El diario plural del Zulia

La decisión de parir en Venezuela

En el pasillo último del Materno Infantil Raúl Leoni caminan Nadia, Yusneidi y Carla. No están solas: llevan a sus hijos dentro. Las tres sacan cuentas con la calculadora de su celular, cada cual por su lado.

En el otro extremo de la ciudad, en el Hospital Materno Infantil de Cuatricentenario, camina Karina con un vientre de ocho meses. No se preocupa por los costos, “Dios proveerá”. Es primeriza. Llegando a la puerta, ve superficialmente a un hombre de sonrisa nerviosa, se llama Daniel, y espera que su mujer dé a luz a su quinto hijo. Ninguno se conoce.

El baremo es el conjunto de normas establecidas para darle valor a algo. Estiman el cálculo para fijar las tarifas de instituciones médicas. Es fluctuante. Si en una clínica al sur de la ciudad una consulta prenatal cuesta cinco mil bolívares, al norte la cifra se duplica. Todo depende del centro de salud, del ginecobstetra y de los costos de insumos y medicamentos en el mercado negro.

De todo eso dependen Nadia, Yusneidi, Carla, Karina y el resto de las embarazadas en Venezuela.

Mucha preocupación

cifrasversionfinalNadia Velazco no puede con su barriga. Le pesa. Trata de apretar el paso porque debe entregarle un récipe con un montón de requerimiento a su marido. La espera en la Emergencia del materno Raúl Leoni. Pero le cuesta. Es algo contradictorio tener que caminar rápido para solucionar el asunto de los medicamentos e insumos y parar cada cuatro pasos por temor de que su bebé se ahogue con el cordón umbilical.

En ese papelito tan chiquito no puede caber tanto: suturas, crómico 1, aguja con hilo, yelco, aguja epidural y soluciones. También hay nombres de exámenes a los que Nadia debe someterse antes de su cesárea.

Por fin, se encuentra con su esposo.

“Me dijeron que cada crómico 1 está en 12 mil (…) Y son dos los que piden”, le lanza sin siquiera darle un beso.

En las farmacias marabinas no se hallan los medicamentos. La escasez es generalizada. Según la Federación Médica Venezolana (FMV), en los hospitales falta 95 por ciento de insumos y medicinas.

El precio justo del crómico 1 es de dos mil bolívares.

El Protocolo de atención: cuidados prenatales y atención obstétrica de emergencia del Ministerio de Salud (2014) recomienda no retirar a las embarazadas del control prenatal. La evaluación debe ser periódica e integral, sostiene. Pero con los seguros en Venezuela y un sistema de salud público con tantas manchas, cuesta.

En el mes previo a su cesárea, Nadia y su esposo han gastado 40 mil bolívares. Esta cifra no contempla los nueve ecogramas que se hizo durante nueve meses, cada uno en cinco mil. Tampoco los exámenes de laboratorio, las pruebas de VIH, entre otros. Todavía falta por hallar el paquete de pañales, la fórmula, la bata médica y los artículos personales que exigen antes de entrar a la sala de parto.

Nadia suda. No tiene cara de mamá feliz, aunque se conmueve con la idea de abrazar a su tercer hijo. Se sienta mirando a los lados, mordiéndose los labios, quizá preguntándose de dónde sacar 10 mil bolívares para adelantar su parto, pues le acaban de decir que su bebé está sentado y con el cordón umbilical amarrado al cuello.

“Se los pagamos a cualquier enfermera que esté de guardia para que me meta en pabellón”, explica a su familia. Su hermana le dio ayer el presupuesto de una clínica sureña.

Cesárea segmetarea, descripciones y montos: uso de pabellón (25 mil), sala de recuperación (7 mil), medicamentos suministrados (20 mil), uso de hospitalización y retén (22 mil), servicio de lencería (mil), servicio de asistencia en la habitación (mil), servicio de enfermería (4 mil). Total de gastos clínicos: 80 mil bolívares.

El presupuesto tiene una hoja más: honorarios médicos profesionales. Ginecólogo-obstetra principal (45 mil), ginecólogo-obstetra ayudante (15 mil), anestesiólogo (10 mil) y pediatra (10 mil). Total: 80 mil bolívares. Al final de esa hoja hay una observación: “Este precio puede estar sujeto a cambio sin previo aviso”.

Seguros insuficientes

datosversionfinalUn trabajo periodístico de la BBC Mundo sostiene que el país más caro para dar a luz es Estados Unidos. La factura promedio de un parto natural es de 30 mil dólares. La cesárea se ubica en 50 mil.

Aunque en este país el alumbramiento en un hospital es gratuito, entre los costos de medicamentos e insumos ausentes dentro de los depósitos del centro asistencial configuran casi la mitad de procedimiento completo en una clínica. En ocasiones, los seguros privados no son suficientes.

Para Francisco Arias, miembro de la Sociedad Venezolana de Puericultura y Pediatría, asumir un embarazo en Venezuela no es fácil en este momento. ¿Cómo se enfrenta una pareja con dos sueldos mínimos a un parto de 300 y 400 mil bolívares?

Y se refiere a un parto normal sin complicaciones.

“Por ejemplo, si el bebé nace con problemas de oxigenación infecciones o prematuro amerita ser recluido en una incubadora de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI): un día allí puede costar entre 600 y 800 mil bolívares”.

Las UCI’S neonatales son pocas en el país, explica. Y limitados. Solo hay en centros asistenciales de las capitales. Los cupos disponibles varían entre seis y diez.

Este es el quinto hijo de Yusneidi Hernández. Todos los ha tenido en hospitales. Su panza es de 37 semanas. El miércoles a las 12.30 del mediodía caminaba por el materno infantil Raúl Leoni buscando cómo distraerse tras cuatro horas de espera por consulta prenatal.

Ni siquiera se tomó la molestia de preguntar costos en una clínica. Su familia no podría cubrirla. El procedimiento a seguir en su caso es la cesárea, y ya está lista para comprar todo, pero necesita el dinero.

La muchacha calcula que tan solo en ecogramas y estudios diversos ha gastado 30 mil bolívares.

Ese varoncito que lleva en la panza es su segundo hijo y su marido, al igual que el de Nadia Velazco, es albañil.

A Carla Rodríguez nadie le dijo que para que atendieran a una parturienta en alguna maternidad marabina “tenía que llegar pariendo”, se dio cuenta por sí sola. Es necesario tener todo lo necesario, entre tratamientos e insumos, dice. “Si no, te regresan”.

Su panza es de 30 semanas. Su cesárea está preparada para dentro de poco. A ella le pidieron suturas, compresas, sueros, yelcos y un bisturí.

No se dan cuenta, pero Nadia, Yusneidi y Carlas e se cruzan en los pasillos de la maternidad Raúl Leoni. Seguro. Ahora Carla y Yusneidi se hablan y, lejos, Nadia se esfuerza por ponerse de pie. Aún no sabe qué hacer.

 

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