La devoción mariana sigue más firme que nunca
Yo no iba a eso cuando pequeño porque mamá no me dejaba ir porque era muy lejos”. Él vivía en un Hato en el sector Los Haticos donde queda actualmente Hielo El Toro. Su excelencia monseñor Roberto Lückert León, obispo de Coro, habla de sus orígenes en la celebración de sus 50 años, frente a un centenar de personas que lo recibieron en la Basílica.
Tres meses después descuelga el teléfono para atender una llamada de Versión Final. Vuelve a referir que la vialidad no era tan moderna como ahora para asistir a San Juan de Dios el 18 de noviembre por lo menos en la madrugada. Lo hacía a las 9:00 de la mañana en lo que llaman “la misa mayor”como rector y párroco del templo.
Sí, todos la conocen, es la letra de Ricardo Aguirre. Es la Grey zuliana. Sentimiento y regionalismo. Escrita en 1948 y una más de las tantas canciones que tienen a la “Dama Saladillera” como musa y protagonista. En las primeras ceremonias los instrumentos de viento la recibían, le hacían honor con la contradanza. Ahora es la gaita, el cuero del tambor y el furro. Son Betulio Medina, Ricardo Cepeda y Argenis Carruyo quienes la recibieron el pasado 28 de octubre durante su bajada.
Las familias venían desde todos los municipios, las casas se convertían en hoteles y en mercados. Cada quien se preparaba para la festividad. “Era como un 31 de diciembre”, prosigue Lückert León. El evento religioso comenzó entre los suburbios del Saladillo, luego se fueron acercando otras poblaciones, se convirtió en la esta más grande del Zulia, se nacionalizó, se internacionalizó. Se eternizó.
Eleuterio Cuevas recuerda que en 1774 cuando llegó el obispo español Mariano Martí a su visita pastoral a Maracaibo dio el primer testimonio o cial de la Iglesia universal de la existencia de ese milagro y esa devoción que había ocurrido en tierras zulianas hacia 1709 y también anuncia la existencia de una cofradía que organiza la esta de la Virgen desde 1711.
Primera procesión
Antes de 1901 no había un orden en las celebraciones del 18 de noviembre. La gente del Saladillo se acercaba, los caleteros del Puerto, los vendedores ambulantes y el populacho colocaba sus dulces y macarronadas en el frente. Mientras tanto, los patiquines repartían cómo se iban a celebrar las misas. Antonio María Soto era el párroco de la Basílica menor para entonces y el 6 de diciembre, Día de la Aurora, llamó a su despacho a los hombres de la barriada, con ellos los caleteros.
En esa reunión a puerta cerrada se instauró la Sociedad Religiosa Servidores de María. Sesenta y cinco hombres vestirían un año después, bajo la presidencia de Domingo Peña, sus pantalones de dril color lila, corbatín negro y camisa blanca.
“Esto era un antecedente de no tenerla organizada. No había un control de quién llevaba a la Virgen, por eso pudiéramos decir que después de 190, iniciaron las procesiones o ciales”, manifestó Juan Vílchez, presidente actual de la organización religiosa que ahora congrega a 742 adultos y más de 400 niños en formación que también cargarán el mesón de La Chinita.
Desde los inicios de la veneración por el casco central de Maracaibo se colocaban banderines celestes, en las calles los gaiteros invadían con sus versos en honor a la patrona y de otras regiones llegaban las piraguas con los visitantes que necesitaban helados dulces y comidas a lo largo del trayecto de la tradicional procesión y así se fue generando el concepto de feria. Así los cronica el Diccionario General del Zulia.
El texto indica que a partir del siglo XX todo fue modi cándose, incluso después de 1942 cuando se hiciera la primera Coronación Canónica de la Virgen, aunque el Papa Benedicto XV lo hubiese ordenado en 1917.
En 1965 desde las estrechas calles del Saladillo se le ocurre a César Casas Rincón la idea de formar la Feria de La Chinita, propuesta que hizo llegar a Octavio Andrade Delgado, gobernador del estado en ese momento. E - mio Montiel Parra, vicepresidente del Concejo Municipal del distrito Maracaibo, encabezó entonces junto a Casas Rincón el primer Comité de Feria.
El propósito fue promover en lo económico, lo social y lo cultural al Zulia. Desde 1997 la Feria se hizo internacional.
No hubo rompimiento
“La celebración parroquial sigue siendo la misma, a pesar de la Feria”, dice Carlos Sánchez, profesor de la cátedra Imagen Sagrada del Zulia de la Universidad Católica Cecilio Acosta (Unica).
Cree que el acto de bajar a “La China” y luego subirla fue ampliando el espectro de la celebración y es cuando surge el contagio del zuliano por una Feria que se inició con la venta de productos.
“Cada municipio traía sus frutos, sus costumbres, sus tradiciones, como una manera de ofrendar a la Virgen en las celebraciones nacionales”.
Desde el punto de vista antropológico, Nemesio Montiel sí opina que hubo un cambio, incluso en la vestimenta de La Chinita que en aquellos años vestía de acuerdo a lo que usaba la mujer marabina.
“Pero hay una constante que es la adoración, la entrega a la Virgen, la religiosidad zuliana, la esperanza del pueblo en sus milagros, en su apoyo y el crecimiento de los devotos, esto en términos materiales fue cambiando”, concluye el profesor universitario.
Monseñor Roberto Lückert León aplaude la devoción que, a su juicio, persiste hoy día. Para él han cambiado las costumbres, pero el fervor mariano ha trascendido fronteras.
Él sigue sintiendo el compromiso de o ciar la primera misa del 18 de noviembre, lo mismo que ha hecho todos los años desde que estuvo al frente de la Basílica menor.