El diario plural del Zulia

Uno de cada cinco postes de Maracaibo está lleno de basura

En la avenida Universidad con La Limpia, hay una vidriera que se quebró hace dos meses y los vidrios siguen regados por la acera donde jóvenes y adultos esperan el Metrobús. A esos vidrios les siguen montones de bolsas negras de basura rasgadas por algún animal callejero. Hay cajas, ropas, comidas, vasos, botellas plásticas y más. Al cruzar la esquina del Sistema Regional de Salud, en otra parada de transporte público, ya no se ven más bolsas porque todos los desechos están a la vista.

En cada esquina de la ciudad hay mal olor; moscas y cucarachas también. En los dos tubos que sostiene el corredor vial Luis Aparicio Montiel hay bolsitas de colores de las que sobresalen papeles, ramas y arena. En ningún momento se deja de ver basura en Maracaibo porque uno de cada cinco postes está mugre.

Hay insalubridad al norte, sur, este y oeste. Lago Azul, Haticos, 1° de Mayo, Fuerzas Armadas, Delicias, Ciudad Lossada y hasta al inicio de la Autopista 1. Los contenedores que están después de la Universidad José Gregorio Hernández tienen más basura alrededor que dentro.

Sociedad enferma
Desde el centro comercial Gran Bazar se ve la suciedad del casco central. En esas bolsas que parecen adornos de Navidad y de Año Nuevo hay materiales inorgánicos que se descomponen en tres días. Ni hablar de los orgánicos. Si son grandes cantidades, como seis u ocho sacos negros con comidas o restos de frutas y verduras, el proceso de descomposición se acelera porque generalmente pasan días guardados antes de botarlos. Esos desechos generan líquidos y gases que afectan la atmósfera y el sistema respiratorio, explica Jorge León, miembro de la Asociación para la Conservación de la Cuenca del Lago de Maracaibo (Aclama).

Los materiales orgánicos, afirma León, generan un líquido llamado lixiviado que impacta las vías respiratorias. También se producen gases como etano y metano, ambos hidrocarburos, que al ser inhalados irritan el organismo. Además, contaminan la atmósfera.

Imagínense cómo actúan el etano, metano y los lixiviados en todo aquel que transite por la avenida Libertador, donde la basura parece parte de los productos a la venta. He allí una explicación a tanta asma, bronquitis, broncoespasmos, ardores y picazones en la nariz.

El Instituto Autónomo Regional de Ambiente (IARA) desplegó el fin de semana un operativo de limpieza en el centro de Maracaibo y tenían previsto remover 500 toneladas de basura. Usaron retroexcavadoras y camiones volteos, además de 200 hombres que barrían lo sobrante.

Pero el lunes las bolsas negras estaban de nuevo en todos lados. Un taxista de la línea del monumento a la Virgen de Chiquinquirá aseguró que los buhoneros de la zona se encargan de ensuciar las aceras y carreteras en tiempo récord. Algo de verdad deben tener sus palabras porque la acumulación de desechos entre el Hospital Central, la Basílica y los centros comerciales San Felipe y Caribe parecía de días.

Las conchas de las frutas estaban negras, las hortalizas podridas y de las cajas de cartón emanaban líquidos con olores indescifrables. Había metro y medio de suciedad, ocupaba casi un canal de la vía, y mientras el taxista daba su testimonio un vendedor de jugo de caña lanzó ramas secas y naranjas comidas a la mitad.

Otro transeúnte vio aquella acción y le pareció normal, pues del jugo que tomaba regó en la acera, a un costado de las bolsas y, más adelante, botó el plástico con hielo y pitillo incluido.

El IMAU trabaja en las fallas de las rutas del aseo urbano en las 18 parroquias de Maracaibo. Hay registros de camiones que no cumplen con los recorridos establecidos por diferentes razones, manifestó Melvin Velázquez, presidente del ente. Mientras, los zamuros vuelan por el cielo de la ciudad, buscando algún animal muerto dentro de esas bolsas que parecen ser los parales de los postes de Maracaibo.

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