Del privado al público: el salvavidas de la educación
Elizabeth Quintero tuvo que decidir sobre la educación de su hija, quien desde el preescolar estaba en una escuela privada, pero el aumento incontrolable de la matrícula provocó el cambio inmediato a una institución pública.
El año pasado, contó Elizabeth, la mensualidad era de dos mil 500 bolívares; a los meses, con un ajuste, pasó a seis mil, pero al cierre de este año escolar la directiva planteó varias alternativas de pago que iban desde 13 mil 800, a 50 mil bolívares, ninguna fue opción para ella, pues la más económica dejaba a su hija sin seguro estudiantil, y el pago adelantado del 10 %. El salvavidas de su educación era el cambio a una escuela pública para cursar el tercer grado.
Y lo hizo, llegó ayer, con su hija a la Escuela Primero de Agosto para inscribirla. Se veía tranquila, pero su niña asombrada y triste. “Sí, me da miedo porque es un colegio más grande, cuando su salón lo compartía con 18 compañeros, aquí hay 45, pero le explicamos que aunque tratemos no podemos pagarle su otra escuela”.
En el plantel, la directora Julieta Rosario recibe entre tres y cinco padres de escuelas privadas buscando cupo para sus hijos. “De cada diez padres, cuatro o cinco vienen de privados”, contó.
Es preocupante que a diario sean muchos más los padres que buscan una escuela pública para que sus hijos culminen la educación, dado que no todas cuentan con las condiciones de infraestructura para el incremento de matrícula que se avecina en este retorno a clases.
“Los grados más pedidos son desde primero a tercero. Los niños que vienen del preescolar, o los que iniciaron en su primer grado buscan espacio en la escuela, pues tenemos condiciones similares a esas instituciones, aires acondicionados, salones cómodos, educación de calidad, eso también ha hecho que los padres confíen”.
Por transporte también
El éxodo en las escuela tiene varias aristas, explicó Mayela Delgado, docente de la Escuela Inicial Platero y Yo. El incremento en las matrículas, la alimentación, y hasta el transporte.
Desde Santa Rosa de Agua, hasta la escuela, un transporte puede cobrar seis mil bolívares. Además, muchos ni- ños no tienen ni siquiera para llevar su lonchera. En ellas solo se ven arepitas y un termito de agua. “Muchos padres dejaron de traer a los niños porque no tienen comida, otros porque el sueldo no les rinde para cancelar un trasporte, y el 80 por ciento de los ingresos vienen de instituciones privadas”.
En la Escuela Básica Nacional Lucila Palacios, los números van en ascenso. Unos 230 cupos fueron solicitados por padres cuyos hijos estaban en escuelas privadas; sin embargo, la subdirectora, Milagros Várgas, explicó que no todos han confirmado el proceso de inscripción. ¿Cuál es la razón? “Que no les han entregado la documentación en los institutos privados porque deben”. Hasta ayer, solo 105 alumnos habían sido inscritos. Las aulas más pedidas son las del tercer grado.
En este colegio otros niños han abandonado porque se van del país. Sin embargo, la académica destacó que la escuela cuenta con cupos disponibles, especialmente en el turno de la tarde, y los representantes que realizan el proceso de inscripción sin documentos no se les negará el derecho.
Por su parte, Marlene Hernández, presidenta de la Federación Venezolana de Maestros seccional Zulia (FVMZ), destacó que el proceso de emigración de los niños a las escuelas públicas en su mayoría es porque los representantes no tienen cómo pagar la matrícula. Además, las escuelas se quedarán sin cupo fácilmente, “y hasta sin turnos, porque la capacidad que exige este acontecimiento es mucha”.
Empatía familiar
La matrícula escolar de la Unidad Educativa Don Feliciano Palacios y Sojos, ubicada en la parroquia Caracciolo Parra Pérez, no bajó de los 540 estudiantes inscritos.
“Mientras que otras instituciones cobran hasta 15 mil mensual, nosotros nos mantenemos 30 % por debajo de ese monto, pues entendemos la situación país, y creo que la educación es fundamental”, indicó Daniel Quintero, subdirector de la unidad que recibe a chamos desde primer grado a quinto año.
“Sí se han retirado estudiantes, pero ese diez por ciento de ausencia es por razones de mudanzas, no de costos”, aseguró.
Cambio en puertas
Desde la psicología, Leonardo Prieto enfatizó que los niños que iniciarán este periodo escolar en otra institución, pasarán por algunas complicaciones, pues “su cuerpo y su mente están acostumbrados a su ambiente, sus relaciones”.
Para el experto los niños podrán tener cambios de conducta, autoestima y emocionalidad, como la tristeza y la angustia, esta última se podrá reflejar incluso en los padres, quienes estarán preocupados por saber si la decisión fue la correcta.
No existe, según Prieto, un tiempo estándar para saber cuándo terminará este proceso de adaptación, pero garantizó que la evolución, para bien, dependerá del trato de los padres, del círculo educacional y la atención que puedan darle a los pequeños. Por lo que manifestó que las instituciones deben prepararse con profesionales de la psicología para atender cualquier manifestación de los infantes.
Para la líder de la FVMZ, la desadaptación será el reflejo de los niños que emigran a los planteles públicos. “Pasarán de ser niños alegres a tristes, que sienten malestar porque su papá o mamá los alejaron de su escuela, de sus amigos, de su espacio”.
El regreso está programado para el 16 de septiembre, donde muchos pequeños destacarán sus habilidades para iniciar su nuevo ciclo en el salvavidas de la educación: la escuela pública.