¡Sin respeto! Así bachaquean en la Guajira [+Fotos]

Incontrolable. Así es la venta clandestina de gasolina en el municipio Guajira del Zulia.
Ni el despliegue militar de 3.000 hombres que tomó la zona tras el decreto de Estado de Excepción, ni la fastidiosa espera de tres horas en el peaje sobre el río Limón, detienen a los wayuu y alijunas que a diario contrabandean combustible a Colombia.
La jugosa ganancia de 1.733 % por cada litro de “la verde” y de 10.400 % por cada litro de “la roja” -términos como se conocen en la frontera la gasolina de 95 y 91 octanos, respectivamente–, son razones suficientes para que este delito de contrabando de extracción cobre más fuerza y adeptos.
Por vez primera en 17 años, el pasado 19 de febrero aumentó el precio del litro de carburante en el país. La de 91 pasó a costar Bs. 1 y la de 95, Bs. 6. Sin embargo, en la frontera, hay un precio único para ambas: Bs. 104.
En un viaje que este equipo reporteril realizó a la Guajira venezolana, la semana pasada, constató cómo al pasar el puente sobre el río Limón, en la vía Troncal del Caribe, hombres y mujeres con carteles, pedazos de mangueras e improvisados embudos en mano, venden dos litros de combustible entre Bs. 350 y 400; y compran desde 1.600 hasta 2.400 bolívares el “punto” (como llaman al bidón de gasolina que contiene 23 litros).
Pero es en el casco central de Paraguipoa, entre la plaza Bolívar y el mercado Los Filúos, donde se asienta la mina de oro de los bachaqueros.
Allí, el mundo del contrabando funciona con señas y simbología, el diálogo es casi inexistente.
Los “compradores” –en su mayoría jóvenes wayuu, de contextura delgada, con gorras y franelas que ocultan sus rostros– se aglomeran a la orilla de la carretera para captar a “los vendedores”. Los reconocen a la distancia por el modelo del carro. De inmediato, le marcan con los dedos de sus manos el precio actual por “punto” y si el chofer acepta, se detiene, monta al “comprador” y lo lleva hasta la caleta.
“Mientras más lejos se llega, más cara la pagan”, espetó el dueño de una Silverado C-10, quien llenó su tanque con 98 litros de gasolina de 91 octanos, y viajó a la frontera para revenderla.
De nada valieron los cinco puntos de control del Ejército, GNB y Polimara que atravesó desde el cruce de La Técnica hasta Paraguaipoa.
Con una inversión inferior a los 100 bolívares, el dueño de la Silverado obtuvo una astronómica ganancia de 9.500 bolívares en menos de cinco horas. A su camioneta le sacó cuatro “puntos”, por cada uno recibió Bs. 2.400 en efectivo.
Luego de vaciar los tanques de sus carros en la caleta, tras vender la gasolina, los bachaqueros compran garrafones de combustible entre 350 y 400 bolívares a los “pimpineros” (hombres y mujeres) en el
centro de Paraguaipoa, para así poder regresar a su destino: Maracaibo, El Moján, Santa Cruz o Cuatro Bocas.