El diario plural del Zulia

El liceo Baralt, entre el hampa y la desidia

Rafael María Baralt, historiador, periodista y poeta, soñaba con un país libre. No por casualidad escribió el poema Adiós a la patria. Su nombre denomina al primer liceo del Zulia: el Liceo Rafael María Baralt, institución que hoy alcanza 178 años de trayectoria, con una independencia golpeada por los recurrentes hurtos.

Fue justo un 19 de abril de 1839 —a solo 29 años de la declaración de la libertad del país— cuando la cámara de diputados aprobó la creación en Maracaibo del Colegio Nacional, luego llamado Liceo Rafael María Baralt, en 1936.

Pero el sexto robo del año ensombreció el aniversario de la casa de estudios, que ha egresado a millones de zulianos.

La huella del hampa

Al regreso del asueto de Semana Santa faltaban una unidad de un aire acondicionado, un filtro de agua, dos llaves de tubo y una barra para perforar la tierra. El transformador eléctrico quedó hecho pedazos en el patio.

“Esta bobina es aluminizada con acero”, comenta un trabajador. “Se llevaron un chasco si creían que tenía cobre”, añade el director del liceo, Luis Yamarte, mientras los empleados recogían las piezas.

No es un hecho aislado. Desde mayo de 2015 los robos se hicieron recurrentes. Se llevaron computadoras, aires acondicionados, utensilios de cocina y hasta comida perteneciente al Programa de Alimentación Escolar (PAE).

“Los hurtos han ocurrido con apenas un mes de diferencia. Se han llevado hasta Canaimas y equipos de video beam”, re ere el director.

Yamarte destaca su petición al Gobierno regional y a la Zona Educativa: la asignación de personal de vigilancia. Cada nuevo hecho lo lleva hasta el Cuerpo de Investigaciones Cientícas, Penales y Criminalísticas para formalizar denuncias. Pero no recibe soluciones concretas.

“En la Zona dicen que ya está aprobado que el liceo cuente con seis vigilantes. Pero no los terminan de enviar”, lamenta.

Walter Henríquez, profesor de Ciencias Naturales comenta: “El robo más fuerte fue el del año pasado, cuando se llevaron los cables principales”.

Nervin Rodríguez, docente de Educación Física, lleva 18 años en el plantel y asegura que nunca ha visto vigilantes allí. “Cada vez que nos vamos de vacaciones se nos llevan algo”, dice.

¿Qué diría Baralt hoy si observara como se encuentra el plantel que lleva su nombre? Esa es la interrogante que se hacen algunos de los miembros del personal docente.

“Es grande ser Baraltiano” es su eslogan, que destaca en uno de los más de 20 murales que posee la institución situada en la avenida 17 del sector Paraíso.

Baralt fue el primer hispanoamericano en ser elegido “Académico de Número” de la Real Academia Española. Con estudios de latín y filosofía, fue administrador de la Imprenta Nacional de España. Además, redactó el primer resumen de la historia de Venezuela.

Comedor cerrado

Mardualis Ochoa, subdirectora del Baralt, lamentó que este lunes no fuera posible prestar el servicio de comedor. “Se nos llevaron las llaves de los tanques y con ello nos dejaron sin agua. Tenemos clases hasta las 4:30 de la tarde, pero no podemos tener a los estudiantes sin comer, así que estarán hasta las 12:30”.

La mañana del lunes, la supervisora del municipio escolar acudió a la institución para levantar un acta sobre la situación. Minutos más tarde llegó el vocero estudiantil Darwin Rincón con una expresión de tristeza. En sus manos traía la misiva que 15 días antes entregó en la Gobernación. Indicó que en el área de administración no había sistema. “Dijeron que fuéramos la semana que viene”, comenta. 

Para entregar nuevamente la carta deberá dirigirse a la antigua sede del Banco Federal, según le fue indicado.

Sin biblioteca

Desde hace casi dos años, Darwin y el resto de sus compañeros no cuentan con los 5.000 libros que alberga la biblioteca Dr. Jesús Enrique Lossada. La bibliotecóloga Magaly Tineo re rió que el 30 de junio de 2015 cerró sus puertas.

“Es oscurísimo allá adentro y es sumamente caluroso porque no tiene ventiladores. Tenía dos aires acondicionados, pero se los llevaron en esa misma fecha”.

Tineo añade que los 500 estudiantes actualmente trabajan con unos pocos libros de la colección Bicentenario.

En busca de un rescate

María Castillo, obrera, dice que les toca “trabajar con las uñas”, pues no cuentan con la mayoría de los implementos que requieren.

Un grupo de egresados del año 1987 lleva a cabo jornadas de limpieza y pintura para retribuir con algo a su recordado segundo hogar.

Jack Rosales, ingeniero en informática, pertenece a la promoción y fue quien tuvo la iniciativa de reunir a sus compañeros. “Decidimos hacer algo significativo por estos muchachos. Con esto queremos decirles que con constancia, dedicación y ánimos se puede lograr el trabajo y que, después de tanto tiempo, los sueños se hacen realidad”, sostiene.

Zulimar Maldonado egresó también hace 30 años. Hoy es licenciada en Educación, mención Ciencias Sociales. Imparte la cátedra de Historia en la escuela de Sociología de La Universidad del Zulia.

“Para mí, este colegio significó tanto, que decidí hacer aquí mis pasantías profesionales”, dice, mientras se reencuentra con los pasillos que la motivaron a elegir su profesión.

“Los pueblos evolucionan y son libres en la medida en que la educación de un país avanza”, apunta el director. Para él, cumplir 178 años se dice veloz ente, pero alcanzarlo es un logro. “Seguimos el ejemplo de nuestros próceres: luchando y luchando por el liceo”, dice Yamarte.

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