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Chile deportó primer grupo de venezolanos varados en la frontera con Bolivia

El ministro de Defensa de Chile, Baldo Prokurica, dijo que el grupo de unos cien deportados, la mayoría venezolanos, son personas  que “no respetan las normas de nuestro país, lo hacen por ingresos ilegales, sin visas” y resaltó que no existe país alguno que tenga apertura de fronteras

El ministro de Defensa de Chile, Baldo Prokurica, encabezó este miércoles 10 de febrero la deportación del primer grupo de más de 100 migrantes, la mayoría venezolanos que llegaron a ese país por la frontera con Bolivia y que permanecieron detenidos hasta el momento de su repatriación.

Prokurica destacó que son personas  que “no respetan las normas de nuestro país, lo hacen por ingresos ilegales, sin visas” y resaltó que no existe país alguno que tenga apertura de fronteras "y genere un problema para quienes llegan engañados por traficantes de inmigrantes y por expectativas que no se cumplen, que pueden terminar dañando a nuestra gente".

Indicó que esa situación genera una «sobrecarga» en el sistema sanitario y económico de Chile, por lo que aseveró que la nación austral no es capaz de aguantar una migración «ilegal y abultada».

El grupo de migrantes expulsados de Chile estuvieron portando trajes de bioseguridad y del grupo de 120 personas, solo quedan en territorio de ese país unos 40.

Por otro lado, la directora del Servicio Jesuita a Migrantes, Waleska Ureta, alertó en  entrevista a Radio Oasis el 9 de febrero que mientras que la crisis en Venezuela no se soluciones, el flujo de migrantes se continuará registrando y cree que las autoridades del país austral deben asumir y reconocer que es una crisis que trasciende más allá de solo lo migratorio.

«Solamente con dispositivos o con medidas en línea migratoria o control de fronteras, esto no se va a resolver».

Señaló que los países receptores de personas deberían ofrecer una respuesta humanitaria a lo que ocurre y resaltó que las personas que asumen travesías difíciles lo hacen por necesidad y no porque deseen ejecutarlo.

«Es importante reconocer que nadie por gusto transita el desierto, con la geografía que tiene, con el clima, para poder llegar a otro país por gusto o por turismo (…) Más allá de las cifras, hay personas detrás de esto, que lo están pasando mal».

El Ministerio del Interior de Chile informó el martes 9 de febrero sobre la expulsión de un centenar de migrantes procedentes de Colombia y Venezuela que ingresaron a la nación austral de forma irregular por el departamento de Tarapaca y que llegaron a la ciudad fronteriza de Iquique, cumpliendo con lo anunciado que se ejecutaría la medida este miércoles 10.

La Contraloría General de Chile autorizó el jueves 4 de febrero el despliegue de las Fuerzas Armadas en su frontera con Bolivia, con la intención de controlar un flujo migratorio que se ha disparado en los últimos días, como respuesta a la muerte de dos inmigrantes ilegales que fallecieron el día anterior mientras transitaban el paso fronterizo.

El gobierno chileno, con esta decisión, intenta controlar la cantidad de personas que intentan ingresar a Chile, especialmente porque el flujo migratorio actual se dirige al pueblo de Colchane, en la región de Tarapacá, una población con apenas 2.000 personas que no soporta la recepción de tantos viajeros internacionales.

 

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