El Voluntariado del Hogar Clínica San Rafael, una labor con dos décadas de tradición

La frase “La sonrisa de un niño sano es la mejor recompensa” define la labor que realizan desde hace más de dos décadas los voluntarios del Hogar Clínica San Rafael, una comunidad comprometida con la atención a los más necesitados, en especial, con quienes son atendidos en la institución zuliana.
Tal es el caso de María Tedesco de Cafoncelli, una italiana que con amor recordó como en 1995 nació la loable labor que mantiene hasta la actualidad.
“Estoy como voluntaria desde el 95. Recuerdo que una amiga me llamó para hacer un grupo de servicio y ayudar a traer ropa. Después nació la idea del ropero para dar y vender las prendas”, conmemoró Tedesco, mientras doblaba un par de vestimentas.
La zuliana de crianza y corazón, quien habla con un acento italiano, enfatizó que ser voluntaria del Hogar Clínica le gusta porque “ayudamos a ayudando a los demás”.
Al igual que María, unas 20 personas más colaboran en el quehacer del centro médico que en octubre cumplió 68 años, así lo detalló Vilma Rincón, coordinadora del voluntariado.
La zuliana dijo que actualmente cuentan con el Comité de Damas y el Voluntariado Juvenil.
Por su parte, Yaissy Romero puntualizó que entre su trabajo está acompañar a los niños y a sus familiares en las consultas, área de hospitalización o fisiatría.
“El voluntariado se inició para ayudar a la clínica en todos los lugares donde hay necesidad (…) Antes los niños estaban hospitalizados por un largo periodo y se requería de la ayuda del voluntariado. Entonces, ayudábamos con la visita de los menores, realizábamos actividades, mientras salían de su post operatorio”, agregó la servidora que cuenta con 18 años de labor en el hogar.
Romero recordó que el voluntariado se inició de las manos de las Hermanas de Santa Ana, quienes les enseñaron también a brindar a los pacientes el acompañamiento espiritual, una característica de ayuda que mantienen en su día a día.
Otra colaboradora, llamada Julieta De Leal, especificó que también realizan la olla hospitalaria para dar comida a la comunidad. “A los pacientes se les ofrece el desayuno hospitalario todos los martes”, refirió.
Agregó que intervienen en todas las actividades que sirvan para recaudar fondos para la institución, por ejemplo, realizan bingos, rifas, bazares, té canasta y otros. Es decir, no solo apoyan a buscar historias médicas o asistir al médico.
Una de las actividades continuas, de casi to dos los días, es “El Ropero”, una especie de boutique que data desde los 90 y que permite reutilizar y reducir la ropa de segunda mano.
La tienda, ubicada cerca del estacionamiento del hogar, abre de lunes a viernes entre las 8:30 a.m. y 12:00 m. Los precios van desde dos a 15 dólares.
Vilma Rincón resaltó que las ventas son profondos para las cirugías, consultas y gastos médicos de los más de 100 niños que atienden anualmente.
Sobre qué les enseña ser voluntarias, Yaissy Romero manifestó que ha aprendido a desprenderme de muchas cosas que uno son necesarias para el vivir diario. “Uno ve a personas que tienen poco pero comparten como si lo tuvieran todo. Eso me permite ponerme en los zapatos del otro”, comentó.
“Mi experiencia es lo que recibo y por tanto, es lo más grato que percibo de esta labor. La ayuda que uno le pueda dar a los necesitados enriquece nuestras vidas. Es una gran recompensa. Juntos somos más”, explicó Julieta De Leal como resumen de sus 20 años de servicio.
Elu Quintero también habló de su experiencia, al catalogarla como “maravillosa y sanadora”.
“De cierto modo es hasta egoísta, porque es más lo que recibo de la labor que hago que lo que doy, así lo siento. Soy paciente psiquiátrico y puedo decir que servir en el voluntariado ha sido mi salvación. Estaba en cama deprimida. Descubrir el espíritu de servicio era mi vocación, fue sanador para mí”, recalcó.
Por último, Rincón resaltó la importancia de hacer compañía y auxiliar al prójimo. “Hay veces uno mismo necesita la ayuda de otra persona y nos enseña que la compañía es importante”, refirió.
La coordinadora del voluntariado también llamó a los zulianos a sumarse a la lista de colaboradores. No hay una edad establecida y los interesados solo deberán acercarse al Hogar Clínica para presentar su disposición.
“El llamado es a todas las personas que de corazón, con mucha humildad y sobre todo vocación de servicio quieren apoyar una obra, sumen voluntades para que juntos ayudemos al Hogar desde el carisma que tengamos como personas”, instó Quintero.
Tedesco, Rincón, Romero, De Leay y Quintero esperan poder mantener su trabajo por más años y ver que nuevas generaciones se sumen y mantengan el compromiso del servicio y el amor por los más necesitados.