Vinotinto: La juventud fue la base de la primera victoria

“Tenemos una generación de futbolistas con muy buen pie, no puedo ocultar mi deseo y proyección de ver una selección que juegue bien y tenga muy buenas asociaciones”, comentó Rafael Dudamel al ser presentado como nuevo entrenador a mediados de mayo.
El técnico juntó por primera vez en una titularidad a gran parte de esa generación de relevo en la goleada 5-0 sobre Bolivia en Maturín y se crecieron en uno de los contextos menos favorables: una convocatoria trastocada por lesiones, una cancha impresentable y el peso del camino anterior en estas eliminatorias.
Fueron siete jugadores de 24 años o menos en el once: Alexander González que parece ganarle la pugna a Roberto Rosales en el lateral derecho, Mikel Villanueva aprovechado como central natural, Renzo Zambrano como experimento circunstancial y rendidor siendo acompañante de Tomás Rincón, el desequilibrio de Jacobo Kouffati, la velocidad en el traslado del insistente Jhon Murillo, la capacidad de manejar los tiempos de Rómulo Otero y la entrega absoluta de Josef Martínez.
Es innegable que el conjunto altiplánico fue un rival que pocas preocupaciones significó, pero si algo le faltó a Venezuela en las 10 fechas previas fue jerarquía que apareció esta vez para golpear en los momentos clave.
La base de chamos, además, logró la mayor goleada criolla por premundial de la historia, la primera victoria del camino a Rusia 2018, desviado ya hacia Catar 2022, y dieron altas señales de madurez como tener un compromiso sin recibir tarjetas algunas.
"Entendieron que ante las ausencias no solo que debían aprovechar la oportunidad los nuevos valores, sino que interiorizaron muy bien la forma”, comentó Rafael Dudamel.
Pese a la juventud, el timonel resaltó que “encontramos el enfoque total. El equipo fue muy táctico, muy ordenado y eso me genera mucha felicidad”.
Resaltó la labor de Kouffati, Zambrano y Villanueva. “Los tuve en Lara, les he visto crecer, evolucionar y para mí es muy placentero eso. Esta es una generación muy interesante”, añadió. Sin embargo, resaltó la necesidad de llevar al grupo de menos experimentados con calma y paso a paso.
Derrumban la puerta
Otero y Murillo consagraron su momento en sus respectivos clubes. Ambos son protagonistas en Brasil y Portugal con el Atlético Mineiro y Tondela, respectivamente. Pero durante las eliminatorias y durante el ciclo de Dudamel pasaban desapercibidos. El ex del Caracas FC solo tenía 48 minutos antes del duelo del jueves con el nuevo entrenador, mientras que el formado en Zamora vivía su estreno con el estratega yaracuyano.
“Me las comí verdes en toda la Copa América, sabía que mi oportunidad iba a llegar. Tener la oportunidad de marcar, que mi familia haya estado en la tribuna es muy bueno”, puntualizó Otero, quien a gritos pide ser una pieza fija.
Aunque Dudamel nunca ha declarado intenciones de “borrar” a los más experimentados, las circunstancias parecen indicarle que la generación de relevo puede asumir las responsabilidades de ahora en adelante. Queda de su parte demostrar que pueden sostenerlo y que lo de la monumental noche en Maturín no sea un simple espejismo.
Para los más veteranos quizá esto haya sido un aviso pero lo toman con suma calma. “Hemos sido leales con nuestros compañeros, pese a la situación damos la cara sin escondernos. Los chamos que están viniendo nuevos están trayendo energía, frescura y debemos apoyarlos para que sigan creciendo”, resaltó el capitán Tomás Rincón.
La juventud es la clave para que el tortuoso premundial pueda finalizar con una sonrisa pese a la imposible clasificación. Las oportunidades y los minutos que reclaman los que vienen empujando son el camino al éxito en el futuro, que resulta en el consuelo de la selección.