El diario plural del Zulia

La gaita ya no suena igual en Santa Lucía

La Plaza Páez da la bienvenida a lo que promete ser una noche zuliana hasta los huesos. Las ansias de sentir la gaita en el corazón lleva a visitar a la amadísima Santa Lucía, cuna de la tradición, de encuentros furreros y de amaneceres hermosos iluminados con las inolvidables voces de Aguirre, de Astolfo y de Oscar.

La oscuridad de la calle que sirve de entrada al corazón de la parroquia, provoca sensación de olvido. Pero los vecinos sentados en los enlosados y los banderines que adornan las calles, comienzan a generar el tan ansiado ambiente gaitero.

No hay que adentrarse mucho para comenzar a ver el mar de gente que se desborda en las calles y que llena cada esquina, cada rincón. De inmediato algo sucede. El ambiente en Santa Lucía no se respira igual, y los sentidos se alertan cuando son recibidos por un melancólico vallenato colombiano, y no por la adorada gaita zuliana, necesaria y amada, pero al parecer olvidada.

Tradición en peligro

Quienes conocen la parroquia marabina saben que su suelo y su gente son de pura tradición. Que el Zulia entero se siente orgulloso porque de sus entrañas nació una parte importante de lo que hoy es la cultura que lo identifica como estado. A pesar de eso, Santa Lucía parece estar convirtiéndose de a poco en la antítesis de la tranquilidad y la tradición.

Margarita Canadell, de 72 años, está consciente de esta realidad; aunque orgullosa de ser luciteña, no niega los cambios que con los años se han dado en el lugar, y comenta que no ha sido fácil mantener la pureza de otrora.

“Recuerdo que antes se respiraba un ambiente bonito. Cantábamos gaita al aire libre y había mucho respeto”, dice mientras mira a su alrededor. “Ahora llegan algunos atrevidos con carros y colocan vallenato o reguetón a todo volumen, y uno ya ni hace nada. No digo que no puedan escuchar otro tipo de música, pero aquí nos gusta ser tradicionalistas”.

La alegría y el amor de Margarita por su terruño no se opacan. “La tradición luciteña se mantiene viva gracias a quienes queremos esta tierra. Estoy enamorada cada día más de mi Santa Lucía y no le cambio nada”.

El lugar favorito

Marianela Palanco, de 29 años, no nació en Santa Lucía, ni vive allí, pero cada noviembre viaja desde Falcón para disfrutar con su familia marabina. Uno de sus lugares favoritos es precisamente la cuna de la zulianidad, donde llega en busca de tradición. “Siempre vengo a escuchar gaita y a ver cómo la tocan en vivo. Me hace sentir en Navidad. Pero aquí las cosas están cambiando, ya no se escucha igual la gaita. Hay mucha gente que viene a tomar y no le importa mucho el tema tradicional”.

Deterioro y olvido

El evidente olvido por parte de las autoridades se suma. El lugar, patrimonio cultural, se encuentra lleno de basura y con parte de su infraestructura deteriorada. Durante las estas hay peleas, botellas partidas y hasta disparos. A la mañana siguiente, las calles quedan llenas de cuanto desecho lancen los indolentes visitantes.

Según denuncia de los habitantes, la valla que identi ca el lugar tenía problemas eléctricos que ponían en peligro a los niños que juegan alrededor de ella, y los mismos vecinos tuvieron que solucionar el problema.

El boulevar, ícono luciteño, necesita alumbrado. A la fuente le hace falta mantenimiento. Versión Final pudo constatar el estado de abandono en el que se encuentran la Virgen y los querubines que la rodean. El agua, que debería ser cristalina, está sucia y ha provocado la creación de moho alrededor de la estructura.

La inseguridad es otro tema importante. Luis Paz, de 34 años, ha trabajado cerca de la plaza desde hace mucho tiempo y siempre que puede se encarga de alertar a los visitantes. “Esta es una zona roja. Tienen que andar con cuidado porque los ladrones pasan por medio boulevar en moto y te quitan lo que tengas sin importarle nada. Fuman marihuana en las esquinas y no hay quien les ponga freno. Necesitamos que la ley rescate este lugar”.

 

 

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