abogados fueron uno de los grupos más numerosos.
El ejército derrocó a la líder del país, Aung San Suu Kyi, y a su gobierno y evitó que los legisladores elegidos en los comicios de noviembre inaugurasen una nueva sesión del Parlamento. Suu Kyi y otros altos cargos de su gobierno y partido siguen detenidos.
La junta liderada por el general Min Aung Hlaing señaló que se vio obligada a actuar porque el ejecutivo de Suu Kyi no investigó adecuadamente las denuncias de fraude en las elecciones, que su partido, la Liga Nacional para la Democracia, ganó por una amplia mayoría. La comisión electoral dijo que no hay evidencias que sustenten la denuncia de los militares.
Las protestas del sábado coincidieron con el aniversario del general Aung San, líder independentista del país y padre de Suu Kyi. Su nombre y su imagen han aparecido en los carteles de algunos inconformes.
Las autoridades han intensificado las detenciones de políticos y activistas, y en algunas zonas a las afueras de Yangón se han vuelto más agresivas a la hora de dispersar las movilizaciones.
Al menos 326 personas fueron arrestadas desde la sublevación militar, de las cuales 303 siguen retenidas, según la independiente Asociación de Asistencia a Presos Políticos.
En las últimas tres noches ha habido muchos reportes de cateos durante el toque de queda nocturno, en los que las fuerzas de seguridad han tratado de capturar a gente en sus casas.
En varios casos, vecinos y otros han acudido al lugar en tal número que las autoridades abandonaron su intento de apresar a sus objetivos. Videos de este tipo de registros han sido ampliamente difundidos en redes sociales.
Según la asociación de presos, la policía antimotines disparó balas de goma e hirió a cinco estudiantes, y arrestó otros nueve en una protesta en Mawlamyine, una ciudad del sur, el viernes.
“Los familiares quedan sin conocer los cargos, el paradero o el estado de sus seres queridos”, afirmó el grupo en un comunicado. “Estos no son incidentes aislados y las redadas nocturnas están dirigidas contra voces disidentes. Está ocurriendo en todo el país”.
Entre los detenidos hay líderes políticos, funcionarios gubernamentales y públicos, activistas y líderes estudiantiles. El personal médico ha sido señalado porque el colectivo fue el que inició la campaña de desobediencia civil contra la toma de poder y sigue en primera fila.
El ejército gobernó el país de forma directa durante cinco décadas tras un golpe de Estado en 1962 y empleó fuerza letal para sofocar un masivo levantamiento popular en 1988 y una revuelta liderada por monjes budistas en 2007.
El máximo organismo de derechos humanos de Naciones Unidas aprobó el viernes una resolución de consenso que insta al ejército a liberar de inmediato a Suu Kyi y a otros líderes del gobierno civil, pero suavizó el texto por la presión ejercida por China y Rusia.
El periodista de The Associated Press Jamey Keaten en Ginebra contribuyó a este despacho.