Le bajan los breques a la educación
En descontrol, así viven los planteles de la ciudad desde el pasado lunes cuando, nuevamente, por orden presidencial se cambió el esquema de racionamiento de cuatro a tres horas sin el servicio.
En escuelas y liceos “improvisan” la educación. A las 10:00 a. m. el colegio Santo Cristo, al oeste de la ciudad, quedó a penumbras. Los gritos no se hicieron esperar, a los más pequeños aún les aterra la oscuridad en la que queda el plantel y corren hasta llegar a la cancha, donde se aprovechan las horas para realizar actividades recreativas.
La directora de la institución, Marina González, contó que a los representantes se les envían mensajes de texto recordando los horarios de entrada y salida. Acotó que cuesta acoplarse, sobretodo por el desarrollo educativo, “se han hecho dos planificaciones especiales para mantener la docencia”.
Todo se congestiona, por lo menos así lo ve Gloria Herrera, madre de tres niños, quien no sabe si sus pequeños irán a clases hoy, pues en Santo Cristo el horario inicia a las 10:00 de la mañana, (se les va la luz de 7:00 a 10:00 a. m.) y “a esa hora yo estoy en el trabajo, cómo me salgo, con quién los dejo mientras, es complicado”.
En la Unidad Educativa Nacional Almirante Padilla, los bachilleres, precavidos por el corte de luz de las 10:00 de la mañana, planificaron una actividad recreativa educacional.
Pero, ¿y la luz? “Aquí nunca hemos tenido ventilación, es decir, los aires los hemos logrado por la gestión de la dirección, pero el hampa nos azota casi a diario, y los ventiladores hace tres años no funcionan”, reclamó Gleny Gutiérrez, estudiante de 5to año.
La crisis eléctrica sí afecta la docencia, expuso la directora Marianela Briceño, son mil 538 estudiantes los que ven clases a media máquina.
“Las mañanas son frescas, pero el turno de la tarde es el más afectado; solo damos clases hasta las 2:00 p. m., de resto es insoportable educar así”, expresó.
Una crisis latente
El preescolar Platero y Yo es el reflejo de toda la crisis que atraviesa el país, donde los más afectados son los niños. Aquí el problema de la luz se percibe desde la entrada, donde las maestras pegadas a la baranda del plantel esperan a los pocos pequeños que asisten, pues la electricidad, la escasez de alimentos y el aumento acelerado en el pasaje ha disminuido las idas a clases.
En su dirección Mercedes Sulbarán se reúne con cuatro maestras y un ventilador que apenas sopla. “Aquí no tenemos ventilación y son pocas las aulas que tienen, pues en octubre, diciembre del año pasado y en esta Semana Santa nos robaron los aires acondicionados”, reclamó.
Los niños no son educados como se debe y “no es por nosotras, porque tenemos orden de no suspender clases”, pero la enseñanza se ha visto quebrada por las condiciones, los niños pasan la mayor parte del tiempo en las áreas verdes de la institución, “venimos trabajando sobre la marcha, este es el año escolar más truncado que hemos tenido”, sentenció Sulbarán.
Las educadoras concordaron en algo, los racionamientos son la punta del iceberg. Muchos niños han abandonado sus pupitres por falta de alimentación, otros no tienen cómo llegar, pues un transporte escolar cobra hasta tres mil bolívares; además, los jóvenes prefieren buscar empleos que continuar su educación, señalaron algunas docentes.