“Reciclar parte del reconocimiento propio”
“La oveja verde de la familia”. Así se define Grisel Mercadante. Arquitecta, especialista en Diseño Urbano y promotora de la Fundación El Zulia Recicla, movimiento que promueve la reutilización de desechos en Maracaibo.
Desde pequeña emprendió una campaña, en principio personal y familiar, por la clasificación de los desechos. “Peleaba todo el tiempo con mis padres o conocidos, para que no tiraran la basura en la calle”, recuerda. Hoy esa campaña cobra forma, vida y el nombre de El Zulia Recicla.
Una vez que Grisel logró evaluar el volumen de desechos que generaba, reconocer como propio el entorno donde se desenvolvía y medir los costos y riesgos en salud por lo que consumía, fue cuando comprendió la importancia del reciclaje. “Reciclar parte del reconocimiento propio y de tu espacio. Todos debemos reconocernos”, reitera.
Se formó como arquitecta en la Universidad Rafael Urdaneta (URU), de donde egresó en el año 2003. Esta sigue siendo su casa, su academia. Desde allí, en una pequeña oficina repleta de material reutilizable, funciona la única sede de su fundación.
“La URU me abrió las puertas desde el principio, sin dudar”, señala Grisel, mientras juega con algunos adornos en su escritorio, hechos de cartón.
Luego de egresar de su querida casa de estudios, viajó a Caracas, donde se radicó hasta el 2009 y realizó una maestría en Diseño Urbano en la Universidad Metropolitana, que le abrió la mente para “pensar en hacer ciudad”, la mejor.
De vuelta a la Tierra del Sol Amada, nacen nuevas curiosidades y especulaciones en Grisel. Por ejemplo, ¿Cómo sería una ciudad que se diseñe a partir del recorrido de los residuos? Esta interrogante le abrió las puertas a la arquitecta.
“Todos los días me preguntaba qué hacer y cómo hacer. Es difícil, nadie estaba haciendo nada por reciclar en ese momento, no había una referencia”, cuenta Mercadante.
Una charla que ofreció uno de sus exprofesores de postgrado, el arquitecto Franco Micucci, en el año 2013 fue el empujón que Grisel necesitaba para iniciar su sueño de emprendimiento.
“Cuando tengan un proyecto, háganlo, sin esperar aprobación de nadie. Si creen que hay que hacer algo, háganlo”, fue la premisa de Micucci, que alentó a Grisel para dar los primeros pasos hacia El Zulia Recicla.
Desde allí comenzó todo. Primero en casa, separando, clasificando, y luego entran al panorama las redes sociales. Compartir contenido sobre el reciclaje a través del Instagram impulsó el movimiento.
“Comencé en mis redes personales, pero hubo muy buena receptividad de la gente y supe que era momento de darle un nombre. Nació la Fundación y nunca lo pensé como emprendimiento, para mí era solamente un medio de comunicación para transmitir lo que estaba haciendo por el ambiente en mis cinco metros de radio de acción”, admite.
“Muchos solos juntos”
Lo primero que debe saber una persona que quiere emprender en algún tema, sea ambiental o no, es que “solo no puede”. Según Grisel pensar en que habían otros “solos” como ella, tratando de hacer reciclaje fue la clave. Al unirse con otras personas interesadas en el activismo ambiental nacieron las jornadas de recolección que actualmente realiza de forma constante a través de la Fundación.
“Lo primero que hice fue contactar a una empresa para el apoyo del transporte, mover las redes sociales, montar un toldo y sorpresivamente llegó gente a traer sus desechos reutilizables”, cuenta la diseñadora urbana.
La empresa privada fue clave para catapultar su proyecto. Alianzas que permitieron recibir un ingreso para costear gastos de transporte y logística fueron un importante incentivo para la fundación.
A partir de entonces, Grisel notó que la gente realmente quería ayudar y que desde sus casas ya lo hacían. “Muchas personas me dijeron en esa oportunidad, ‘yo separo en mi casa y así lo entrego al camión de la basura, así ellos lo mezclen’. Sólo pensé: ¡qué bonito!”.
Tras dos años y medio de trabajo, el punto focal de Grisel es generar metodología que le permita instruir a la gente sobre los ingresos que podrían generar a partir de la clasificación de desechos.
“Me senté a convertir lo que estaba haciendo en números. Para decirle a las personas, con base, que generando cierta cantidad de volumen, tendrían un retorno monetario, a través de las recuperadoras”, explicó.
Aún queda por hacer
Grisel no se ve fuera de Venezuela a largo plazo. Quizás temporalmente, para ampliar sus conocimientos con algún postgrado en ambiente o manejo de residuos, que le permita seguir emprendiendo en su país.
“Aquí hay muchas cosas que construir. Venezuela está deseosa de gente comprometida y que crea que se pueda hacer”, señala la promotora.
¿Maracaibo sustentable?
Una movida interesante, que tiene que ver con la situación económica y política del país, según Grisel, se está gestando. La gente decidió tomar la solución por sus manos.
“Debemos olvidarnos de los colores y empezar a accionar. Estamos viendo gente reunida en las universidades haciendo algo y eso es importante”, señala.
Grupos como Cada Árbol Cuenta, Ciclovías Maracaibo, La Tala Silenciosa, El Zulia Recicla, Grupo Everest, Azul Ambientalista, La Papelera Tiene Hambre y otros movimientos abocados a atender la ciudad desde sus áreas verdes y espacios públicos, le dan un plus de sustentabilidad a la capital zuliana, asevera Grisel.
“Las cartas se están echando y de ahora en adelante todo va a depender de lo constante que seamos cada uno desde nuestros frentes. Allí veremos la diferencia”, afirma la arquitecta.
Desarrollar emprendimiento ambientalista tiene sus claves. Creer que sí se puede y mantener la constancia son las principales para la promotora de El Zulia Recicla, quien apuesta a que Maracaibo puede llegar a ser la ciudad soñada de todos, mientras cada uno trabaje desde y por su espacio físico.