El diario plural del Zulia

Pescadores se quedan sin el sustento diario

Los pescadores de la playa Los Mamones, ubicada dentro del Terminal de Embarque de Puerto Miranda, denunciaron el lunes un segundo derrame de petróleo en la zona, en menos de un mes.

Las piscinas conectadas a los tanques Z-1, Z-2 y Z-3 de la planta de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en el municipio Miranda, que contienen el oro negro, se desbordaron por las constantes precipitaciones presentadas en los últimos días. Las estructuras de metal se sobrecargaron y el crudo que pasa por una tubería anexa a los pozos que desemboca en una cañada que llega directo al Lago de Maracaibo.

El desbordamiento de petróleo se inició el pasado domingo, según denunciaron los 23 pescadores que trabajan en esta playa. “El derrame fue notificado inmediatamente a las autoridades de Pdvsa en la zona, pero hasta los momentos no han hecho algo para limpiar el crudo en el Lago”, dijo un trabajador que prefirió no identificarse por temor a represalias.

Estos hombres, que viven y mantienen a sus familias gracias a las pesca, se vieron en la necesidad de colocar dos barreras de plástico para evitar daños mayores en la orilla y así garantizar su labor diaria. Pero esto fue en vano, el crudo sigue invadiendo el estuario y “ya nosotros no podemos pescar porque todo está contaminado. Los pescadores pedimos la atención de Pdvsa y el Gobierno para que nos aseguren el sustento de nuestras familias”, comentó el trabajador.

Además de la contaminación dentro del Lago de Maracaibo, los pescadores realizaron más denuncias, esta vez re riéndose a la compañía que les suministra sus pagos, Alianza de Venezuela. Las quejas que tienen los ciudadanos acerca de la empresa van desde “el retraso en el pago de las quincenas y cestatiques, hasta la falta de los implementos necesarios para realizar nuestro trabajo eficientemente como guantes, botas y mucho más”.

El vasto territorio que conforma este espacio de Pdvsa contiene un departamento de bomberos y mecánicos, que actualmente experimenta falta de personal por el incumplimiento de la remuneración, y que las oficinas centrales del puerto fueron vandalizadas hace semanas.

Cada día los hombres llegan hasta la garita del Terminal de Embarque de Puerto Miranda, donde tienen que caminar 20 minutos hasta llegar a la playa. La vía más directa está inundada por crudo, por lo que tienen que atravesar un portón con un charco enorme, saltando de piedra en piedra hasta cruzarlo.

De allí, los trabajadores pasan a los bomberos, después a los mecánicos hasta llegar a una intersección donde entran en un terreno y comienza la cañada que ahora es de oro negro. Los pescadores se desplazan por un sendero de tierra mojada hasta llegar a su destino.

Pérdidas en San Francisco

Luis Quintero, pescador en la parroquia El Bajo, de San Francisco vio cómo todo su esfuerzo se esfumó como el viento, al darse cuenta que del 100 % de la recolección de camarones y cangrejas que hizo durante seis horas se perdió, tuvo que botar casi el 80 % de los productos por estar impregnados de petróleo.

El padre de familia dijo que anteriormente lavaban hasta descurtir los crustáceos, pero el derrame de crudo es tan agudo que ni lavándolos tres veces les sacan el oro negro. Tanto él como sus compañeros han echado a la basura más de 10 cestas repletas de camarones y cangrejas. “Eso es mucho dinero. Ya no sabemos qué hacer, el petróleo nos está matando el trabajo y nadie hace algo concreto para solucionarlo”, afirmó Quintero.

Miguel Sulbarán es el dueño de la playa San Benito y su bolsillo siente los embates dejados por los derrames de petróleo en toda la costa sur, desde San Francisco hasta la Cañada de Urdaneta.

Este empresario pesquero asegura que debe comprar dos pipas (460 litros) de gasolina diariamente para limpiar las redes de pesca, mejor conocidas como mandingas; además de las embarcaciones y motores que llegan a tierra firme con capas gruesas y espesas del crudo.

“Seiscientos bolívares desembolso a diario para poder mantener los implementos de trabajo. Los motores se tapan a diario, este trabajo en el Lago se hace cada día peor y para colmo no hay alguien que indemnice esas pérdidas”, sostuvo.

Destacó que en lo que va del año, siete motores fueron robados en plena actividad pesquera. Los afectados sostuvieron conversaciones con los cuerpos de seguridad del municipio y La Guardia Costera para buscar soluciones ante los hechos delictivos.

“A los pequeños les da asma, gripe, fiebre, hongos y quedan peor que como llegaron. Necesitamos ayuda”, refutó Robertina Morales, pobladora de la zona.

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