Editorial: Refundar el Zulia (II)

Los adolescentes y jóvenes de hoy no conocen el estado Zulia en el que nacieron y crecieron sus bisabuelos, abuelos o padres.
La historia, en gran parte, permite conectar un legado con la gente, y de allí nace el amor tanto por el gentilicio como por la tierra. Sin embargo, ese orgullo de ser zuliano, o de ser hijo o nieto de un zuliano, se está perdiendo.
Hay un indicador alarmante que debe llamarnos la atención y obligarnos a tomar decisiones: el 40 % de los zulianos han buscado nuevos horizontes, el doble del promedio nacional. Esta es una tragedia que las familias zulianas viven a diario. ¿Por qué, siendo el Zulia la región más rica del país, su gente ha tenido que emigrar?
Esta es una reflexión que quienes amamos esta tierra debemos hacernos, y la respuesta está en la política. Durante las últimas tres décadas, hemos dejado el destino del Zulia en manos de políticos que en nada representan a aquellas generaciones que lo hicieron grande. Los indicadores socioeconómicos así lo confirman.
Hemos caído en manos de una clase política muy distante del hombre y la mujer zuliana que trabajaron incansablemente para convertir las montañas en tierras fértiles, hoy entre las más valoradas del país por su producción agrícola. Una región que alimentó a las familias venezolanas y que incluso fue capaz de exportar. Una generación que soñó y construyó no solo una universidad, sino una Ciudad Universitaria.
¿Dónde quedó todo eso?
Lo más importante es que, para ser grande, el Zulia nunca necesitó del centralismo. De hecho, éramos la envidia de la capital, que, sin producir nada, manejaba los mayores recursos institucionales. El Zulia fue un ejemplo para el resto de las provincias venezolanas.
En los últimos 30 años, un centralismo asfixiante ha destruido progresivamente nuestra región, y hoy padecemos sus consecuencias. Por eso es urgente y vital que los zulianos, estemos dentro o fuera de nuestra tierra, nos ocupemos de la política. No podemos ser indiferentes ni dejar el destino del estado en manos de quienes permitieron este desastre.
Gobernadores, diputados y dirigentes políticos, al frente de las instituciones del estado, jamás enfrentaron decisiones nefastas como las expropiaciones de empresas petroleras en la Costa Oriental del Lago, que, de un plumazo, acabaron con más de 100 compañías emblemáticas y 5.000 empleos directos, además de provocar una merma en la producción petrolera.
Nuestros campos fueron víctimas de expropiaciones y saqueos por parte de una política autoritaria que, pisoteando el debido proceso y las leyes, actuó impunemente sin que el liderazgo político hiciera nada.
¿Dónde estaban Pablo Pérez, Manuel Rosales y Francisco Arias Cárdenas en aquel entonces? ¿Cómo debemos calificarlos? ¿Defensores o destructores del Zulia?
¿Qué hicieron para frenar las invasiones de los terrenos de nuestra insigne Universidad del Zulia? ¿Por qué permitieron que el populismo corrupto y el mercantilismo político llenaran esos espacios con ranchos y calles de tierra, cuando estaban destinados a proyectos que habrían dado aún más prestigio a nuestra máxima casa de estudios?
Desde estas líneas, queremos contribuir a despertar conciencia: el Zulia merece una mejor conducción política. Sobra talento y reserva moral para asumir el compromiso de construir una nueva generación política sana.
El gobierno nacional ha enviado un claro mensaje: gran parte del Zulia está controlada por mafias, unas vinculadas al tráfico ilegal de bienes y servicios, y otras desviando recursos del presupuesto de la gobernación y las alcaldías. Fondos que debían estar destinados a mejorar la calidad de vida de los zulianos han terminado engrosando las arcas personales, familiares y políticas de un reducido círculo de poder.
Hoy, los adolescentes y jóvenes de nuestro estado deben conocer esta historia. La seguiremos escribiendo en próximas entregas para que, con formación y conciencia, puedan estar a la altura de su potencial y, solo así, podamos refundar el orgullo zuliano.
Esta es la verdadera zulianidad.
Carlos Alaimo
Presidente-Editor