Nueva teoría poscuántica de la Gravedad Clásica propone resolver lo que Einstein no pudo

La física moderna se enfrenta a una de sus mayores interrogantes: la incompatibilidad entre la física cuántica y la teoría de la relatividad general, dos pilares que, a pesar de sus diferencias fundamentales, han coexistido durante casi un siglo. Albert Einstein, quien desarrolló la teoría de la relatividad en 1915, ya advertía sobre los peligros de la física cuántica, afirmando: “Si todo esto es cierto, entonces significa el fin de la física”. A día de hoy, ambas teorías son esenciales en la explicación de fenómenos a nivel subatómico y a gran escala, respectivamente.
En diciembre de 2023, el físico Jonathan Oppenheim, del Instituto de Ciencia y Tecnología Cuántica del University College de Londres (UCL), presentó una nueva propuesta teórica denominada teoría poscuántica de la gravedad clásica. Este enfoque ha sido calificado como un avance significativo en la búsqueda de una unificación de ambas teorías, reconociendo incluso sus detractores que es el primer enfoque realmente original en la última década.
A lo largo de los años, los investigadores han intentado “cuantizar” la relatividad general, es decir, convertirla en una teoría cuántica. Sin embargo, Oppenheim sugiere un giro en esta metodología, manteniendo la relatividad general en su forma clásica y modificando la teoría cuántica para que ambas puedan coexistir. Según Oppenheim, esta tarea ha resultado difícil no solo por su complejidad matemática, sino también por las diferencias conceptuales entre ambas teorías.
En su nueva propuesta, el espacio-tiempo se define como el tejido donde interactúan las partículas cuánticas, manteniendo sus propiedades clásicas, pero añadiendo un elemento de aleatoriedad característico de la física cuántica. Oppenheim explica que este espacio-tiempo presenta fluctuaciones aleatorias, lo cual podría revisitar la famosa frase de Einstein: “Dios no juega a los dados”. Este nuevo enfoque plantea que las fluctuaciones en el espacio-tiempo podrían influir directamente en el comportamiento de las partículas cuánticas.
La teoría ha sido sometida a revisión y ha recibido comentarios mixtos. Sabine Hossenfelder, del Centro de Filosofía Matemática de Múnich, señala que aunque la teoría era inicialmente “muy especulativa”, las versiones más recientes han abordado varias inquietudes planteadas en investigaciones anteriores. Hossenfelder ha reconocido que cualquier confirmación experimental de las predicciones de esta teoría podría atraer un interés significativo en la comunidad científica.
Oppenheim y su equipo proponen realizar experimentos utilizando tecnología cuántica de medición para observar si el peso de un objeto permanece constante o presenta fluctuaciones, lo que podría servir como prueba para verificar la validez de su teoría.
Además, este enfoque puede ofrecer nuevas perspectivas sobre la materia oscura y la energía oscura, que constituyen el 95% del universo y sobre las que aún se desconoce su naturaleza. Si las fluctuaciones en el espacio-tiempo resultan ser lo suficientemente pronunciadas, podrían ser indicativas de estas misteriosas entidades.
Los próximos años serán cruciales para evaluar la validez de la teoría poscuántica de la gravedad clásica. Como concluye Oppenheim, “cada vez que propones una teoría, debes hacer chequeos para ver si es consistente con las observaciones”. La teoría, aún en su infancia, representa un potencial prometedor en el camino hacia la unificación de las teorías fundamentales de la física.