El diario plural del Zulia

Juanpi Añor, "el rostro de la esperanza"

Juan Pablo Añor es la gran apuesta para el futuro de la selección, con su golazo ante la albiceleste se consagró como jugador vinotinto.

Cada vez que toca el balón se nota que tiene algo –quizá casi todo– distinto al resto. Inteligencia, visión de juego, velocidad mental y una pierna zurda envidiable son parte de las características que hacen de Juan Pablo Añor el jugador más dotado técnicamente en la actualidad para la Vinotinto.

El martes, frente a Argentina, fue su consagración con la selección Nacional. En la albiceleste no vio un equipo intimidante y la joya de gol con la que se abrió el marcador, en el que hizo parecer de lo más vulnerable a Marcos Rojo y Javier Mascherano, fue el tope de lo hecho en el partido. A sus 22 años, el del Málaga toma la batuta del relevo generacional que liderará a Venezuela a mediano y largo plazo.

Ha mejorado mucho su actitud, asume responsabilidades. Tiene todo el futuro por delante”, resaltó el capitán Tomás Rincón. La confianza en el hijo de Bernardo, un vinotinto de los años 80, es enorme dentro de todo el equipo.

Pero el mediocampista caraqueño lo toma con naturalidad. Su ascenso ha sido en un ritmo pausado. Apenas la temporada pasada, tras varios asomos de su talento, pudo establecerse como un fijo para su club en donde esta campaña ya porta el importante dorsal 10 y en el primer partido de la liga española se encargó de inaugurar la casilla de goles de todo el campeonato.

“Todo lo que está pasando lo tomamos con cabeza fría. Lo de hoy (martes) fue una prueba de que podemos creérnoslo. Estoy feliz de estar acá y aportar”, indicó Añor.

Con la eliminatoria casi resignada para Venezuela, en la que solo un punto de 22 es la cosecha de una selección que le ha tocado vivir con la frustración en casi gran parte de los ocho partidos, pensar en el Mundial de Catar 2022 no es algo que no pase por las cabezas de muchos dentro del equipo.

El volante izquierdo, sin embargo, hasta el duelo disputado en Mérida no se podía considerar un fijo del equipo en el ciclo de Rafael Dudamel, quien en la Copa América Centenario lo mantuvo mucho tiempo en el banquillo, jugando solo 35 minutos.

Y su titularidad frente a Argentina fue casi circunstancial. Parecía destinado a ser sustituido por Alexander González, quien finalmente tuvo que ser lateral derecho ante la ausencia por lesión de última hora de Roberto Rosales. Lo sucedido con su compañero en el Málaga lo dejó en el once inicial.

“Se manejaban bastantes opciones para saber quiénes entraban desde el inicio y da la casualidad que me tocó a mí. Me gusta aportar todo lo que pueda hacer porque estar en la selecciónes distinto a todo”, puntualizó.

En su rostro está la expresión de que el futuro es la respuesta para una Vinotinto a la que quizá no le den las cuentas, pero que tiene ante sí una gran oportunidad de allanar el camino para lo que viene en los próximos años.

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