"Big Papi" asegura estar feliz por su legado con los Medias Rojas
No era la manera como deseó y quiso irse David Ortiz del béisbol profesional, barrido en una Serie Divisional.
Pero cuando la pasada noche, los Medias Rojas de Boston quedaron eliminados al perder el tercer partido por 4-3 ante los Indios de Cleveland, el estelar toletero dominicano había culminado una era inolvidable.
"Big Papi", quien cumplirá los 41 años de edad el próximo mes, había anunciado el año pasado cuando llegó a los 40 que la temporada del 2016 sería la última como jugador activo de Grandes Ligas.
"Aun si las cosas no terminaron como nosotros queríamos, fue un paso importante para la organización porque fue como si de la noche a la mañana pasáramos de ser un equipo malo a ser un equipo bueno", declaró Ortiz, al referirse al título de división conseguido por los Medias Rojas.
Ortiz, que había llorado en el montículo del Fenway Park cuando salió a despedirse por última vez de los fanáticos del equipo que reclamaron su presencia para ovacionarlo, reconoció que había vivido un tipo muy especial de emociones, diferentes a las anteriores de las últimas semanas.
La primera ocasión fue cuando supo de la muerte del lanzador cubano José Fernández, de los Marlins de Miami, que el pasado 25 de septiembre falleció a los 24 años de edad en un accidente marítimo.
La segunda vez fue el último fin de semana de la temporada regular, al recibir tres homenajes de parte de los Medias Rojas previo a cada juego de Boston en su serie contra los Azulejos de Toronto, en el Fenway Park.
La tercera la noche del lunes cuando el público del Fenway pidió que el dominicano saliera a saludarles una última vez con el uniforme puesto tras la eliminación de los Medias Rojas.
"En realidad, las primeras dos veces al menos sabía que iba a seguir jugando béisbol, que faltaban más juegos", declaró Ortiz en rueda de prensa. "Pero (el lunes) cuando caminé hasta el montículo (para saludar a la fanaticada), me di cuenta de que era la última vez que iba a hacer eso como jugador. Ahí se me fueron las emociones".
Aunque se fue de apenas 9-1 en los tres juegos contra los Indios, Ortiz se despidió con la mejor última temporada de jugador alguno en la historia de las Mayores en cuanto a bateo se refiere.
Encabezó las Grandes Ligas en slugging con .620, en OPS con 1.021 y fue líder de la Liga Americana en empujadas con 127, para acompañar sus 38 jonrones.
Ortiz conectó 541 cuadrangulares en una carrera de 20 años, con 1.769 impulsadas.
Su impacto en la ciudad de Boston ha sido incalculable, desde sus aportes en los primeros tres títulos de los Medias Rojas (2004, 2007 y 2013) desde 1908 hasta su presencia en la comunidad de la región de Nueva Inglaterra, además de la República Dominicana, del que se siente "muy orgulloso" de representar de todas las maneras posibles.
"Él va a tener un lugar especial en los corazones de mucha gente", destacó el piloto de los Indios, Terry Francona, que dirigió a Ortiz durante ocho años en Boston y le ayudó a ganar con los Medias Rojas los banderines de la Series Mundiales del 2004 y del 2007.
En su último partido como jugador activo el lunes, Ortiz se fue de 2-0 con una empujada por elevado de sacrificio y dos bases por bolas. Con dicha impulsada, llegó a 61 de por vida en la fase final, empatando con Derek Jeter en el cuarto lugar de todos los tiempos.
Ortiz bateó de hit en 34 de sus 39 encuentros de playoffs/Serie Mundial en el Fenway Park. Sus 59 bases por bolas en postemporada son la mayor cantidad en la historia de los Medias Rojas.
"No esperaba nada de eso", expresó Ortiz acerca de la barrida sufrida a manos de la Tribu. "Los Indios tenían un increíble impulso y nunca alcanzamos eso. Eso es crucial en una serie corta".
La llegada de Ortiz a Boston en el 2003 hizo posible el inicio de una época de oro de los Medias Rojas, que clasificaron para los playoffs en ocho de las 14 temporadas que estuvo con el equipo.
Mientras que el momento de más trascendencia lo vivió en el 2004, cuando se convirtió en la figura clave que permitió al equipo romper la "Maldición del Bambino" y ganar su primera Serie Mundial desde 1918.
Se dio el 27 de octubre del 2004 con la barrida que los Medias Rojas le propinaron a los Cardenales en San Luis y a partir de ahí muchos más triunfos y momentos inolvidables hasta que llegó la despedida definitiva, que también lo fue.
"A nivel mental creo que estoy listo (para el retiro)", admitió Ortiz. "No puedo pedirle a Dios más de lo que me dio. Estoy contento y orgulloso de salir de esta manera y sobre todo de seguir siendo humilde, el mismo de siempre".
Ortiz si se fue siendo la misma persona jovial, sencilla y amigo de todos, pero los Medias Rojas no se quedaron perdedores como cuando llegó, sino todo lo contrario, campeones en la División Este y ganadores de tres títulos de la Serie Mundial.