El diario plural del Zulia

Mujeres wayuu luchan por no perder su identidad luego de migrar a Caracas

Hace 20 años, Carmen González decidió irse de la Guajira hacia la capital. Junto con su hermana menor, Nilsa, fue una de las primeras mujeres del pueblo indígena en establecerse en la parte alta de la Cota 905

La manta rosada con mariposas de colores que luce Carmen resalta entre las personas que esperan el jeep para subir a la Cota 905. Sus sandalias apenas se ven entre el ancho vestido mientras está sentada bajo techo para resguardarse del sol intenso del sábado.

El cabello gris recogido en una cola a la altura del cuello permite apreciar sus rasgos indígenas a cabalidad: los ojos achinados y oscuros, la piel canela, la expresión seria que escuda un temperamento dulce.

En el piso reposan las compras que hizo para alimentar a toda su familia. Tiene dos bolsas: una plástica y otra de tela. La primera se había roto como consecuencia del peso y el bamboleo; contenía patas de pollo. La otra era más grande y estaba repleta de verduras, reporta Crónica Uno.

Hace 20 años, Carmen González migró de La Guajira, municipio fronterizo del estado Zulia, hacia Caracas. Junto con su hermana menor, Nilsa, Carmen fue una de las primeras mujeres del pueblo indígena wayúu en establecerse en la parte alta de la Cota 905.

La etnia wayuu habita históricamente entre la Península de La Guajira, en Colombia y el estado Zulia, en Venezuela. En ambos países son la etnia indígena más numerosa.

Su estructura de organización es matrilineal y los integrantes de la familia materna son quienes resuelven los conflictos entre los clanes.

En dos décadas, la vida en Caracas empujó a Carmen a desprenderse de algunos rasgos de su cultura indígena para adaptarse a las rutinas de la ciudad, aunque lucha por mantener su identidad. Lo mismo pasa con sus hijos.

Cuando los pueblos indígenas migran deben aprender a relacionarse con los alijunas ⎼palabra en el dialecto wayuunaiki para referirse a quienes no son indígenas⎼ o con “los criollos”, como les llaman las mismas guajiras.

Mariela Molero, abogada y activista de los derechos humanos, explica que la migración de los pueblos indígenas a las grandes ciudades ocasiona que comiencen a perder sus tradiciones y costumbres.

En el caso de algunas mujeres se evidencia en la forma de vestir: se ponen uñas o pestañas postizas, usan maquillaje y cambian de peinado. Todo para tratar de encajar en un lugar distinto al que provienen.

Cuando los indígenas migran pierden sus tradiciones hasta en su forma de vivir, porque llegan a habitar ranchitos de zinc, dejan las zonas rodeadas de vegetación y dentro de las condiciones que adoptan en la ciudad se podrían presentar otras como el alcohol, la prostitución o las drogas”, agrega Molero, citada por Crónica Uno.

El dialecto intenta perdurar

Carmen ayuda a sus hijos con el cuidado de sus nietos, a quienes les habla en wayuunaiki. No todos los niños y niñas muestran interés por aprenderlo, excepto Joseanny, una de sus nietas, de cinco años de edad, quien se siente intrigada y repite lo que su abuela le dice. En total Carmen tiene 21 nietos.

Joseanny es dulce y cariñosa, como su abuela. Se muestra tímida, pero no duda en repetir lo que Carmen le dice en wayuunaiki, después suelta una sonrisa.

Mientras sus primos juegan por los pasos de tierra cercanos a la vivienda, ella coquetea con lo que habla su abuela y se acerca con interés. “De todos, a ella es a la que más le gusta, a veces se pone con mi mamá a repetir y mi mamá le enseña. Los demás niños no lo hablan y entienden pocas cosas”, comentan las hijas de Carmen.

A medida que el indígena deja de hablar su dialecto va perdiendo hasta la pronunciación correcta. Cuando el indígena pierde el idioma, lo pierde todo y lo pierde por la necesidad de hablar el castellano, la necesidad de comunicarse y adaptarse a un mundo que es ajeno para ellos, la necesidad de parecerse a algo que no se parece a ellos”, explica Molero, quien también es activista de la organización Kapé Kapé.

En 2009, la Corte Constitucional de Colombia dijo que el pueblo wayúu estaba en riesgo de extinción y con ello su lengua indígena. La principal causa son los desplazamientos que provocaron los conflictos armados en la frontera colombo-venezolana, documentó un artículo publicado en el portal de la Organización de las Naciones Unidas.

Sailyn Fernández, coordinadora de Comunicaciones del Comité de los Derechos Humanos de La Guajira, explica también que el dialecto y su interpretación es lo más importante de la cultura wayúu. Ella asegura que cuando se pierde “ya no eres pueblo”.

El día que te vas a comunicar con tus ancestros, los sueños se interpretarán en wayuunaiki, porque así te hablan tus seres superiores ¿Cómo lo vas a entender? La forma más importante de perder tu cultura es el idioma, un pueblo sin idioma no es pueblo”, dice.

Tras la migración a otros estados de Venezuela, y a países de Latinoamérica, los indígenas wayuu se mezclan o se casan con los alijunas y esto también influye en la pérdida de la lengua.

Algún día van a volver, así sea en restos o por decisión, y ¿Cómo vas a interpretar el wayuunaiki con las comunidades que siempre están esperando?”, continúa Fernández.

Las hijas de Carmen evitan hablar en wayuunaiki con sus hijos, nacidos entre Caracas y Maracaibo, porque tienen miedo del acoso escolar que puedan recibir por ser guajiros. Sin embargo, Carmen se comunica con su familia únicamente en su lengua indígena.

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