Madres confían en el censo por pañales y leche
En el barrio 5 de Julio vive Mónica Hernández con su niña de tres meses, Anneriz. Ahí no se consiguen pañales. Las madres intercambian uno por un par de cucharadas de leche, que también está ausente. Cuando llega en las bodegas, por cada pañal cobran 300 bolívares.
Este calvario se repite en las historias que narraron ayer las madres en la cola, en los alrededores de la Plaza La República, donde por cuarto sábado consecutivo se realizó el censo donde están puestas todas las esperanzas de Andrea Zambrano, pues su bebé, de un mes de nacida, no conoce la fórmula materna, y pasa más de medio día con el mismo pañal.
El registro se hará virtual y se entregará al gobernador Francisco Arias Cárdenas para que tome las medidas que garanticen los productos a los pequeños. Desde las 7:00 de la mañana, las madres se congregaron en la plaza. El proceso se realizó con fluidez. Zambrano llenó la planilla al llegar y en un sobre llevaba la copia de su cédula y de la partida de nacimiento, únicos requisitos para censarse.
“Cumplimos con lo acordado, son muchas madres y esperamos que todas hayan realizado este proceso donde logramos más de 45 mil familias, y hoy (ayer) más de cuatro mil”, informó Dilia Hernández, líder de la organización sin fines de lucro, “Por amor a nuestros hijos”, encargada de gestionar los recaudos informativos de los infantes.
Una luz
El señor Rafael Crespo gasta 14 mil bolívares en dos paquetes de pañales. No ha podido adquirirlos a precio justo, pues a su juicio, “la ciudad y los mercados están tomados por lo bachaqueros”, “y el país también”, sentenció su esposa, mientras llenaba la planilla, de lo que para ellos debe ser una luz, que les permita criar en mejores condiciones a su hija de siete meses de nacida.
Alba Cardozo llegó a las 9:40 de la mañana y no tardó ni 20 minutos en el proceso del que se enteró por medio de los amigos de la comunidad. Su esposo gana 50 mil bolívares semanal y no es suficiente para adquirir lo que su hija de seis días de nacida necesita. “Todo lo compro caro porque nada se consigue, pero mi hija, ni los niños de todo el país merecen esta vida. Los padres debemos reaccionar”.
Que los mecanismos funcionen, es todo lo que exigió Katiuska Salazar. No cuenta con 15 mil bolívares semanales para su comprarle pañales a su niña de cuatro meses. Confía que la organización que se sostuvo en el proceso persista en las actividades que realicen para vender los pañales y leche.
No inclusivo
Carlos Alaimo, presidente de la Fundación Humanismo y Progreso, se acercó hasta el lugar. Escuchó algunas peticiones y denuncias de las madres que serían amenazadas por los consejos comunales por haber firmado por el revocatorio. “Retírenlas o no se beneficiarán de las comunas”, leyó en un mensaje de texto Yeredid Oberto. “Esa es una amenaza para el modelo democrático, la gente tiene derecho a escoger con quién quiere estar”, le contestó Alaimo.
Oberto enfatizó que “con la comida, con la salud no se puede politizar, ni se puede negociar, el Gobierno tiene que entender que es un derecho, y no se cumple con los CLAP”.
Alaimo aseguró sentirse motivado y comprometido con el trabajo organizado que realizan estas mujeres preocupadas por la alimentación de sus hijos y los hijos de miles de familias marabinas y zulianas. “Esto ha sido producto de la inconsistencia de un Gobierno que no ha dado respuestas satisfactorias en ninguno de sus niveles, con el agravante de que el programa de distribución CLAP es insuficiente, por esto ellas han tenido la iniciativa de organizarse y demostrarle al Estado que hay muchas familias a las que el sistema de inclusión de alimentos no les llega. Este sistema no es democrático no es universal y tampoco es legitimo”, sentenció el doctor.
En un mes, aproximadamente, las madres censadas deberían tener respuestas del Gobierno regional.