Deslizamiento de tierra pone en riesgo a 30 familias
Al borde de un precipicio transitan los vehículos y personas en la calle principal del sector La Sonrisa, en la parroquia Manuel Dagnino. Al menos unas 30 familias están en riesgo.
La lluvia socava cada día más centímetros el muro de arena —casi al colapso— que separa este sector con el de María Concepción Palacios.
“Nuestros niños no pueden ni salir solos al frente a jugar o montar bicicleta porque nos da miedo”, comenta Milagros Fernández, vecina de la comunidad.
Al medio de la carretera, un hueco de ocho metros que se hizo para la instalación de colectores, hace casi tres años fue tapado con escombros y arena. El deslizamiento del bahareque cada día se acerca más al falso relleno, lo que podría originar un desastre, teme Fernández.
El muro de arena “sostiene” la parte trasera de al menos cinco casas. Las paredes y pisos comenzaron a cuartearse, cuenta Rosa Vellojín. En medio de su sala hay una zanja. “Siento que en cualquier momento nos vamos a ir por ese barranco. Cada vez que llueve es una angustia muy grande, porque nuestras casas quedan más al borde del precipicio”, contó la ama de casa, quien además pertenece al consejo comunal del sector.
“Hemos solicitado ayuda, pero al final nadie se mueve. En la parte de abajo, en María Concepción Palacios, la Misión Barrio Nuevo, Barrio Tricolor comenzó a ayudar con techados y puertas, pero si ese muro cede no va a quedar ni un solo techo de esos en buen estado”, advirtió.
Según Rosa, hay desorganización por parte de las juntas comunales, al tratarse de dos sectores diferentes. Por lo que instó a los líderes a ponerse de acuerdo para gestionar beneficios para los habitantes de las dos zonas.
Necesitan asfaltado
La calle es un terraplén, que los días lluviosos o en los que llega el agua se convierte en charcos y barro que dificultan el paso de carros y de los mismos vecinos del barrio.
“Necesitamos que nos asfalten. Vivimos entre arena y eso trae muchas consecuencias para la salud de nuestros niños. Solo pensamos en ellos”, recalcó Milagros.
Tan solo un poste alumbra las noches en la comunidad. Todos los demás quedaron sin lámparas. Es oscuro y peligroso de noche, sobre todo para los conductores, que en ocasiones se encuentran el precipicio de frente, por la falta de iluminación.
“Hace un tiempo, un carro casi se cae por ese barranco. No vio que la carretera se está consumiendo. Hubiese sido un desastre. Se mata el conductor y destroza las casas de abajo”, contaron.