El diario plural del Zulia

Editorial | Sin castigos ejemplares la xenofobia siempre marcará gol

Lo ocurrido con Miguel Navarro en Brasil es algo recurrente y que las autoridades del fútbol no han sabido abordar para impedir siga sucediendo.

Ver al lateral derecho de Talleres de Córdoba llorando como un niño tras ser llamado “muerto de hambre” por el paraguayo Damián Bobadilla, del Sao Paulo, genera múltiples debates.

Muchos futboleros consideran a Navarro sensible porque en los campos de fútbol suelen suceder peores cosas. Ese argumento resulta sí muy débil.

A escala mundial, y más aún en nuestro propio continente, con Perú y Chile, como epicentros de agresiones y polémicas públicas por el comportamiento xenofóbico impulsado desde la prensa, los venezolanos estamos cansados de sufrir situaciones que la inmensa mayoría no merece.

Bobadilla manchó la pelota y es inexcusable. Lo peor es que, aunque abundan campañas la FIFA (en este caso la Conmebol y las instituciones regentes de los países) suele hacer la vista a un lado.

En este carrusel mostramos algunos antecedentes que disparan las alarmas.
¿Le parece que lo que sucedió es normal o merece un castigo ejemplar?

No es primera vez, en los últimos cuatro años, que algún jugador o árbitro venezolano es víctima de ataques xenofóbicos dentro de un campo de futbol en el marco de un partido oficial. Lo que hizo el paraguayo Damián Bobadilla, jugador del Sao Paulo, contra Miguel Navarro, lateral de Talleres, en un partido de la Copa Libertadores, se hace recurrente. Ver al criollo llorando como un niño es entendible. Que te llamen “muerto de hambre” resulta denigrante.

“Quisiera poder yo tener en mis manos la solución al hambre que vive mi país, espero Dios me dé abundancia para poder ayudar (...) nunca me avergonzaré de mis raíces”, escribió el internacional vinotinto en sus redes. El delantero paraguayo aún no se pronuncia. Lo único realmente positivo ha sido el apoyo de su club, Talleres, integrantes de la plantilla e incluso de jugadores del Sao Paulo.

La FIFA, a través de la Conmebol, debe terminar de marcar precedentes con sanciones aleccionadoras que incluyan inhabilitación durante varios partidos, sanción económica contundente (multa) y exigir disculpas públicas al paraguayo. Sabemos que esto puede estar al margen de los protocolos actuales, pero se deben reforzar. Ya basta de que la pelota se “manche” con comportamientos retrógrados dentro y fuera del césped.


El caso más reciente similar al ocurrido con Navarro sucedió en Chile el domingo 18 de mayo. La tachirense Jhoagny Contreras, de Deportes Iquique, denunció públicamente que un grupo de jugadoras de Deportes Recoleta, le profirieron insultos xenofóbicos. Su club denunció lo sucedido ante la ANFP y confirmó que acudirá al Tribunal de Disciplina del Fútbol Femenino. Desde Deportivo Recoleta negaron lo sucedido. Hasta ahora eso quedó así.

A principios de marzo, Lucas Camilo, capitán de Atlético Roraima, fue arrestado por la Policía Militar brasileña tras proferir insultos xenofóbicos contra Daniel Blanco, árbitro venezolano. El futbolista se encontraba en las gradas del estadio cumpliendo una suspensión tras ser expulsado en el juego anterior. Desde allí se dirigió al cuarto árbitro identificado como Daniel Alejandro Blanco, gritándole: “Hijo de p**, regresa a Venezuela que ese es tu lugar”.


El empate 1-1 entre Perú y Venezuela en la 6ta fecha de las Eliminatorias estuvo marcado por un severo control migratorio a las puertas del estadio, en Lima. Con el gol de Savarino el plantel buscó celebrar con la gente en el estadio y uno de los policías intentó utilizar su porra para agredir a parte del plantel, con Ferraresi como principal víctima. Incluso, en el aeropuerto impidieron al avión despegar por un buen tiempo. La denuncia de la FVF quedó en nada.

Durante el partido que las selecciones de Chile y Venezuela del Sudamericano Sub 20, que terminó con victoria de la "Vinotinto" por 2-1 en Rancagua, tras recibir una dura falta, el futbolista chileno Nicolás Díaz llamó "Muerto de hambre" en repetidas ocasiones al criollo Pablo Bonilla. Las cámaras de televisión captaron el momento de la agresión verbalmente al rival. Poco después, temeroso de una sanción dura, Díaz pidió disculpas públicas. Y se libró de una sanción.

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