El diario plural del Zulia

Desperdicios calman el hambre de familias en San Francisco

Las personas recorren contenedores de basura para cazar yuca, verduras y tubérculos que les permitan complementar las comidas en casa

Jorge García, carpintero de profesión, lava varias veces los trozos de yuca o verduras que saca de los contenedores de basura de San Francisco, para alimentar a su esposa y tres hijos. A diario emprende su búsqueda en los alrededores de verdulerías e incluso de establecimientos de comida donde lanzan los desperdicios a la calle.

García hasta hace poco lograba mantener a su familia con sus ganancias, pero la carpintería ya no le da.

“Me la paso buscando qué hacer. Limpio patios, recojo basura o escombros, pero con lo que hago no me alcanza para nada”, cuenta mientras hurga en un contenedor en Sierra Maestra. Son pocas las personas que ahora lo buscan para reparar algún mueble.

Recorrido

Jorge sale muy temprano por la mañana para lograr alimentos para el almuerzo. Aclara que debe “hacerse un cronograma de recorrido para no chocar con el horario de los camiones de recolección”.

Visita por lo menos 15 contenedores y no solo consigue yuca, sino también legumbres y verduras que sirven para llenar la bolsa que acostumbra llevar.

“A veces estamos tres o cuatro personas en un mismo contenedor. Por eso me gusta llegar temprano, porque si no otros se llevan lo mejor”, recalca.

Los depósitos de desechos se han convertido en la esperanza de muchas familias para alimentarse.

Alrededor de las 8:00 o 9:00 de la noche, Jorge vuelve a salir. A esa hora los negocios acostumbran a limpiar y llevar los desperdicios a la basura, explica. Con lo que consiga resuelve la cena y quizás el desayuno.

La necesidad de mitigar el hambre de sus hijos hace a un lado la pena para el padre. “No me da vergüenza. Primero es mi familia y si ese es el único modo de subsistir, lo seguiré haciendo”, relata al mismo tiempo que escoge minuciosamente algunos trozos de yuca.

Recalca que para disminuir el riesgo de consumir alimentos que hayan estado en contacto con la basura, su esposa lava bien lo que encuentre con agua y un poco de cloro.

“Hasta ahora ninguno en mi casa se ha enfermado, por eso tomo las precauciones de lavar todo muy bien”, asegura el carpintero.

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