Palmeiras gana la Libertadores con gol al 90+8'
El Palmeiras le arrebató la Gloria eterna al Santos de Soteldo en el último minuto del tiempo agregado y deja al internacional Vinotinto sin poder alcanzar el anhelado titulo.
Este sábado dos brasileños acudieron a una histórica cita, el misticismo del recinto no decepcionó y el campeón de la CONMEBOL Libertadores se decidió. Santos y Palmeiras se enfrentaron en un duelo que no dio tregua, y que aguardó hasta el último minuto para definirse. La llave la tuvo Breno Lopes en el 90+8', y el Verdão con marcador 1-0 alcanzó la anhelada gloria eterna.
22 guerreros se encontraron en el mítico estadio Maracaná con un solo fin: alzar la gloriosa Libertadores. La paridad se hizo presente desde el inicio, con sumo celo cada guerrero custodió su fortaleza y cual estrategia de guerra intentaban penetrar sobre territorio enemigo, sin éxito.
La contienda partía con un favorito, pese a la rivalidad devenida por la significación de enfrentar una final. Santos llegaba al encuentro con un enaltecido Yeferson Soteldo y el que fue galardonado como el “Mejor Jugador” del certamen, Marinho.
Sin embargo, fue Palmeiras el que trabajó minuto a minuto por la consecución final del triunfo y Breno Lopes el encargado de hacerse con la gloria.
Cada ataque del Peixe fue neutralizado, los tiempos fueron trabajados y fue al último cuando una situación extra deportiva sirvió la mesa para la victoria del Palmeiras.
El Alvinegro vio cómo al 90+5 fue expulsado su técnico Alexi Stival, mejor conocido como “Cuca”, lo que acabó con el envión anímico cosechado durante el arranque de los segundos 45 minutos. La turbación fue aprovechada por el campeón, que con un centro de Roni, encontró por los aires a Breno y este con la testa encajó la redonda en el fondo de la red.
Con los escasos espectadores atestiguando el histórico hecho, Palmeiras estalló de la alegría, pues sabía que aunque se agregó tiempo adicional, la victoria estaba en sus manos.
De esta manera, Palmeiras se consagró en la CONMEBOL Libertadores por segunda vez en su historia, en un duelo paulista, y demostró que con un bajo perfil le bastó para dar un golpe sobre la mesa y estampar su nombre en la gloriosa Copa.