Usan fuentes para lavar botellas de uso comercial

Quienes reúnen envases de plástico para venderlos inician su labor a las 6:30 de la tarde y no descansan durante toda la noche para aprovechar los desechos resultantes de los puestos de comida rápida.
La jornada es larga. Entre las 2:00 y las 3:00 de la mañana llegan a las fuentes públicas ubicadas en diferentes elevados de la avenida La Limpia. Allí enjuagan los envases con el agua, que hasta peces contiene.
“Han venido policías para llamarnos la atención; pero este es nuestro trabajo. Estamos en situación de calle y es de esta forma que nos ayudamos”, comenta uno de los hombres, quien suma nueve años viviendo en las calles y lleva un año colectando los recipientes.
El precio de estos contenedores plásticos varía dependiendo de su tamaño. Una botella de agua de 250 litros puede valer 20 bolívares y una de dos litros de refresco hasta 200.
“La situación económica es muy difícil. De lo que hacemos a diario se gasta para la comida de todo el grupo”, expresa el vendedor ambulante que prefirió no ser identificado.
Un segundo individuo añadió que el precio de cada contenedor puede incrementar, según “lo difícil” que haya sido conseguir botellas ese día.
“Lo bueno es que ya tenemos nuestro clientes, quienes nos compran las botellas para envasar aceites, productos de limpieza y hasta chicha que venden por aquí cerca”, agregó el individuo.
“No somos delincuentes”
Los hombres subrayaron que con su trabajo “no se daña a nadie” y que prefieren dedicarse a la búsqueda y lavado de botellas en lugar de cometer actos delictivos. Aseguran que solo son responsables de la venta del plástico y no de lo que luego los compradores viertan en él.
“No somos delincuentes. Preferimos vender botellas que robar. Lo que pasa es que no tenemos apoyo de nuestras familias”, expresan.
Otras de las fuentes que han frecuentado eran la de la Plaza Reina Guillermina y la del distribuidor Juan Pablo II, cercano al centro comercial Galerías Mall.
En el Malecón iniciaron su trabajo, hace más de un año. Allí duraron solo ocho meses, luego de resultar afectados con alergias en la piel.
“Por eso trabajamos en otros sitios donde podamos hacer el trabajo”, añaden.
Contraloría
Onésimo Martínez, contralor sanitario del Zulia, aseguró que no conocía la situación. Destaca que quien se dedique a envasar productos con cualquier botella reciclada debe contar con los permisos de rigor, es decir, con los controles sanitarios respectivos.
“Todo producto elaborado aunque sea de forma artesanal debe tener permisología. La empresa envasadora debe tener, asimismo, un permiso sanitario”, dijo.
Martínez hace un llamado a no adquirir productos que se encuentren envasados sin estar debidamente registrados.