Colegio Jesús Terán "Chavín" pide que reactiven programa de alimentación y construyan cancha deportiva

Desde hace más de cuatro años el Programa de Alimentación Escolar (PAE) no llega a la escuela básica estadal Jesús Terán "Chavín", ubicada en el barrio Libertador, en la Curva de Molina de Maracaibo. Los niños de la institución palidecen ante la falta de comida, y tampoco cuentan con una cancha deportiva para sus clases de educación física.
La institución educativa, anteriormente conocida como colegio "Libertador", es dependiente de la Gobernación del Zulia, y no recibe los alimentos necesarios para sus estudiantes desde el año 2020, según denunció el director de la entidad.
Los 259 niños inscritos en el colegio en su mayoría provienen de zonas de escasos recursos de la parroquia Antonio Borjas Romero.
Este déficit ocasiona situaciones alarmantes, en donde los estudiantes se desmayan por el hambre, por ejemplo, mientras entonan el himno nacional de Venezuela, a primera hora.
“Hemos visto situaciones de niños que se desmayan porque no han desayunado, incluso llegando temprano a la hora del himno nacional, en varios casos se nos han desmayado niños porque no han podido comer”, comentó el director.
La cocina, sin embargo, se encuentra activa y a la espera de la llegada de alimentos. Con un freezer y una cocina industrial en funcionamiento, la escuela está en condiciones para atender las necesidades de sus alumnos.
El PAE, iniciativa creada en 1996, corre a cargo del Ministerio de Educación, el cual aseguró en septiembre que esperan beneficiar a más de cuatro millones de niños en toda Venezuela.
El colegio, que el pasado 15 de octubre cumplió su 57° aniversario, no cuenta tampoco con profesor de educación física ni cancha deportiva, que hoy es un espacio baldío y lleno de maleza. "Antes los niños jugaban en ese pedazo de tierra, que ahora está lleno de monte", comentó Beatriz Fuenmayor, maestra de sexto grado.
Los siete docentes de la institución son los encargados de tomar la materia de educación física únicamente por 30 minutos a la semana en otros espacios de la escuela, y en varias ocasiones deben solicitar los implementos a los propios alumnos para desarrollar las actividades.
Darren García, maestro de quinto grado, cuenta también como cerca del 60 % de los alumnos carecen de los útiles escolares necesarios, mientras las promesas de una dotación de libros siguen pasando sin concretarse.
“Traen cuadernos de los hermanitos que usaron el año anterior, muchas veces no podemos trabajar con un libro porque ellos no lo tienen”, reveló.
Por ello, los docentes se ven obligados a planificar en base a las carencias que presenta la escuela, y recurrir al ingenio para lograr enseñar lo establecido en el cronograma escolar.