El diario plural del Zulia

Pacientes de urología toman el piso seis del Hospital Universitario de Maracaibo

Con un balde en su mano derecha va bajando las escaleras la señora Marlene Rojas. Parece una práctica diaria. Ella dice que sí. Tiene un mes haciendo lo mismo, desde que su hija Margaret Marcano ingresó al sexto piso del Servicio Autónomo Hospital Universitario (Sahum).

En ocasiones baja por los ascensores. “Lo que pasa es que esos están destinados para los pacientes”, dice. En el recipiente traerá hielo de vuelta porque en el hospital, como ella misma refiere, no hay nada.

Al encontrarse con el equipo reporteril de Versión Final la señora Rojas advierte, extendiendo su brazo y con él, el dedo índice. “Yo les puedo decir todo pero vamos para afuera. Mi hija es la que está esperando por una operación aquí”. Mientras baja, al cuarto, al tercero y al segundo piso, permanece callada. De repente, ante una pregunta de los servicios en el hospital suelta que en el área de urología no hay agua y eso significa que los enfermos podrían adquirir infecciones.

Continúa caminando. Sale por la puerta principal del centro de salud, pasa por el frente la emergencia pediátrica y se dirige al callejón de ciclón que va hacia varios establecimientos de buhoneros, casi llegando a la avenida Universidad. Allí se detiene y con el dorso de su mano se seca el sudor.

“Imagínate que aquí van casi dos semanas que ni comida hay. Dan un poquito leche en la mañana, en el día y en la noche”, ella le resuelve a Margaret los alimentos trayéndolos desde la casa de una de sus hijas que vive en Maracaibo, porque ellas residen en el municipio Cabimas. “Gracias a  Dios vive aquí”, expresa.

Margaret tiene “estrechez uretral” y ha sido intervenida en tres ocasiones, esta sería su cuarta operación y ha esperado por ella desde el 9 de agosto, cuando ingresó. Marlene cuenta que en las mismas condiciones están personas del municipio Machiques, incluso de Barquisimeto. Son 16 los que están en la espera quirúrgica.

Todo los insumos los han tenido que comprar. Más tarde Margaret asoma una lista puntualizada de los productos que les han pedido. “Hasta las batas de las enfermeras”, esboza Marlene.

Kit de laparotomía, lápiz de electrocauterio, inyectadoras, compresas, guantes, suturas, drenaje, Soluhex, alcohol, electrodo, aguja raquídea, gasas, goma de aspiración, tubo en- dotraqueal, sonda, gorros y botas de cirujano y soluciones. En estas últimas gastaron más de 20 mil bolívares porque les solicitaron 10 y cada una las encontró en el “mercado negro” a dos mil bolívares.

“Compramos más por si algún inconveniente”. También está el agua mineral. Cada quien debe llevar la suya y las llevan almacenadas en recipientes de cinco litros.

Los doctores y la junta directiva les indican que primero se operan los pacientes con emergencias. Estas reiteradas respuestas los llevaron a cerrar el piso seis. No dejaban pasar al personal médico, solo a un doctor para que atendiera a los recién intervenidos.

Somos importantes como las demás especialidades. Queremos que nos operen ya”, estaba escrito en un cartel que sacaron en medio de la manifestación.

Durante el 2016, el Hospital Universitario de Maracaibo ha sido centro de protestas y denuncias por parte de familiares. La incansable solicitud de insumos ha dejado a los familiares en banca rota.

La intergremial de salud, encabezada por el Colegio de Médicos, el Colegio de Enfermería, de Odontología y el Instituto de Nutrición ha denunciado ante el Ministerio Público las condiciones precarias en las que están siendo atendidos los pacientes en los cuatro hospitales más importantes del Zulia.

Ellos mediante un recorrido constataron la crisis humanitaria que atraviesan los centros de salud de la región. Denunciaron la falta de aires acondicionados, de insumos y fármacos para salvar las vidas de las personas que llegan en situación de emergencia.

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