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Estudio revela relación entre las horas de sueño y los hábitos culturales

Dormir cerca del promedio culturalmente recomendado mejora la salud. Se  estima que la cantidad de sueño que las personas necesitan podría estar intrínsecamente ligada a los hábitos culturales y estilos de vida. las directrices de salud pública deben sintonizar con las costumbres de cada país

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Columbia Británica (UBC) y la Universidad de Victoria (Uvic) en Canadá pone en duda la validez de dormir 8 horas al día como una norma universal. Se  estima que la cantidad de sueño que las personas necesitan podría estar intrínsecamente ligada a los hábitos culturales y estilos de vida.

El profesor Steven Heine, uno de los autores principales de la investigación, afirmó en diálogo con Infobae: “No hay una cantidad de sueño que funcione para todos. Encontramos que, en los 20 países estudiados, las diferentes duraciones del sueño estaban asociadas con una salud óptima, y que las personas que dormían cantidades de horas más cercanas a las normas culturales de su país tendían a tener una mejor salud".

El estudio también destacó “lo que es una cantidad ideal de sueño en un país podría no serlo en otro (…) como Japón y Corea, tienen duraciones de sueño mucho más cortas que otros, como Francia o Nueva Zelanda”.

Se aseguró que en Japón, las personas duermen solo 6 horas y 18 minutos de promedio, mientras que en Francia la media alcanza casi 8 horas. En Canadá, fueron siete horas y 27 minutos. Dormir cerca del promedio culturalmente recomendado mejora la salud según el estudio.

La especialista en neurología Stella Maris Valiensi, ex presidenta de la Asociación Argentina de Medicina del Sueño y miembro del plantel del Hospital Italiano de Buenos Aires, comentó: “Las 8 horas de sueño es un parámetro que recomienda habitualmente, pero se sabe que las personas pueden dormir entre dos horas menos o más. El nuevo estudio aporta datos en relación a las pautas culturales”.

En lugar de imponer un molde inflexible de ocho horas de sueño, las directrices de salud pública deben sintonizar con las costumbres de cada país.

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